Miércoles, 29 de agosto de 2012 | Hoy
MUSICA › ALAN PARSONS LLEGA EL SáBADO AL LUNA PARK CON SU GIRA EYE 2 EYE
Este músico inglés fue ingeniero de sonido de The Dark Side of the Moon, de Pink Floyd, trabajó en Let It Be junto a Los Beatles, tuvo éxito con Alan Parsons Project, intentó con la música electrónica y da cursos sobre técnicas de grabación.
Por Cristian Vitale
Cada vez que suena The Dark Side of the Moon, hay que acordarse un poco de él. Al menos un poco. Alan Parsons estaba en el espacio y el tiempo indicados cuando Pink Floyd gestó su primera maravilla. Era ingeniero de sonido y jugaba de local en los estudios Abbey Road. A él se le atribuye que el loop inicial de “Money” no quedara relegado a categoría de demo. También la convocatoria de Clare Torry –la negra que pone a voz al inmenso “The Great Gig in the Sky”– o el poderoso sonido del reloj que despabila del viaje en el inicio de “Time”. Parsons, por entonces 25 años, ya tenía cierta experiencia como artesano del sonido. Más allá de tocar piano y guitarra en bandas under de Londres, había trabajado en Let It Be, último disco Beatle, en los primeros trabajos de Wings –banda post Beatle de Paul McCartney–, y algunas gemas de los Hollies tardíos como “He Ain’t Heavy He’s My Brother” y “The Air That I Breathe”. A la par, pergeñaba el grupo que iba a ser expresión y correlato tangible de sus ideas de pecera: el Alan Parsons Project, que fundó junto a Eric Woolfson en los ’70 y provocó algunos discos que pasarían, claro, más inadvertidos que The Dark Side..., pero no tanto como para quedar en el anonimato. Tales Of Mystery And Imagination, I Robot y Pyramid, entre ellos.
Pasaron casi cuarenta años y este pedazo de historia, hoy cómodamente establecido entre montañas, perros, hijos y mujer en California, llega a la Argentina para refrendar su pasado y señalar su presente. “Cuando comencé mi camino como músico traté de desarrollar mi propio estilo, no me interesaba seguir ningún otro. Creo que no hubo grandes cambios desde los ’70, la única cosa que realmente cambió es el sonido de la batería, pero estilísticamente no creo que haya habido grandes cambios”, dice hoy, tratando de unificar pasado y presente en una misma instancia. Parsons se presentará este sábado 1º de septiembre en el Luna Park (Bouchard 465), en el marco de su gira Eye 2 Eye, secundado por P. J. Olsson (voces y guitarra), Danny Thompson (batería), Guy Erez (bajo), Todd Cooper (saxo y voces), Alastair Greene (guitarra y voces), y Manny Focarazzo (teclados). “Vamos a tocar canciones nuevas como ‘All Our Yesterdays’, pero básicamente material de todos los tiempos. Siempre es un gran incentivo volver a tocar a la Argentina, por su público, por el calor de su gente y ¡por la comida!”, se entusiasma.
–En general, al menos en la Argentina, permanece más fresca la primera época del Alan Parsons Project que sus trabajos y proyectos posteriores. ¿Cómo lo toma?
–Lo entiendo, sí, porque mirándolo a la distancia fue una época donde surgieron muchas cosas. El Alan Parsons Project fue una suerte de comunión entre mis cualidades creativas y tecnológicas y las grandes canciones del siempre recordado Woolfson. No fuimos una banda, ni siquiera tocábamos en vivo en esa época. Pero hicimos buenos discos y canciones, como “Eye in the Sky” o “Don’t Answer Me”, que sirvieron para vender discos y ser reconocidos.
–Además, por coincidencia temporal, pesaba el hecho de que haya sido el ingeniero de sonido de uno de los discos más importantes de la historia...
–Sí, la verdad es que puedo decir que fui un hombre con mucha suerte. Todos sabíamos que Dark Side... era un disco muy especial y con los años nos dimos cuenta de que iba a ser uno de los mejores. Aun siendo optimistas, creo que ninguno de nosotros hubiera imaginado que todavía seguiría siendo pasado en las radios de todo el mundo. Recuerdo esa época con mucho cariño.
–¿Y su período con los Beatles?
–Bueno, sí, en 1969 podría decir que el destino me puso en Abbey Road y con los Beatles. Estaban grabando lo que luego sería Let It Be, cuando George Martin llamó al estudio para pedir que le mandaran una consola. Tuve la suerte de ser el encargado de que el equipo llegase a sus manos y allí quedé trabajando junto a ellos. Para mí, como fan, fue lo máximo y un gran espaldarazo para el inicio de mi carrera. Es sin dudas uno de los trabajos más importantes que hice en mi vida. Aprendí muchísimo en esa época pero, a pesar de mi entusiasmo, no fue nada fácil trabajar con Lennon y McCartney en esos días. No estaban pasando por un buen momento, era notorio que había grandes diferencias personales y fue difícil para nosotros y para ellos.
Tras aquel período propicio –al menos en términos de reconocimiento popular– que atravesó entre Beatles, Pink Floyd y el APP, el músico ingeniero, distanciado de su socio Woolfson, siguió su rumbo combinando actuaciones en vivo junto al Alan Parsons Live Project, con discos ligados a la música electrónica (A Valid Path, Time Machine) y un proyecto pedagógico que ha recibido luz bajo el nombre de The Art And Science Of Sound Recording (El arte y la ciencia de la grabación de sonido). “Se trata de un documental didáctico que se puede encontrar online o en formato físico de tres DVD, que describe cómo funcionan los procesos de grabación en el estudio”, informa Parsons, que acompaña los cursos con las “Masterclass Training Session” que, casualmente, debutaron el año pasado en la Universidad de Lanús. “Es una suerte de viaje educativo hacia las técnicas de ingeniería y producción para producir música. Siempre estuve movilizado por la tecnología y la innovación técnica, y en las charlas intento enseñar el secreto para volcarle al talento que puede haber dentro de cada uno. Es una jornada de unas diez horas con un reducido número de gente donde hasta grabamos una banda”, señala Parsons, cuyos últimos “clientes” musicales son el virtuoso del ukelele Jake Shimabukuro y el mexicano Aleks Syntek.
–¿Por qué se ha volcado a la música electrónica en los últimos tiempos, luego de una carrera relacionada, centralmente, con el rock sinfónico conceptual?
–Porque la música electrónica es la categoría de mayor crecimiento en este momento y me gusta trabajar con nuevas personas y nuevas tecnologías. Desde muy chico sentí una especial vibración, verdadera pasión por la música y siempre fue variable... Sé que mi experimento con la música electrónica no resultó muy exitoso, pero fue interesante. Soy el primero en reconocer que mis años con Alan Parsons Project es lo que la gente quiere escuchar, así que ésa es la columna vertebral de mi espectáculo.
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