Sábado, 31 de agosto de 2013 | Hoy
MUSICA › EL DUO KARMA PRESENTA MUNDO SONAJERO, SU NUEVO DISCO, ESTA NOCHE EN CAFE VINILO
Aunque alternan repertorios enfocados a diferentes edades, Fito Hernández y Xóchitl Galán señalan que los interrogantes están presentes tanto en la adultez como en la infancia y que eso borra todas las fronteras. Algo que se traduce bellamente en sus canciones.
Por Karina Micheletto
Cuando llegaron de visita a la Argentina, un par de años atrás en un ir y venir continuo con su Cuba natal, muchos conocieron al dúo Karma por su labor en la música para niños, con aquel trabajo junto a Rita del Prado (En guarandinga por toda Cuba). Pero aquella es sólo una parte de su repertorio, que ellos comparten naturalmente con la música “para grandes”, en una continuidad que tiene tanto que ver con la tradición trovadoresca de Cuba como con un modo de entender la música y su oficio de músicos. Esta continuidad suena con belleza en Mundo sonajero, el bellísimo disco “para grandes” (que vale compartir con los chicos) que hoy a las 21 mostrarán en Café Vinilo (Gorriti 3780), hecho de canciones que enamoran a primera escucha, con una poética musical y textual muy particular.
Fito Hernández y Xóchitl Galán (el nombre, de origen náhuatl, significa “flor” en lengua azteca), los integrantes del dúo Karma, han recorrido buena parte de la Argentina mostrando su música. Y han sabido cosechar amigos con los cuales fueron compartiendo toques: Liliana Herrero, Pedro Rossi, Luis Gurevich, Juan Quintero, Luna Monti, Luis Pescetti, Magdalena Fleitas, Mariana Baggio o Los Musiqueros. También sonaron como invitados de Silvio Rodríguez en sus últimos conciertos locales. De él tomaron el tema “Que ya viví, que te vas”, para hacerlo a su manera. De Eduardo Galeano, la base poética para su canción “Ayúdame a mirar”, instrumentada solo con palmas ¡y vasos! a los que logran sacar una paleta tímbrica y rítmica inimaginable. O el tiernísimo “Al nacer”, o “Tilcara”, que compusieron enamorados de ese paisaje. Canciones propias que mantienen la base de la música cubana, pero que se abren a influencias varias.
Los Karma se entusiasman tanto con la presentación de este sábado como con las que ya programan para noviembre, antes de partir a Cuba, cuando presenten otro nuevo disco; esta vez para niños, que grabaron con invitados como su coterránea Yusa, Mario Gusso y Martín Telechanski. “Desde que comenzamos a hacer canciones nos movemos en los dos repertorios a la par. Nunca sentimos que habría que dejar uno de los dos, que habría que ‘elegir’”, advierten en diálogo con Página/12.
–¿Cuál sería entonces la diferencia entre hacer música “para chicos” y “para grandes”?
Xóchitl Galán: –Son tan pequeñas las diferencias entre una música y la otra que a menudo se nos desdibuja esa “pared” que las pudiera dividir. Cada vez más siento que encaramos de la misma manera una y otra. Cuando hacemos canciones para niños el juego está más a flor de piel, el humor es herramienta imprescindible, pero también el elemento poético más lírico tiene que estar. Para los adultos esta sensación de gustar y de precisar el juego está, pero más solapada. Te das cuenta cuando en los conciertos para chicos son los padres los que más juegan o cantan: quieren compartir lo que la música provoca con sus hijos, sí, pero también el estímulo de la música y el juego les está llegando a ellos. En nuestro repertorio “para adultos” siempre incluimos algún tema del otro repertorio y funciona de la misma manera. Quizá las diferencias tienen que ver con los niveles de conocimiento que en cada edad se tienen: no se comprende lo mismo a los 3 años que a los 30, pero no por eso hay que minimizar propuestas ni en lo musical ni en el texto de las canciones. Lo que no se comprenda del todo a una edad será puerta para la pregunta, para la curiosidad, para saber mañana.
Fito Hernández: –Desde que comenzamos a componer canciones nacieron tanto para grandes como para niños. Fueron fluyendo a la par, con el mismo rigor. Nos hemos encontrado con criterios de que hay acordes que no son para niños; eso está muy ligado al cliché que existe de que la música para niños es aquella con exceso de diminutivos y de simplificaciones. Nos interesa proponer preguntas. La infancia está llena de preguntas, con respuestas lógicas e ilógicas, la adultez también.
–¿Por qué creen que en Cuba se da más esa continuidad entre la música de grandes y chicos, mientras que en países como Argentina los artistas se dedican exclusivamente a una u otra?
X. G.: –Es algo natural que tiene que ver con la tradición trovadoresca. La trova es una manifestación cultural muy arraigada en nuestro país. Nació a mediados del siglo XIX y ha pasado por etapas diferentes, van variando las maneras de abordar las canciones pero se conserva el decir poético y las temáticas, que siguen teniendo que ver con lo que más moviliza al ser humano, el amor, lo social, la cotidianidad. En Cuba tenemos una gran trovadora que es Teresita Fernández, contemporánea de María Elena Walsh. Ella tiene un hermoso y nutrido repertorio de música para niños con el que han crecido varias generaciones de cubanos, en las que me incluyo, además de su repertorio para adultos, que es impecable.
F. H.: –En Cuba es muy fuerte esa herencia trovadoresca. De todos modos, si bien en Cuba tanto Teresita Fernández como Rita del Prado, Liuba María Hevia y otros que seguimos, como nosotros, cultivamos tanto la música para niños como para adultos, tampoco hay tantos exponentes. En la Argentina encontramos muchísima propuesta de alta calidad y diversidad, que han sido referentes importantes para nosotros: Luis Pescetti, Mariana Baggio, Los Musiqueros... sentimos que coincidimos con ellos en criterios estéticos y conceptuales que son vitales a la hora de abordar la canción desde el respeto hacia los niños.
–¿Y qué otros referentes tienen en lo musical?
F. H.: –Cuando era pequeño escuchaba la música que había en casa, la que se difundía en la radio y la televisión, música llamada culta, música llamada popular, disfrutaba todo lo que escuchaba, o así lo recuerdo. Luego fui más selectivo pero quedaron por suerte algunos de los que escuché desde niño: Silvio, María Elena Walsh, The Beatles, Bach. Luego llegó una etapa donde me sedujo mucho la música folklórica de varias regiones del mundo y esto me influyó muchísimo. Incluyo la música folklórica de Cuba, aún tengo un interés enorme por conocer profundamente nuestra música.
X. G.: –La raíz cubana es imprescindible, está sin pensarla. Toda la música folklórica cubana desde la rumba, el son, la trova. Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Gerardo Alfonso, Santiago Feliú, Rita del Prado y muchísimos otros. También las influencias externas que son parte de nuestra identidad electiva como Bach, Mozart, Beethoven, Los Beattles, la música folklórica de Latinoamérica. Desde muy jóvenes estábamos fascinados con Mercedes Sosa, Fito Páez, Baglietto, Charly García, Chico Buarque, Caetano, Gilberto Gil, María Bethania y tantos otros. Y seguimos fascinados con ellos.
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