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Martes, 11 de junio de 2013

MUSICA › MARISA MONTE

“En Brasil la sociedad y las leyes también están cambiando”

La cantautora brasileña apoyó en su país la causa del matrimonio igualitario. Inclusive, junto a sus amigos tribalistas Arnaldo Antunes y Carlinhos Brown grabó “Joga arroz”, tema que se transformó en himno de la campaña.

 Por Yumber Vera Rojas

Horas antes de atender a esta entrevista, Marisa Monte era trending topic en su país tras estrenar junto a sus amigos tribalistas, Arnaldo Antunes y Carlinhos Brown, “Joga arroz”, tema que se transformó en el himno de la campaña del casamiento civil igualitario, que en mayo último pasó a ser ley en Brasil, lo que lo convierte en la tercera nación latinoamericana en consentir el matrimonio homosexual. “Es un empujón para la causa”, afirma la cantautora brasileña, quien actuará esta noche y mañana en el Teatro Gran Rex, a las 21, al otro lado del teléfono, desde San Pablo. “Apoyo la ley porque te permite, en un marco legal, tener una unión civil entre personas del mismo sexo. Es una causa muy justa, a mi parecer. En Brasil, tanto la sociedad como el Congreso, están discutiendo ese asunto recién en este momento, algo que en Argentina sé que fue aprobado hace algunos años. Carlinhos, Arnaldo y yo tenemos muchos amigos homosexuales, así que conocemos a fondo sus necesidades, y por eso salimos a apoyar y a fortalecer al movimiento de esta manera”.

–Mientras ustedes estrenaban esta canción, miles de brasileños marcharon contra la ratificación de la ley. ¿Por qué existe tanta resistencia?

–Porque esta ley tiene su contraparte religiosa, que está dominada por algunas doctrinas conservadoras, y creo que, si bien es una resistencia natural, el mundo evolucionó. Se trata de una fuerza medio retrógrada que intenta frenar a un movimiento legítimo que desea avanzar.

–Si bien existe la idea de que Brasil es uno de los países más liberales del mundo, la historia pareciera demostrar lo contrario. Al tiempo que su terruño goza de una gran influencia de la población afrobrasileña, el último cónclave latinoamericano donde se abolió la esclavitud, junto con Cuba, fue el suyo, por ejemplo. ¿A qué se deben esas contradicciones?

–Creo que nuestras contradicciones son similares a las del resto de América latina. Pero la resistencia ante la abolición de la esclavitud no fue por razones morales, sino económicas, pues toda la producción del país estaba sustentada en la mano de obra esclava. No obstante, la sociedad brasileña siente la necesidad de entrar en sintonía con esa realidad global. Así que la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo es una nueva demostración de que en Brasil la sociedad y las leyes también están cambiando.

–Con la llegada de Dilma Rousseff a la presidencia, el español es una asignatura obligatoria en las escuelas brasileñas, con lo que se espera que su nación pueda acercase más a la América latina hispanoparlante. ¿A sus hijos les están enseñando el idioma?

–En la escuela de mis hijos no enseñan español, aunque es una institución educativa brasileña y liberal. Quizás eso suceda en los colegios públicos, pero no lo sé, no salí a comprobarlo. Especulo que su implementación será paulatina. Me encantaría que Brasil se integrara aún más al resto de los países de América latina que hablan español, porque nuestra proximidad es grande, además de que somos naciones muy jóvenes e históricamente tenemos muchos rasgos en común. Lamentablemente, a pesar de que persisten otras diferencias, lo que nos distanció fue el idioma. Cuando esa barrera desaparezca, la integración y el intercambio serán más fuertes, incluso a través de la música.

Mucho antes de que se sucedieran estas iniciativas que acercan a su país a la región, varios artistas brasileños se animaron a cantar en español para ampliar su espectro de público en el mercado de habla hispana, lo que permitió que con el tiempo exponentes como Roberto Carlos establecieran una relación no sólo con el idioma, con el cancionero típico y con sus otros colegas latinoamericanos, sino que se transformaran en ídolos.

–¿Qué opinión le merece la actual dinámica de la escena local con respecto a su voluntad de incorporarse a una movida panregional?

