Lun 18.03.2013
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MUSICA › CARLOS VANDERA HABLA DE W, QUINTO DISCO DE SU COSECHA SOLISTA

En la ruta del autoconocimiento

El cantautor rosarino admite numerosas influencias en su formación musical, pero describe un camino personal para sus canciones. Vandera presentará su nuevo CD –que incluye el corte “Amante del vinilo”– este miércoles en Boris Club.

› Por Cristian Vitale

A Carlos Vandera le alcanzó con el poder de síntesis de una canción (tres minutos) para cantar punteando sobre pareceres: el Album blanco, Nevermind y Clics modernos; Lennon, los Stones y Robert Smith. Todo mezclado y rápido, como para marcar terreno. Para correr el péndulo del tiempo hacia atrás, descartar el MP3 y “la Internet” un rato, y entregarse al elixir del vinilo. Así le salió “Amante del vinilo”, primer corte entre los once posibles que pueblan W, quinto disco de su cosecha solista. ¿Otro enfermo del vinilo? “No –responde con contundencia–. No soy fanático. No me puse a pensar la canción como una cosa ideológica, ni como una bajada de línea, sólo que me pareció interesante la idea del vinilo, lo noble en las personas que prefieren escuchar música a través de él. Me gusta que las cosas sucedan sin comprenderlas”, señala, sobre una parte del todo que mostrará el próximo miércoles a las 22 en Boris Club (Gorriti 5568), secundado por Silvio Ottolini en batería, Matías Miguel y Pablo Vigo en guitarra, y Francisco Arancibia en bajo. “No sé, los cortes podrían haber sido ‘Si no lo hacés’ o ‘Un minuto antes’, también. En la medida en que canto las canciones, experimento cambios”, remarca.

Paradoja que tal vez explique la W, en tanto metáfora sobre los estados de ánimo extremos que trazan la forma de tal letra. Vandera, cantautor rosarino de largo orbitar sobre el planeta Páez, no es un acérrimo del vinilo, pero le hizo la canción, y es de las mejores del disco. Dice que tuvo muchos cuando adolescente, pero los extravió. Y que se condición de “amante” puede verse a través de otros ojos. Por caso los de Coki Debernardi, otro de los músicos que orbita sobre el mismo planeta. “Estábamos de gira con Confiar (disco de Fito) y cada vez que llegábamos a una ciudad, Coki me llevaba a la cueva del lugar. En Córdoba, España, nos metimos en la casa de un tipo que tenía como 80 años, y un galpón enorme lleno de vinilos. A ver: yo pienso que el tema de la música está bastardeado en esta época, y el vinilo me parece un lugar bueno para defender desde lo simbólico, ¿no? El tiempo que demorabas en ir a comprar el disco cuando sabías que estaba, llegar a tu casa, ponerlo, mirar la tapa, escucharlo, oler el celofán, todo un tiempo que ya perdimos para escuchar música, es algo romántico y noble.”

–“Lo que escuchás, habla de vos”, dice en la canción...

–Claro, de mis amigos, de gente que yo quiero mucho. De hecho, esa gente fue la que me llevó a elegirlo como corte.

–¿Y cuánto habla el disco de su trabajo con Fito Páez?

–Mucho. Igual creo que tomé un barco con la música que trata del autoconocimiento. Supongo que debo estar lleno de influencias, pero no lo puedo poner en un mapa y dar un porcentaje. Obviamente que trabajar con Fito no es cualquier cosa, pero lo importante está en la persona que trabaja y no en el artista, porque puede pasar de estar con un tipo así y no aprender nada, ¿no? Pero de Fito tomé la seriedad con que se toma la música, su capacidad de trabajo y su terquedad para llegar a lo que quiere. Es muy movilizante eso de estar horas y horas hasta llegar a lo que se busca.

Vandera, que también lleva creadas las músicas de más de 40 documentales (sobre Pancho Villa, Che Guevara, León Trotsky, etc.) para History Channel, Discovery Channel y Canal Encuentro, integró la banda de Páez durante las giras de Naturaleza sangre y Confía, además de producir El mundo cabe en una canción, y lleva grabados cuatro discos, más allá de W: Dinero a tus pies, Todo lo que quieras hacer, Banda original de sonido de una película inconclusa y Gravedad. “De Fito también rescato mucho las horas y horas demeando en su casa de San Telmo. De esas escenas nocturnas y bohemias es de donde más aprendí, más que en un estudio, donde todo está amplificado y hay más frío”, evoca.

–Muchos seguidores de Páez opinan que sus mejores discos fueron los primeros (Del 63, Giros, Ey!, etcétera). Dado que usted trabajó en varios de los posteriores, ¿cuál es su opinión?

–Dividir a cualquier artista no está bueno, es como desconocer el camino de la vida, y me parece ingrato hacia ellos. Ahora, en el caso de Fito, sus primeros discos son muy buenos por el hecho de que apareció un artista tan bueno y tan potente, pero me parece que ahora también tiene discos lindos. Abre, por ejemplo, me parece un discazo, y Naturaleza sangre también. Podemos decir de Wonder, de Prince, de Fito, no sé, tiene que ver con momentos, obligaciones. Mi premisa es la de disfrutar de la música, y hasta me gusta escuchar los discos malos de David Bowie, o los de Dylan cuando cambió la voz. Los artistas están más allá.

–¿Qué habla de usted la W?

–Que soy ciclotímico y dramático, tengo sangre italiana y dramatizo situaciones que no lo ameritan (risas).

–Pero tal vez sirva para ponerles música a documentales.

–Tal vez, sí. La música instrumental opina mucho sobre una imagen, y la carga de sentido, ¿no? La cosa es dar en el blanco con el sentimiento que el realizador le quiere poner, es algo muy lúdico, y tenés que pensar más rápido, hacer una música chiquita, hecha de pequeños detalles, efectos, sutilezas y, sobre todo, que diga mucho. Que sea mínima no implica que sea cualquier música.

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