Si se queda donde nació (la Quebrada de Humahuaca) se adormece. Eso dice José Simón. “Allá te tranquilizás tanto que te desactivás”, descarga. Pero si vuelve a vivir en Buenos Aires, donde anidó años atrás, el veloz ritmo cotidiano lo supera. Entonces optó por San Salvador y allí permanece, desde hace cuatro años. Los matices que median entre velocidad y quietud no son apenas un detalle de adaptación-ambiente para este joven quebradeño que toca la guitarra, canta, compone bailecitos, sayas, taquiraris y huaynos, y acaba de editar –para tornar tangibles tales condiciones– su tercer disco: Madre volverá. “Es un lugar ideal para hacer base”, refiere sobre la ciudad madre del NOA y, desde tal punto, identifica algunos ejes del trabajo. En principio, un anclaje nodal del ser jujeño: la Pachamama. “Que la madre volverá, significa que nosotros le pertenecemos a la tierra y no ella a nosotros... estamos de paso en este mundo y muchas veces por necesidad de poder y avaricia nos olvidamos de cómo la tratamos. Y al olvidarnos de eso, también nos estamos olvidando de disfrutar de un árbol, de un aroma, de una brisa”, argumenta, como un esteta de la naturaleza.

Madre volverá, entonces, alcanza de utopía. Y da, además, con la imagen que presenta el disco: un ombú agitando sus ramas en un paraje campero, bajo una tormenta y encima de un Simón chiquito, cruzado de piernas e indefenso ante tal fortaleza. “Digamos que el mensaje de este disco es que, más allá de lo que el hombre le haga a la tierra, ella es la dueña y ella va a recuperar su energía en el momento que quiera, y los que vamos a desaparecer vamos a ser nosotros”, presagia el también productor, cuyos antecedentes de acción lo ubican como un peso pesado de la música del NOA. No sólo por haber dejado un testimonio vital de tal condición en sus dos discos anteriores (Bastonera de Humahuaca y Engualichao), sino por jugarse y organizar peñas en su tierra (La Carnavalera, por caso) o producirle discos, con tacto jujeño, a otros de su pago: las (sus) hermanas Simón (Isabel y Angélica), Daniel Vedia o Adela Guerrero, una de las voces más antiguas y emblemáticas de la provincia. “Es una reliquia. Hemos utilizado un fragmento de un tema que ella grabó en disco de pasta, hace 50 años, y creo que hicimos un aporte importante... es como un alimento del alma”, sostiene.

Si las músicas que recrea Simón, propias o ajenas, adquieren un tono casi artesanal que enlaza directamente con un aura de Pachamama musical (cualquier tema que se escuche de Madre volverá así lo testimonia), su labor como productor lo ubica en el mismo carril. Simón no da con el perfil de productor-estrella, de esos que transforman arena en oro, en clave de pop, semirrock o cancioncita romántica. No “inventa” productos para la industria. Por el contrario, moldea y modela músicas ligadas a patrones más artesanales. Y cuando esa es la intención, la labor se multiplica. “Sos un poco el director musical, el artístico y el ejecutivo, porque aunque la plata no la pongas vos, sí definís de qué manera va a ser distribuida para que los proyectos no queden en el camino”, cuenta.

–Siempre se habla de los productores estrella y sus fórmulas para inventar hits, pero poco de quienes trabajan la música interesados en otros focos. ¿Cómo se planta usted cuando tiene que “orientar” a los músicos que produce?

–A mí me gusta encontrarles un giro a los temas tradicionales para que suenen un poco más modernos, que se actualicen, digamos. A ver, por ahí te encontrás con huaynos que son reliquias... yo a veces agarro a mi vieja, la siento al lado, le hago un cariñito en la espalda y empieza a largar unos temas viejos impresionantes... el desafío, después, es que ese tema antiguo suene a moderno, pero sin perder su raíz.

–¿A qué se refiere con moderno?

–A aumentar un bajo, o una batería, pese a que casi todas mis producciones no tienen instrumentos eléctricos. Generalmente, las guitarras son reales y los pianos también... está bien, está el bajo, o por ahí un teclado con sistema midi, pero siempre buscamos el sonido a madera, natural.

–¿Cuánto hay de ese concepto en su propio disco?

–Bueno, hay un solo tema antiguo, “Ahijuna / Yaveña”, que es el que hemos grabado con mi madre y mis hermanas. “Ahijuna”, incluso, tiene la parte de la introducción cantada como se hacía antiguamente, en los carnavales. El canto con una percusión y algún instrumento ayudando la melodía, que después engancha con “Yaveña”, un huayno muy antiguo de Jujuy, que entra con una guitarra de cuerdas de acero. Entonces, la pieza está tocada de una forma súper tradicional y, al mismo tiempo, con una guitarra de cuerdas de acero.