–Los tangos clásicos fueron muy populares en Brasil en los años cuarenta y cincuenta, y muchos de ellos fueron traducidos por grandes compositores nacionales. Los interpretaron cantantes increíbles, que se transformaron en figuras importantes en mi país. En mi último disco, O que você quer saber de verdade, incluí “Lencinho querido”, de Dalva de Oliveira, una versión de “El pañuelito”, de Juan de Dios Filiberto y Gabino Coria Penaloza, en la que colabora Café de los Maestros, con los que ya la había cantado en San Pablo, cuando hicimos una investigación sobre los artistas, géneros y rasgos en común de la música argentina y brasileña, y su evolución acá. Como Gustavo Santaolalla me había invitado a participar en un show de Bajofondo años antes, eso abrió la puerta para esta colaboración.

–A pesar de esta adaptación y de la colaboración con Julieta Venegas en su tema “Ilusión”, no existe aún registro suyo en español. ¿Lo piensa hacer alguna vez?

–Estoy abierta a trabajar con artistas de cualquier parte del mundo porque soy de la idea de que la música es una lengua en sí, una forma de comunicación, de aproximación y de intercambio maravillosa, que es capaz de transmitir un montón de emociones y sensaciones a personas que no hablan el mismo idioma. Aparte de que deja espacio para todo tipo de inventiva, como mezclar el portugués y el inglés en una sola canción. Podés hacer todas las variaciones posibles de combinaciones. Yo sigo siendo muy brasileña sin tener la necesidad de mostrar la mezcla.

Luego de visitar la Argentina para presentar sus álbumes Infinito particular y Universo ao meu redor, que salieron en forma simultánea en 2006, y con los que rindió culto al samba, la artista carioca de 45 años, regresa a la capital porteña para presentar esta vez su último trabajo de estudio, O que você quer saber de verdade, con el que volvió al ruedo después de dedicarse a criar a sus dos hijos, y en el que también recupera viejas mañas: su pasión por la MPB y sus colaboraciones en plano compositivo con Arnaldo y Carlinhos luego del álbum Tribalistas, al tiempo que sumó, amén de Gustavo Santaolalla, a Rodrigo Amarante (Little Joy, Los Hermanos, Orquesta Imperial) a su clan de cómplices en el diseño sonoro, al igual que Dadi (bajista de Barao Vermelho y Novos Baianos) como coproductor del disco. Además se amparó en su sitio web para promocionar este trabajo, el octavo que firma, lo que se tornó en una decisión inédita en la trayectoria de esta estrella que fue tapa de las revistas del país vecino apenas cumplió la mayoría de edad, tras dejar el canto lírico.

–A casi dos años del lanzamiento de O que você quer saber de verdade, ¿ya hizo un balance del disco? ¿Está satisfecha?

–Estoy muy feliz, me gusta mucho. Al álbum le fue muy bien desde su lanzamiento. Luego de todo este tiempo, el público lo sigue disfrutando. De manera que ya no es un disco mío, sino de la gente, pues tiene diferentes lecturas. Algunas de sus canciones fueron hits muy grandes en Brasil, y el público las corea en los shows en vivo, que hasta ahora estuvieron increíbles. Esta gira alterna los temas de O que você quer saber de verdade con los de mis trabajos anteriores, así como varias piezas inéditas.

–Su más reciente producción la trae de vuelta a Buenos Aires, al mismo escenario donde actuó la última vez que vino al país, en 2007. ¿Qué recuerdos tiene de esa visita?

–El Teatro Gran Rex es muy lindo, y el público argentino es caluroso, maravilloso y receptivo con la música brasileña, y no es un mérito mío, sino que fue un camino que abrieron muchos artistas que actuaron en Buenos Aires antes que yo. Estoy muy feliz de cantar allá nuevamente, pues es una ciudad que me encanta.

–Antes de desembarcar en la capital porteña en aquella oportunidad, advirtió que una de sus cuentas pendientes con la música era grabar con Manu Chao, quien vivía en Brasil en esa época. ¿Lo logró?

–Lamentablemente, no lo pude hacer. Si bien es cierto que él estaba viviendo acá en ese momento, nunca pudimos coincidir.

–¿Y en este preciso momento tiene alguna cuenta pendiente con la música?

–Ninguna, lo mío es sencillo. En la medida que vayan sucediendo las cosas, las oportunidades aparecen. Apuesto por la sorpresa, y es un proceso mucho más lento de lo que podría imaginar. Cuando pienso que voy a cantar en Buenos Aires, en el Gran Rex, y que no es la primera vez, eso no me lo hubiera imaginado cuando comencé en la música. Entonces me dejo sorprender, y aprovecho todas las oportunidades que se me presentan.

