MUSICA › MARIANA BIANCHINI PRESENTARá INDISCIPLINA, EL SáBADO, EN LA CIGALE
La cantante de Panza armó una banda integrada sólo por mujeres, Las Bailarinas Anarquistas, con la idea de que en su tercer disco solista fluyera una energía femenina. De ahí, por ejemplo, que la igualdad de género atraviese una canción como “Manifiesta”.
› Por Julia González
La idea de Mariana Bianchini era concebir una banda de mujeres y dar rienda suelta a la fantasía de invocar cuatro energías femeninas. Con un pasado escuchando a The Bangles, la cantante de Panza se preguntaba cómo sería tener una banda completamente de chicas. Y fue así que con un llamado interior a la desobediencia nació Indisciplina, su tercer disco solista. Pasaron tres años desde la edición del anterior, Bú, y este presente encuentra a Bianchini en una etapa de madurez musical, pero sobre todo, de plenitud personal. Y aunque siempre se sintió a gusto integrando una banda de hombres y siendo esa especie de “bendita tú eres entre todos los Panza”, había llegado la hora de rodearse absolutamente del carácter mujeril. Las conversaciones en los ensayos dejaron de ser de equipos y pedales, y pasaron a cubrir diferentes temáticas, como cuando las amigas se juntan a tomar mate: “Nos divertimos mucho, hablamos de depilación, de si te vino, de dónde te compraste la ropa. Uno va con Panza y escucha todo el tiempo conversaciones de instrumentos. Todas las chicas tocan y viven de la música, pero las conversaciones son de otra cosa, que cómo está la nena, que si tuvo fiebre o si está con alguien, o si está curtiendo con algún chico o una chica. Pero no se habla de instrumentos”. Camila Beszkin (bajo), Caro Caratti (piano) y Alejandra Moro (batería) son Las Bailarinas Anarquistas que acompañan a la cantante en Indisciplina. “Siempre fue como esa imagen de una bailarina de una cajita musical que rompía el vidrio y se escapaba, siempre me gustó esa idea. Entonces hice una marca de ropa que también se llamó Bailarina Anarquista, y siempre me siguió ese nombre. Hace mucho quería tener una banda de chicas, entonces se llamó así, como para que siga línea de donde venía”, explica Bianchini.
Uno de los discos favoritos de la vocalista es Discipline, de King Crimson, tal vez el disco que marca una ruptura en la historia de la banda: con la entrada de Adrian Belew como guitarrista y con el norte en un sonido más cercano al pop (o lo más cercano que pueda estar al pop una banda como Crimson). Y alguna analogía hay entre esta ruptura de Fripp y compañía en los ’80 y Mariana Bianchini, que dejó atrás una adolescencia punk para sentirse cómoda con la mujer que es hoy. El primer trabajo solista, Post-incubadora (2003), tenía un concepto de garaje; seis años más tarde editaba Bú, atravesada por los cataclismos hormonales del embarazo: “Fue vivirlo como algo medio visceral, no de encantamiento ni de nada muy naïf”. Entonces, Indisciplina –que tendrá presentación el sábado en La Cigale, 25 de Mayo 597– viene a plantar bandera a la hora de hacerse cargo del feminismo o de la igualdad de condiciones que ponen al hombre y a la mujer en el mismo anaquel.
–¿Cómo se define Indisciplina en cuanto a las letras?
–Este disco es un poco más general, no habla de una edad o de una situación. Es un poquito más abierto a partir de las letras, no está dirigido a un grupo de determinada edad, es más ecléctico. Si bien habla del feminismo, del amor en distintos momentos de la vida, es con una luz un poquito más optimista, también.
–En “Manifiesta” se habla de la igualdad. ¿Sería igualdad de género o social?
–En realidad, siempre estuvo presente la igualdad de género, porque cuando empecé a cantar en una banda de rock, el rock era –es– muy machista. Entonces siempre tuve una devolución del público muy buena, muy abierta. Pero la industria es muy tajante cuando dice que el rock es de hombres y eso siempre me dio pilas para meterme en el feminismo o en el rol de la mujer en los ámbitos laborales. Empecé a escribir algunas letras acerca de eso y seguí por ese camino. Siento que es un poco lo mío.
–Tal vez sea posible convertirse en una voz en pos de la igualdad de género dentro del rock.
–Sí, de la igualdad de género, de la igualdad social, de la integración. ¿Por qué en una banda no puede haber cantantes mujeres? Está bastante presente y a partir de que te pasa algo, empezás a meterte más. Qué raro, estamos en esta altura de la vida y sigue pasando esta discriminación de género. Entonces me sigue llegando ese tema, no es el único, pero es importante. “Manifiesta” es un poco eso, habla del rol de la mujer como líder o como una princesa que espera el príncipe que la venga a rescatar. Existe y es raro que nos críen de esa manera, porque la vida es otra cosa. ¿Por qué a las nenas nos regalan cocinitas y bebitos y a los hombres autitos? Todo está pensado.
–¿Y cómo relaciona Discipline de King Crimson con Indisciplina?
–Sólo capricho. Me gusta escucharlo en casa, me gusta ese estado de las guitarras y fue lograrlo desde el lugar de portarse mal, onda: “Ah, bueno, voy a ponerle el mismo o casi el mismo nombre”. Me gustaba el nombre fuerte, como cuando vas al colegio y te ponen: “Disciplina: 0, 4, a la dirección”. Siempre me porté bien, necesito portarme un poco mal.
–¿Y qué sería portarse mal?
–Tal vez sea relajarse y decir lo que uno piensa, hacer lo que uno quiere o tiene ganas de hacer, porque no podés hacerlo nunca. A veces le digo a mi hijo: “Bueno, cuando seas grande vas a poder hacer lo que querés”. Y, la verdad, no es así. Uno puede elegir la carrera que le gusta, estar con la persona que ama, tener hijos si quiere, pero ¿hacer exactamente lo que querés? ¿Cuándo hacés exactamente, absoluta y totalmente lo que querés? Entonces sería eso portarse mal: hacer pura y exclusivamente lo que querés. No sé quién puede.
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