MUSICA › LILIANA VITALE CIERRA HOY EL CICLO LOS VIERNES MUSICA DE PAGINA/12
La notable cantante pondrá hoy el broche de oro al ciclo que contacta a los lectores con grandes artistas. Para Vitale, la velada será un modo de unir diferentes caminos recorridos, con canciones de todas las épocas y un adelanto del disco que vendrá.
› Por Karina Micheletto
Finaliza septiembre y, junto con el mes de la primavera, el ciclo Los viernes música, que tradicionalmente Página/12 ofrece a sus lectores, con lo mejor de la música argentina. La última fecha guarda una exquisita propuesta, que se anuncia “renovada” aún en los temas ya transitados, y con algo del nuevo repertorio que está listo para mostrar, entre la música, la poesía y la literatura. La cantante Liliana Vitale será la protagonista del cierre del ciclo, hoy a partir de las 20 en el auditorio de la Sociedad de Distribuidores de Diarios, Revistas y Afines (Belgrano 1732). La acompañarán Ana Ponce en percusión y Susana Ratcliff en bandoneón, parte de la banda que ya prepara el nuevo disco, ese del que la intérprete habla con un entusiasmo contagioso.
Vitale tiene varios motivos para entusiasmarse contagiosamente. Está el disco y están los próximos conciertos en los que irá rodándolo (tras la fecha de hoy, seguirá presentándose todos los sábados de octubre a las 12.30 en Los Chisperos, Carlos Calvo 240, siempre con amigos invitados, como Claudia Puyó). Y también la reciente nominación a los Premios Gardel por Humanas –voces–, el disco que grabó en dúo con Verónica Condomí. “Esta nueva etapa me encuentra renovada en muchos planos y, como es lógico, eso se traslada también a la música”, dice Vitale a Página/12. “En la primera parte de este recital habrá un repaso de uno o dos temas de cada disco editado, que de todos modos sonarán nuevos, en compañía de las chicas. En la segunda parte estaré mostrando lo nuevo, un recorrido de canciones y textos. Abro con una intervención rítmica sobre ‘Me caigo y me levanto’, un texto de Julio Cortázar. Luego hay algunas canciones que tienen que ver con lo que podría llamar ‘la voz de infancia’: Spinetta, Serrat, Piero, también cosas inéditas. Y después algo llamado alguna vez ‘la voz de la máscara de atrás’: canciones de amor, pero del lado oscuro del amor. Eso sí: soy una eterna amiga de los instrumentos acústicos. Eso no va a cambiar, ¡y menos ahora que está de moda!”, se ríe.
–Su trabajo tiene la característica de ser muy diverso, con discos que la llevan a lugares únicos. ¿Cómo reúne esa diversidad en un show, más allá de la banda que la acompaña?
–El hilo conductor de todo lo que hice es la voz, en el sentido más singular de la palabra. Ese lugar en donde uno es uno, eso fue lo que me fue llevando. Los yanquis tienen esta palabra buena, que es crossover. No encuentro una traducción posible: yo soy una cantante crossover.
–Su trabajo en dúo con Verónica Condomí se ha sostenido mucho en el tiempo. ¿A qué cree que se debe?
–Se ha sostenido y se ha resignificado en cada etapa de nuestra vida. ¡Cuando empezamos, ella tenía 16 años y yo 17! Estábamos en el grupo MIA y le dije: ‘Vero, ¿no querés hacer un dúo de voces a capella?’. Así arrancamos, y así seguimos hasta hoy. Por supuesto, tiene muchísimo que ver la amistad, que es hermandad, a lo largo de la vida, el amor que nos tenemos entre nosotras y a la música, y sobre todo el respeto mutuo. Porque este siempre fue un ejercicio de dos personas muy diferentes. Y las diferencias enriquecen, pero también hay que saber bancarse esas aristas de dos mujeres fuertes. Por supuesto que ese camino está lleno de enseñanza, de eso hoy sabemos cada vez más: los opuestos se complementan, dos fuerzas que aparentemente trabajan en direcciones opuestas pueden hacer un acuerdo para que resulte. Todo esto de lo que ahora se teoriza, nosotras lo comprobamos en años de trabajo.
–Se define como “de la rama docente de los Vitale” y habla con mucha pasión de esa faceta suya. ¿Qué es lo que le despierta pasión en la docencia?
–Es algo muy natural en mí: siempre supe qué hacer en el acompañamiento de otro que está frente a una dificultad, acompañando, sin juzgar, en esa resolución, que es suya. Creo que desde que le expliqué cómo dividir a mi compañerita de banco supe que tenía facilidad para comunicar lo que aprendía. Digo enseñar y digo aprender, ambos momentos son simultáneos, parte del mismo proceso. Y a mí siempre me gustó aprender, siempre fui muy curiosa, aprendí a leer desde muy chiquita, todo me despertó muchísima curiosidad: lo filosófico de la vida, la ciencia exacta, la música, todo. Y como esto de aprender y enseñar son parte de un mismo círculo, el enriquecimiento es continuo. Si compartís algo material, te quedás con la mitad, más allá de las satisfacciones que te traiga ese acto de compartir. Pero si compartís lo que sabés, te quedás además con lo que aprendiste enseñando: siempre, siempre, más que antes.
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