MUSICA › PETER MURPHY REGRESA A LA ARGENTINA PARA PRESENTAR NINTH, SU NUEVO DISCO
El buen recuerdo de su presentación de 2009 en el Gran Rex hace que lo de esta noche en el Teatro Vorterix pueda ser considerado una cita de honor. Habrá música reciente, un repaso de su carrera y algunas canciones de la banda que ya no tendrá otro regreso.
› Por Luis Paz
Peter Murphy hizo su primera aparición cinematográfica en El ansia (1983), una claustrofóbica historia nocturna acerca de una vampiresa (Catherine Deneuve) y su pareja (David Bowie), que salían a boliches para levantar a sus víctimas y hacer lo que hacen los chupasangres. Pero no fue aquella película del productor de acción Tony Scott (Top Gun, El último boy scout), en la que interpretó a un bolichero más, la que corroboró y dejó audiovisualmente documentados sus dotes de caballero negro, vampiro y muerto vivo; sino su brevísima participación, de apenas minuto y pico, en Eclipse, la tercera parte de la exitosa y cuadrangular saga Crepúsculo. “Espero que haya sido una preparación para conseguir roles más sustanciosos en películas o para la televisión”, desea Murphy. “Es algo natural para mí todo eso de estar en el set, el montaje y toda la cosa. Me sienta muy bien”, se califica para Página/12, antes de hacer eso que mejor le sale y para lo que no necesita capas, prótesis dentales, pelucas ni trajes de teletubbie: interpretar música. El cantante conocido por haber encabezado el célebre grupo oscuro Bauhaus tocará esta noche en el Teatro Vorterix (Lacroze 3455, a las 21).
“Recuerdo el anterior concierto en Argentina alborozado y encantado por haber visto a tan grande y leal público en un teatro tan bello”, comienza, siempre con un cuidado milimétrico por las palabras, refiriéndose al recital que dio en el Gran Rex en febrero de 2009. “La vista desde el escenario fue clásica y creo que la música que salió desde el tablado fue increíblemente maravillosa. Especialmente la que lanzó ese cantante con los más hermosos ojos azules que uno pueda desear para un hombre”, completa de una manera bastante poco ortodoxa. Es que así como sus bellas construcciones literarias fueron un pilar necesario para su supervivencia a Bauhaus, un combo que apenas duró cinco años, pero determinó una ética y una estética para radicar oscuridades en la música alternativa, por otro lado, tampoco lo hubiese logrado sin su culto a la imagen y la iconografía.
Mientras que entonces visitó Buenos Aires sin ningún motivo concreto más que su permanencia –su anterior disco, Unshattered, había salido en 2004; y de Go Away White, el que marcó el pináculo del intento de regreso de Bauhaus, no hizo muchas tampoco–, esta vez Murphy actuará en el marco de la gira de presentación de su álbum Ninth, posiblemente el más interesante que haya hecho en este siglo. “Dado que estuvimos entregados a mostrar este disco durante un año, a esta altura estoy tan acostumbrado a estos conciertos que no me puedo imaginar cómo eran los anteriores. Siempre agrego y cambio las canciones satélites que orbitan a Ninth para incluir todo mi trabajo anterior, todos mis discos, incluso los de Bauhaus. A mi parecer, las canciones sirven como herramientas para contar historias y crear experiencias teatrales vívidas. Lo que me resulta más importante es que tanto el artista como el público alcancen juntos una experiencia colectiva que no sólo les eleve el corazón, sino que también les caliente la entrepierna.”
Murphy siempre ha usado más o menos los mismos ingredientes para su fórmula de la pasión: la voz de hechicero ancestral, el versado bíblico, movimientos entre el glam y una hipotética danza contemporánea surgida de Ciudad Gótica, texturas sonoras con recovecos poco convencionales y carisma, mucho más que el que Tom Cruise o Brad Pitt hayan mostrado en Entrevista con el vampiro o en cualquier otra película de cualquiera de ambos.
Este crooner de cementerio, este poeta de catacumbas con cajas y cajas de whisky y camas con sábanas de leopardo invocó a Bela Lugosi y cobró algo de la inmortalidad de aquél en su despliegue de marcas de influencia sobre artistas como Trent Reznor, de Nine Inch Nails, o los locales Richard Coleman y Palo Pandolfo. Pero, a la vez, fue parte de una escena que es aún trasnacional y popular: la música alternativa. A algunos de sus más célebres autores homenajeó justo en aquel comienzo de 2009 en el que pasó por Argentina, lanzando una serie de versiones de Lennon, Bowie, Joy Division y NIN. De hecho, aquí interpretó sus versiones de “Hurt”, del último grupo; “Transmission”, del anteúltimo; y “Oh You Pretty Things”, “Quicksand” y “Be my Wife”, de Bowie. O la canción que eligió para clausurar aquel notable concierto: “Lust for Life”, de Iggy Pop. “No creo que vuelva a hacer covers esta vez, aunque conmigo nunca se sabe”, juega.
Pero aparecer en adaptaciones cinematográficas y jugar al karaoke sobre piezas musicales merecedoras de su favoritismo no fue lo único que Murphy hizo en estos últimos años. Hacia un lado y el otro del arco tendido entre artes y negocios, el músico realizó en enero un muy restringido espectáculo, llamado The Miracula Sessions, que por un costo de cuatro mil dólares ofreció un recital, una cena, una fiesta y una entrevista pública para 50 de sus más acaudalados fanáticos. Y tres meses después fue publicado el EP InGladAloneness, de Dali’s Car, proyecto del bajista Mick Karn –célebre expansor del bajo fretless a través del grupo Japan, fallecido a comienzos de 2011–, en el que Murphy colaboró con sus voces. “Ese lanzamiento es uno de los más profundamente conmovedores y auténticos que hayan aparecido en el último tiempo en la música. Es un verdadero disco de Mick, con todo su trabajo durante sus últimos días. Estoy orgulloso de haber tomado parte en ese trabajo y de que Steve Jansen (baterista de Japan) se haya sumado.”
–Intentó el regreso de Bauhaus en dos ocasiones. A mediados de los ’90 no se logró mucho, pero en la década pasada estuvieron tres años juntos, de gira y con la grabación de Go Away White. Sin embargo, volvieron a implosionar. Con todos los regresos recientes de bandas inglesas de los ’80, ¿no hay otra vuelta más?
–Bauhaus es un pato muerto. Sólo reviviría a Bauhaus de manera auténtica por decisión propia. No necesito a los otros tres: hay mucha actitud negativa hacia mí y una grosera falta de respeto. Bauhaus ha muerto, que viva el rey.
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