Rosal actuará hoy a partir de las 21 en La Trastienda.

A una década de su concepción, Rosal celebrará esta noche su primera década de existencia con un espectáculo en el que, aparte de amigos, cotillón, tortita de aniversario y hasta una sorpresa, repasará un repertorio de canciones que hoy representan una oda a la resistencia del pop intransigente. “Nuestro impulso es hacer música”, reflexiona María Ezquiaga, vocalista y guitarrista de la agrupación. “Para mucha gente es importante llevar adelante un emprendimiento sonoro a toda costa, mientras que para otros sólo se trata de hacer dinero. Aunque también están los que ni siquiera tuvieron la oportunidad porque económicamente les fue imposible sostener un grupo. En Rosal, si bien recibimos la ayuda de un sinnúmero de personas que se interesaron en el concepto de la banda, nunca pensamos que era nuestro medio de vida, sin importar las consecuencias. Ni vale la pena hablar del tema porque me parece que es una propuesta en la que el eje no gira en torno de si ganamos plata o no con ella. En la Argentina, muy pocos tienen la posibilidad de llevar un proyecto artístico de verdad.”

No obstante, la conmemoración, hoy a partir de las 21 en La Trastienda (Balcarce 460), servirá para presentar las canciones del más reciente disco de estudio del hoy trío, Un fuerte en el corazón, que aparece a cuatro años de su álbum La casa de la noche, y a uno del DVD Altas horas. “Son nueve canciones en las que se nota la energía de las dos semanas en las que estuvimos grabándolas”, afirma el adalid del combinado. “Nos propusimos hacer un trabajo de groove más que en otros álbumes, retomando algo de Su majestad, nuestra tercera producción. A veces, cuando uno graba un material, querés hacer lo contrario o irte a otro lado con respecto a lo anteriormente realizado. Estamos abiertos a los cambios. Luego de apostar por lo rítmico, sentimos que ese aspecto, que contrasta con el perfil melancólico o incluso experimental que manifestó Rosal en diferentes etapas, no había quedado del todo desarrollado. Así que conseguimos el momento de sincronía para consumarlo. Coincide con el espíritu alegre, arriba y luminoso de Un fuerte en el corazón. Es contundente y, pese a que parezca mental, es igualmente muy emotivo.”

Además de los músicos que en algún momento escribieron un capítulo de la banda, como la bajista Julieta Ulanovsky, en el show de esta noche también serán de la partida los artistas invitados de Un fuerte en el corazón, activistas locales de ese punto de encuentro entre el pop y la tradición musical argentina, que tienen en Axel Krygier a uno de sus mayores representantes. “Nunca invité a nadie pensando en algo abstracto. A Axel le comenté que necesitaba una voz de hombre para una parte de una canción, porque necesitaba cubrir cierto registro, y tuvo la buena onda de hacerlo. Es un exponente que se pone al servicio de lo que necesita el otro.” Al mismo tiempo, el último título de Rosal sirve para dejar en evidencia la notable evolución compositiva que alcanzó Ezquiaga. “Antes de hacer un álbum no me planteo cuál será el eje temático. Sin embargo, esta vez hubo varias cosas que me hicieron modificar el modo de escribir: el disco Zii & Ziie de Caetano Veloso, que es conciso y simple, muy afín al rock nuevo, al igual que mi relación con la fotógrafa y poeta Guadalupe Gaona, con la que entendí que me convenía componer directamente desde la melodía.”

Al mismo tiempo que funciona como dínamo del conjunto que completan Ezequiel Kronenberg y Martín Caamaño, Ezquiaga es una de las piezas fundamentales del proyecto conceptual Varias Artistas, creado por Lucas Martí, y para el que, a través de dos discos, Papa (2007) y Se puede (2011), el prolífico cantautor argentino invitó a algunas de las artífices más representativas del pop, la música popular y el jazz local para que interpretaran temas de su autoría. “A Lucas lo admiro un montón. De todos los compositores de esa generación es uno de los que más destaco, junto, quizá, con un par más. Gracias a cantar con él, y en Varias Artistas, pude entender algo del intérprete y separarme de mi propia canción. Me da pena que no toquemos con mayor frecuencia, porque reúne muchas condiciones. Esa energía que se da en los shows en vivo sucede porque los temas son buenos. Suman esa cosa pop pegadiza con algo interesante. Se trata de una comunión muy especial porque todas estamos felices de poder participar en un proyecto novedoso que reúne la facilidad, el sentido del humor y la inteligencia de su autor.”

A poco más de dos meses de la realización del Pepsi Music 2013, todavía ronronea el mal sabor de la organización del festival, lo que sembró un clima de escepticismo acerca de la oferta y condiciones de los eventos masivos que comenzaron a develarse para el segundo semestre del año en Buenos Aires. Aunque muchas fueron las razones que ensombrecieron al espectáculo, entre ellas el pantanal en el que se tornó la otrora Ciudad Deportiva de Boca Juniors, el otro fue el maltrato a las bandas nacionales en la jornada de Pearl Jam, en la que tuvieron que salir a tocar sin que aún se hubiera dado acceso al público al predio. Si bien Rosal fue uno de los nombres afectados, Ezquiaga tira abajo algunas afirmaciones. “Ciertamente actuamos con las puertas cerradas, pero no fue una decisión personal contra nosotros. A pesar de que coincido con que es necesario que haya un nuevo espacio para los festivales, en otro sentido es una oportunidad para algunas agrupaciones para exhibirse. Se trató de una mala organización, aunque hay otras empresas que son peores porque les hacen firmar a los artistas para que les devuelvan la recaudación de Sadaic. Y PopArt no es una de ellas.”