Lun 20.08.2012
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MUSICA › CONCHA BUIKA, LA “PERLA NEGRA DEL FLAMENCO”, SE PRESENTA EN LA ARGENTINA

“Soy multiforme con capacidad mutante”

La cantante mallorquí es “apátrida”, más por el destino que por propia voluntad. Hija de emigrantes africanos de Guinea, viajó por todo el mundo y en sus discos el flamenco está filtrado por otras músicas: “Pertenezco a muchos sitios y también soy muchas personas”.

› Por Sergio Sánchez

Si algo no le falta a la española Concha Buika es sinceridad. La cantante hizo lo que mejor sabe hacer en algunas escenas de la última película de Pedro Almodóvar, La piel que habito, y Página/12, para romper el hielo, le preguntó si le había gustado el resultado final. “¡No la he visto!”, confiesa detrás del teléfono, sin el menor ánimo de responder lo políticamente correcto y “caretearla”, como se diría en Buenos Aires. “¿Para qué te voy a mentir? Me gusta mentir para divertirme. Pero no hay que mentirles a los hermanos y a los compañeros. Yo no podría mentirle a Pedro en esto. Seguro el día que la vea voy a flipar. Cuando lo haga, te cuento qué me pareció”, dice, con la frontalidad y el desprejuicio que la caracterizan. Buika acaba de publicar En mi piel, un disco que recopila las canciones más representativas de sus tres discos, más dos composiciones inéditas. La “Perla Negra del Flamenco”, como se la conoce, llega a la Argentina en el marco de una gira mundial y se presentará mañana a las 21 en el Teatro Gran Rex (Corrientes 857), previo paso por Córdoba y Rosario.

Aunque se la vincule directamente con el flamenco y todos coincidan en que le aportó aires frescos al género, lo cierto es que en su música conviven una fuerte dosis de jazz, soul y blues. Esto se debe, quizás, a la sangre que corre por sus venas. Hija de padres emigrantes africanos de Guinea Ecuatorial, nació en la isla de Mallorca más por casualidad que por elección familiar. “Soy un poco apátrida por circunstancias, no por voluntad, sino porque nací en un lugar de donde no eran mis padres. No tengo raíces familiares en el lugar donde nací, ni tampoco en los múltiples lugares en los que me crié”, cuenta Buika, quien desde pequeña entabló vínculos intensos con las comunidades gitanas de Mallorca. Y, como creía que no era de ninguna parte sino que su lugar en el mundo era el mundo mismo, se largó a andar. “He viajado mucho y sigo viajando, educándome y criándome. Canto en muchos idiomas, soy de muchos sitios y también soy muchas personas, aunque sólo me han regalado una vida. Obviamente, todo eso influye en la música que hago o en lo que escribo. Soy una amalgama de culturas y cosas”, dice, quien hoy divide su vida principalmente entre Miami y España.

El repertorio de Buika está integrado por composiciones propias y de otros autores, como de su productor Javier Limón, quien “descubrió” su talento como cantante. Sin embargo, sean de autoría propia o ajena, las canciones que salen de la garganta de Buika consiguen un color especial. Su voz conjuga el desgarro flamenco y la nocturnidad del jazz. Entre las canciones que Buika hizo suyas está el tango “Nostalgias”, de Juan Carlos Cobián y Enrique Cadícamo, que está incluido en el compilado. “Lo cantaba mucho mi madre. He oído mil versiones de ese tema y lo he cantado muchas veces, pero la primera vez que lo escuché fue por mi madre. Siempre estuvo rondando por mi casa y me acompañará durante toda la vida”, recuerda Buika. Y va más allá: “Yo les pido siempre a los países que dejen que sintamos a esos artistas como parte de todos nosotros, de todos los que hemos nacido en otras partes. Son artistas universales, son de todas partes aunque hayan nacido aquí o allá. Si me hubieran preguntado quién cantaba ese tema yo hubiera contestado ‘mi madre’. ‘¿Y quién lo compuso?’ El corazón de todos”. Además, Buika le pone su sello al clásico “Volver”, de Carlos Gardel y Alfredo Le Pera, que también está en el disco nuevo.

–¿Considera que su música tiene una fuerte impronta flamenca?

–No lo sé, yo oigo de todo. Según quién me entreviste, según quién me hable, según qué haya leído o qué haya oído cuando me ha escuchado. Yo canto desde un sitio que conozco, pero no sé desde dónde me escuchan. A veces me dicen que mi voz es de blues, a veces que canto flamenco, otras veces jazz o que tengo una amalgama de todo. No lo sé. Yo no le busco definiciones. Definir a un ser es hacerlo pequeño. No existen las palabras para definir a un ser. Soy multiforme y con capacidad mutante.

–¿Cuándo se dio cuenta de que podía cantar?

–Empecé a cantar cuando me di cuenta de que podía contar la verdad. O sea que sólo canto a veces (risas). Trato de contar las cosas tal como creo que son, ni más ni menos que eso, sin miedo, abriéndome la camiseta. Cantar es confesar. Las cosas se suelen dar, no las busco. Soy muy vaga para las búsquedas, soy más de encontrar. La música siempre está por delante, ya sea para hundirnos o para sacarnos hacia arriba. Cuando uno se sube al escenario para contar mentiras, la misma música se da cuenta. He visto alguno que otro escenario que se hundió, porque el artista no quiso enfrentarse a la verdad.

–¿Cuándo encuentra el mejor momento para componer?

–Vivo en el estudio, compongo, escribo y saco fotografías. Soy loca de la soledad. Me gusta mucho el encierro. Puedo pasar días y días encerrada en el estudio sin ducharme, comiendo fatal o casi sin comer, con una bolsita de marihuana y una botella de ron, y los teléfonos de mi hijo y mi madre. Soy una persona de mucha quietud, mucha lejanía. La escritura a veces depende de la persona, pero a mí me requiere de mucho silencio. Pero no me refiero a la falta de ruido, sino al silencio de palabras, de mentiras y verdades, de culpabilidades e inocencias. Me gusta mucho ese limbo donde no existe prácticamente nada, sólo amor y luz.

–¿Cómo analiza la situación crítica por la que atraviesa España?

–Yo de política no entiendo. Mi padre era político y en mi casa hay una fuerte tendencia. Para mí política es otra cosa, es lo que hacemos los músicos o los cineastas. Es una palabra demasiado grandiosa, demasiado romántica y tremendamente utópica. No es lo que se hace en el palacio del Congreso o en las cámaras. Eso no sé cómo se llamará pero no es política. Yo entiendo de la política real, la que sí realmente consigue pactos de paz en todos los ámbitos. El pueblo es soberano y cuando no lo escuchan, pues se cabrea, como es lógico. Para mí política y guerra es lo que hacemos nosotros, los artistas. Son dos palabras demasiado bellas y las han convertido en negativas. Ir a luchar es tomar todo lo que tú tienes, llevarlo a otro lugar y enseñarlo para que la gente entienda que no hay que tener miedo. Eso es lo que hacemos los artistas, los cineastas, los bailarines, los escritores, los músicos, todos nosotros. Luchar es abrirte el pecho y desnudarte, enseñar el amor que tiene tu tierra, el amor que fabrica esas cosas tan maravillosas que somos nosotros. Luchar no es matar a gente o tirar bombas.

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