Dom 02.12.2012
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MUSICA › LILIANA HERRERO PRESENTA EL SHOW INTERVALO EN EL SHA

Lo que está y lo que vendrá

La cantante cierra “un año muy intenso” con las canciones de Este tiempo, mientras ya imagina al sucesor de ese premiado álbum. “Estamos en el agitado transcurso del disco viejo al nuevo, que seguramente aparecerá, y entonces comenzaremos a grabar”, afirma.

› Por Santiago Giordano

Saludar cantando al año que se va, entre un disco que pasa y otro que llega. De eso, canciones más, palabras menos, se trata Intervalo, el show que Liliana Herrero presentará hoy a las 20 en el Teatro Sha (Sarmiento 2255). “Una brisa entre dos tiempos...” es el subtítulo del espectáculo; y enseguida la cantora se corrige. “Cuando comenzamos a armar el show pensé que ‘brisa’ era una idea apropiada, pero siento que en esta búsqueda ya nos envuelve un viento huracanado”, asegura y continúa: “Estoy pensando y trabajando en un nuevo disco, y quería cerrar este año, que fue muy intenso, tocando con la banda con la que hice Este tiempo. Lo de Intervalo tiene que ver con este compás de espera entre esto que está y lo que vendrá pero no sabemos bien qué será. Intervalo no es una pausa, sino una búsqueda, es el agitado transcurso del disco viejo al nuevo, que seguramente aparecerá, y entonces comenzaremos a grabar”. Herrero dice “aparecerá” y algo de brujería retumba en la palabra, que es casi la invocación de ese abracadabra que define como un camino abismal y gozoso, “en el que se sufre y se disfruta mucho”.

Uno de los disparadores del nuevo rumbo viene por el lado de “La diablera”, una zamba que Hilda Herrera y Antonio Nella Castro compusieron a fines de la década del ’60. “Una zamba que siempre me gustó, a la que recién ahora le encuentro algo que me moviliza –dice Herrero–. La música es muy bella, articulada de manera original, y la letra va cayendo como hachazos. Por ejemplo cuando dice (canta): ‘...cuando haga noche en medio de la huella, y se eche largo a largo debajo de algún tala, el diablero mirando las estrellas ya ni se acordará de cuánto gana’. Pienso esos versos como hachazos y esa idea de una persona que tiene como perspectiva tres segundos en la vida me está llevando a pensar un disco tal vez más furioso.”

Otro Premio Gardel en el rubro Mejor artista femenina de folklore por Este tiempo; la Mención de Honor Senador Domingo Faustino Sarmiento que entrega el Senado de la Nación; el Premio Cultura otorgado por la Universidad Nacional de Córdoba en ocasión de su 400 aniversario; el Premio a la Trayectoria Artística otorgado por el Fondo Nacional de las Artes. Herrero tarda un rato en definir este “año intenso”. “No me di cuenta, las cosas pasaron –asegura–. Nunca esperé nada. No esperar es un buen modo de estar en el mundo.” Hace algunas semanas compartió escenario con el pianista y compositor Guillermo Klein en el mítico Village Vanguard de Nueva York y dio clínicas en la Universidad de Yale y en el Smith College. “Trabajar con Guillermo es siempre una aventura placentera –cuenta–. Fueron seis días intensos, con dos conciertos por noche, en los que me puse a disposición de su música y su banda, y pudimos cantar también cosas del Cuchi y compartir con otros músicos.”

La participación en el relato de la serie documental Guerra Guazú, la guerra del Paraguay, dirigida por Pablo Reyero y Alejandro Fernández Mouján, y en Canción con todos, el ciclo documental dirigido por Sergio Schmucler que desde abril se emitirá por Canal Encuentro, abrieron nuevas perspectivas para Herrero. “La serie pasó por conversar con músicos de distintos países latinoamericanos acerca de la canción testimonial o como queramos llamarla –explica–. Como no soy una entrevistadora, fueron más bien charlas, que me permitieron preguntar y preguntarme cómo procede la historia, si linealmente, a saltos o a destrucciones necesarias. Fue interesante viajar por la Argentina, Chile, Uruguay, Cuba y Venezuela, y encontrarme con artistas como Teresa Parodi, Silvio Rodríguez o Pedro Luis Ferrer, además de muchos músicos jóvenes que miran y revisan la historia. Eso me dio un panorama complejo, cuyo nudo, me parece, está en superar ciertas trampas de la historia, eso de los viejos pensando que no hay más nada después de ellos y los jóvenes enredados en lo que tienen por aprender.”

La conversación sobre búsquedas se mueve hacia el sonido. Texturas, timbres, densidades. Herrero habla de lo que le suena en la cabeza y de los músicos que la acompañan: Martín Pantyrer (clarinete bajo), Mario Gusso (percusión), Ariel Naón (contrabajo) y Pedro Rossi (guitarras). “En el show van a estar como invitados Richard Nant y Juan Falú –anticipa–. Richard para que nos acompañe en algunos temas y Juan para que haga lo que quiera.” “En el sonido del próximo disco estoy pensando en un toque eléctrico en las guitarras –continúa– y en una marimba, la de Mauricio Bernal, un músico formidable que vive en Santa Fe.”

Participaciones recientes en los discos de Yusa, Raly Barrionuevo, Juan Falú, Orozco-Barrientos, en el proyecto “Gustavino Sinfónico” junto a Orquesta Sinfónica de Rosario dirigida por Nicolás Rauss, o también con Acido Criollo, Ligia Piro, Florencia Dávalos o la Orquesta Sudamericana de Nora Sarmoria, reflejan otra manera posible de estar en el mundo para Herrero. “Hay un costado de la música argentina que ha consolidado una personalidad precisa más allá de lo estético –dice–. Y me siento parte de ese lugar, que tiene que ver con el talento, claro, pero también con la convicción, con una música de este tiempo, nacida en la dificultad y por eso de gran hondura. Una música convencida de que está lista para muchas cosas. Que no sólo suena novedosa, sino que circula de manera novedosa.

–En este sentido, la recién sancionada Ley de la Música es una excelente noticia...

–Es “la” gran noticia. Como la ley de medios para la información, la creación del Instituto Nacional de la Música democratizará la vida musical del país. Está la gran posibilidad de pensar que la música es mucho más que el aporte ornamental a la identidad nacional. Hay que afirmar la idea de que la música carga sobre sí la responsabilidad de los mismos debates que son propios de la identidad nacional. Si lo pensamos así, la música irá más allá de su condición de simple divertimento o de decorosa frutilla del postre.

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