–Pareciera que cuando un exponente brasileño madura artísticamente, sobre todo si proviene del pop o el rock, está destinado a convertirse en un articulador de la MPB (Música Popular Brasileña). Con la nueva avanzada de artistas de música indie, de la que destacan figuras como Jair Neves, ¿cree que ese concepto cambiará?

–Es un concepto que refleja lo que es popular en Brasil. Si bien algunas personas asocian esa etiqueta a la música brasileña que se hizo en los años ’70 y ’80, el concepto está en constante evolución. A través de la mezcla y de innovaciones que surgen todo el tiempo, la producción en un país grande, con estilos tan diferentes, se trata de un estilo que representa la diversidad de mi país. Para mí es MPB todo lo que se comunica de una forma poderosa y que refleja a nuestra sociedad. Para que quede más claro: esto no es un género, sino un lenguaje sonoro nacional.

–¿Le gusta el fútbol?

–Me gusta, pero cuando Brasil juega la Copa del Mundo.

–Tras su participación en el cierre de los Juegos Olímpicos de Londres, hace poco participó en el Calendario Pirelli, que este año, a manera de previa del Mundial de 2014, eligió a Steve McCurry (autor de la legendaria foto de la niña afgana que apareció en la tapa de National Geographic en 1985) como fotógrafo y a once mujeres brasileñas que participan en acciones solidarias, entre las que se destaca usted. ¿Cómo vivió la experiencia?

–Se trató de una experiencia muy buena. Aunque el Calendario Pirelli está dedicado a modelos, esta vez cambió el concepto hacia mujeres que tengan relevancia en la vida social de un país. Me puso muy feliz cuando me invitaron, y más al saber que el fotógrafo no sería de modas, sino que se destacaba por su mirada sensible y profunda acerca de la belleza del ser humano.

El suceso tribalista

En 2002 se celebró la primera década de Tribalistas, posiblemente el último gran suceso de la música popular brasileña, que reunió a tres tótems sonoros –Marisa Monte, Carlinhos Brown y Arnaldo Antunes–, cuyo éxito radicó, pese a que ostentan personalidades artísticas muy bien definidas y con trayectorias de larga data, en que supieron complementarse a la perfección. Esto desa-tó un auge tan poderoso que se tornó en un proyecto que atentó con sus carreras unipersonales y hasta les valió más de un dolor de cabeza ante la expectativa de la secuela. “Tribalistas sucedió en un momento muy feliz, de mucha hermandad, de mucho placer dentro del estudio, de realización para todos, de unión, de colaboración. Luego de todo este tiempo, seguimos trabajando juntos, y ya pasaron diez años”, evoca Marisa. “Cuando terminamos el álbum, esa sensación de alegría se mantuvo en nosotros durante este tiempo. Reforzó nuestros lazos aún más, seguimos componiendo juntos, y le vino muy bien a las carreras de cada uno. Si bien nos iba bien antes de que apareciera, nos puso en otra esfera.”

Detalles del espectáculo

“Verdade, uma ilusao” es el nombre de la gira –la séptima internacional en su palmarés; debutó en Londres en abril pasado– que trae nuevamente al icono brasileño a Buenos Aires. Presentará el repertorio de su último título de estudio, O que você quer saber de verdade, y estará acompañada por nueve músicos. A pesar de que este trabajo recibió críticas dispares en su país, donde incluso fue considerado como el más comercial de la discografía de la artista que recibió tres Grammy Latinos y vendió doce millones de copias en todo el mundo, el show que acompaña a esta serie de actuaciones se despidió con el pulgar arriba en todas las ciudades en las que hasta ahora desembarcó, ya que arrea una delicada armonía entre el repertorio elegido, pues establece una dialéctica constante entre el pop contemporáneo y la tradición sonora –marca registrada en su propuesta–, y la puesta escénica, que proyecta imágenes en alta definición basadas en obras de artistas plásticos contemporáneos de su país como Tunga, José Damascen y Luiz Zerbini, transformando al show en un espectáculo multisensorial.

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Marisa Monte presentará hoy y mañana en el Gran Rex su último disco, O que você quer saber de verdade.
 
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