Sáb 01.12.2012
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MUSICA › ULISES CONTI PRESENTA SU NUEVO DISCO LOS ACANTILADOS, HOY EN CAFE VINILO

“No quiero hacer música por inercia”

En los últimos años, la música de su anterior disco, Posters privados, posibilitó que tocara en varias ciudades de Europa. Quizá por eso, quien se define como “artista sonoro” se anima a sostener que “el mundo es la gran composición musical: cada vez creo más en eso”.

› Por  Santiago Rial Ungaro

La primera imagen que se ve es la de un hombre octogenario tocando el corno francés, parado en una roca al pie de un acantilado. Con el sonido del viento y del mar como telón de fondo, el hombre se lleva a los labios el instrumento y toca una melodía, majestuosa y atemporal, que coincide con la aparición en escena del rostro de la conocida actriz María Alché, la otra protagonista del videoclip “Cañones ocultos entre las flores”, primer tema de Los acantilados, el séptimo disco de Ulises Conti. La imagen, onírica e inexplicablemente épica, funciona perfectamente para entrar en el imaginario de un artista inclasificable: Ulises siempre fue hábil para atravesar con su música distintas disciplinas, como el cine, la danza, el teatro y las artes plásticas; lo mismo se puede decir de su capacidad de proveer de imágenes a sus músicas, de la que no sólo da cuenta la gráfica de este disco (una escultura de Rodin fotografiada por Jazmín Berakha), sino de los diseños gráficos de cada uno de sus siete discos. Y si a eso se le suma su interés por las actividades sonoras poco convencionales, como la sonorización de espacios públicos y las instalaciones de audio, el término “artista sonoro” aparece como un opción válida.

Músico de formación académica, Conti ha logrado que su música, despojada y altamente emocional, se distinga por la calidad de sus producciones, a cargo esta vez de su amigo Ezequiel Cutaia en Estudio 57. Ahí está la clave de la trascendencia internacional de su música, lo que le permitió viajar por tantas ciudades del mundo donde interpreta periódicamente su música, ya sea en su piano, colaborando con diferentes artistas o simplemente a través de su música: la totalidad de las copias en CD de la primera edición de Los acantilados fue íntegramente comprada desde Japón. “Yo creo en la figura de productor y el mérito en ese sentido es de Seca Cutaia, que le dio ese sonido al disco”, dice él. A pesar de ese rigor y ese cuidado, Los acantilados es un disco que se grabó en pocas sesiones. “La verdad es que antes me llevaba muchísimo tiempo cada disco y quizá en ese sentido Posters privados (grabado en una sola sesión en Kamerspiele Munich, Alemania) seguramente fue una experiencia que me marcó.”

Pero si Posters... fue un disco que tuvo al piano como protagonista exclusivo, este nuevo disco tiene, junto a la viola de Mariano Malamud, a la guitarra como gran protagonista, al punto de que Ulises bromea que por momentos parece un disco de “Nick Drake sin Nick Drake”. ¿Es éste el disco guitarrero de Ulises Conti? El músico frunce el ceño: “No. Guitarrero sería con guitarras rasgueadas, a lo sumo sería guitarrístico”, corrige sobre este disco lunar, pero no por eso taciturno, en el que violas y violonchelos conviven con el serrucho de Rodrigo Guerra y con las afinaciones abiertas de las guitarras. Pero es que si en general lo monotonal (el predominio de una tonalidad determinada, en este caso de Re) suele resultar monótono, sus piezas parecen penetrar en la esencia misma de esa tonalidad: no es casual que durante la charla con Página/12 aparezca el nombre de George Ivanovich Gurdjieff, y de la influencia de las versiones de sus himnos sagrados en las únicas dos piezas para piano que contiene el álbum. Siempre haciéndole honor a su nombre, a Ulises le gusta viajar, irse por la tangente, no sólo para viajar por todo el mundo (experiencia de lo que da cuenta el mismo de manera poética en su libro En Auckland ya es mañana, editado el año pasado por editorial Mansalva), sino también para encontrar siempre un margen para seguir explorando y encontrando sonidos. De hecho, hace poco realizó en una muestra de Jazmín Berakha la performance El piano invisible, tocando un oscilador del tamaño de un teléfono celular desde donde disparaba el sonido de un piano.

Es evidente que Ulises Conti se siente cómodo en los lugares periféricos, en los márgenes, ya sea grabando el sonido de un ascensor o usando el sonido de un acantilado (o mejor aún, la idea del sonido de un acantilado) como inspiración artística. Y es que, al fin de cuentas, su vehículo de viaje y su destino final son siempre el mismo: la música, el sonido. Ulises tiene un interés por la fenomenología del sonido y  ahí está en sus manos un libro del compositor y escritor canadiense R. Murray Shaffer, del cual pide permiso para leer un fragmento de un texto suyo titulado “Nunca vi un sonido”: “Toda creación es original. Todo sonido es nuevo. Ningún sonido puede ser repetido de manera exacta. Ni siquiera tu mismo nombre. Cada vez que se lo pronuncia es diferente. Y un sonido oído una vez no es lo mismo que un sonido oído dos veces, así como un sonido oído antes no es lo mismo que un sonido oído después. Todo sonido se suicida y no vuelve. Los músicos lo saben. Ninguna frase musical puede repetirse de manera idéntica dos veces. Los sonidos no pueden conocerse de la misma manera que puede conocerse lo que se ve. Lo orquesta mundial está tocando permanentemente. La oímos de adentro y de afuera; de cerca y de lejos. No existe el silencio para los vivos. No tenemos párpados en los oídos. Estamos condenados a oír”.

Ulises sigue leyendo, y aunque lo que plantea el texto es fascinante resulta inevitable tratar de provocarlo, pincharlo un poco: ¿esas búsquedas no pueden resultan un tanto ambiciosas o pretenciosas? Ulises sonríe perplejo: “¿Cómo va a ser pretencioso? Para nada, es al revés: esto es algo que hago para salir de la cosa más autómata y mecánica de hacer música por inercia. No necesariamente tenés que tocar en un club para mostrar lo que hacés. El mundo es la gran composición musical: cada vez creo más en eso”, dice y si su voz suena convincente es porque los hechos lo avalan: por algo decidió presentar el anterior Posters privados tocándolo en forma exclusiva para todos y cada una de las personas que lo contactaron vía mail para realizar la experiencia. Y quizá por eso mismo, sabiendo que a esta altura del año en los últimos cinco años estuvo en París, Barcelona, Budapest, Roma y Frankfurt, que Ulises Conti esté en Buenos Aires es algo raro. Escucharlo tocar en vivo junto a Mariano Malamud y a Juan Ravioli esta noche es una oportunidad de viajar, por lo menos un rato, a través del sonido: “Sí, hacía mucho tiempo que no estaba para esta época en Buenos Aires. La verdad que es hermoso estar acá y ver los jacarandás florecer”.

* Ulises Conti se presenta esta noche en Café Vinilo, Gorriti 3780.

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