MUSICA › ACA SECA TRIO, UN FERTIL CAMINO DE QUINCE AÑOS
Esta noche en el Centro Cultural Torquato Tasso, Juan Quintero, Andrés Beeuwsaert y Mariano Cantero recorrerán algunas de las canciones que engarzaron en tres discos notables: “Pocas veces nos planteamos metas, más allá de ensayar o grabar un disco”.
› Por Karina Micheletto
Entre los sonidos de referencia del buen folklore actual, el Aca Seca Trío sin dudas tiene un lugar importante, bien ganado. Con voces, guitarra, piano acústico y percusión, con libertad para explorar influencias, con delicadeza para imprimir matices, logran una marca propia en la que suenan sus sólidas formaciones, pero también algo del orden del “sabor” de la música popular. Aca Seca ha recorrido un camino que lleva ya quince años, con tres discazos editados, y hoy a las 21 habrá una oportunidad para escucharlos en el Centro Cultural Torquato Tasso (Defensa 1575). Allí harán sonar, seguramente, temas que ya han vuelto propios en sus versiones de “Huayno del diablo”, de Jorge Fandermole, o de “Clavelito Blanco”, de Justiniano Torres Aparicio. Y otros de Hugo Fattoruso o Carlos Aguirre, o Edgardo Cardozo o Juan Falú, además de las composiciones propias.
Todos los integrantes de Aca Seca sostienen otros proyectos destacados: Juan Quintero forma un dúo con Luna Monti (acaban de llenar dos Ateneos). Andrés Beeuwsaert tiene una nueva formación con la que explora la música de cámara (el próximo 30 de agosto harán su debut en Hasta Trilce). Mariano Cantero integra La Bomba de Tiempo y el Trío Familia. Con Aca Seca, el recorrido les ha valido ya un Premio Konex, tres giras por Europa, loas de referentes como Pedro Aznar, Luis Alberto Spinetta y Egberto Gismonti.
–En estos años de existencia del trío, ¿qué sienten que han adquirido como aprendizaje?
Andrés Beeuwsaert: –El aprendizaje es constante, la experiencia y el oficio ayudan muchas veces a lograr una performance estable en condiciones no tan buenas, como cuando tocás en un lugar con problemas de sonido o inconvenientes técnicos.
Juan Quintero: –Hubo un aprendizaje, pero creo que se dio en planos que no tienen que ver tanto con la música, sino con las relaciones entre nosotros y con el trabajo de producción. A la hora de tocar, a pesar del camino recorrido, seguimos encarando la música como aprendices.
Mariano Cantero: –En todo caso, como aprendizaje van quedando los viajes, las personas queridas que fuimos conociendo, tantos músicos admirados con los que hemos tocado o compartido guitarreadas, como personas que se acercan simplemente a darte un abrazo y agradecerte.
–¿Se puede poner en términos de logros, entonces?
J. Q.: –Es raro ponerlo en esos términos, porque pocas veces nos planteamos metas, más allá de ensayar o grabar un disco. Es difícil medir los logros, porque cuando vas a un nuevo lugar o encarás alguna nueva manera de tocar es como empezar de cero. Sin embargo, para llegar a nuevos países Internet hace un trabajo importante, crea cierto público. Ese sí es un logro que puedo ver.
M. C.: –Para mí es un logro, de por sí, que hayamos pasado casi quince años tocando juntos. Y hoy seguimos sintiendo la misma necesidad, el mismo placer y la misma alegría de hacer música juntos, como el primer día. En el medio hay una gran amistad y admiración mutua.
A. B.: –Totalmente: yo siento la frescura y disfrute que cuando empezamos, en 1999.
–Todos ustedes integran otros proyectos. ¿Pueden individualizar qué llevan de allí al trío?
J. Q.: –No creo que pueda individualizar algo en particular, todas las experiencias que vamos viviendo se hacen parte de nosotros de una manera que no podemos describir, y tampoco se sabe en qué momento y cómo eso va a salir a la luz. Creo que todo, pero todo lo que aprendemos, vivimos y creemos, se vuelca en cada ensayo.
A. B.: –Yo tampoco sabría detallarlo. A mí siempre me gustó poder adaptarme a diferentes experiencias musicales y poder aportar algo personal en diferentes proyectos y estilos. Y a medida que uno adquiere mayor experiencia, en todo caso, lo que le aportaría al trío es el oficio y la capacidad de trabajo.
M. C.: –Me parece que uno, al tocar, está contando algo, y ese contar se nutre de todo lo que hacés: tus vínculos, la gente con la que compartís la música, los momentos buenos, los malos... Es difícil individualizar esas experiencias, son cosas que te acompañan todo el tiempo y te van formando. En todos estos años el trío se fue nutriendo de todo lo que fuimos haciendo por dentro y por fuera, el conocer músicos y músicas de otras regiones, por ejemplo, es una parte muy importante en este camino.
–¿Cuál fue el mayor elogio que recibieron?
J. Q.: –Juan Falú una vez dijo que Aca Seca venía a alumbrar nuevos rumbos en la música argentina. Además de ser un gran elogio, nos dio un empujón importante cuando empezamos a tocar.
A. B.: –En general cuando alguien que admirás mucho o ha sido tu referencia durante mucho tiempo elogia lo que hacés, es una alegría enorme, nos ha pasado con muchos artistas que queremos y admiramos. Pero más bien lo que da una sensación de misión cumplida es ver a alguien emocionado después de un concierto.
M. C.: –Que después de algún concierto se acerque alguien emocionado, que nos diga que le hicimos bien, y que se va feliz... ¡Ese sí que es un gran elogio!
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