Miércoles, 18 de septiembre de 2013 | Hoy
MUSICA › CARLOS NúñEZ INICIA MAñANA UNA GIRA POR LA ARGENTINA
El músico gallego presentará Discover, un disco plagado de invitados ilustres. Actuará en Córdoba, Rosario, Mar del Plata y Buenos Aires. En el periplo recibirá diversas distinciones.
Por Karina Micheletto
Mimado en eso que se dio a conocer como world music –categoría etnocentrista si las hay, que se eleva desde un centro hacia ese “resto del mundo”–, Carlos Núñez ha hecho una carrera que suma tanto virtuosismo como capacidad para fusionar esa música de raíz propia con otras músicas del mundo. Elevado a “estrella planetaria de la gaita” –ejecutante también de flauta–, el gallego recorre el mundo y va sumando su música a la de colegas como los invitados a Discover, el disco que viene a presentar: Ry Cooder, Laurie Anderson, Sinéad O’Connor, Jackson Browne, Carlinhos Brown, Compay Segundo y León Gieco, entre otros. Recién llegado de una gira por Japón, tendrá diversas paradas en la Argentina: tocará mañana en Córdoba, el viernes en Rosario, el sábado en Buenos Aires, en el Auditorio de Belgrano (las entradas para la función de las 21 en la sala de Virrey Loreto y Cabildo ya están agotadas, pero se agregó una segunda función a las 23), y el domingo en Mar del Plata.
En varias de estas paradas lo esperan reconocimientos, además del que el público ya le tributa agotando las entradas para verlo: será declarado “huésped de honor” por la Legislatura porteña, “músico visitante distinguido” por el Concejo Deliberante de Rosario y “visitante notable” por la Legislatura de General Pueyrredón. Todo un performer en escena, Núñez asegura que sus conciertos en la Argentina serán “como siempre, una gran fiesta”. “Y como sería imposible llevarnos a los invitados del disco, lo haremos con infinidad de amigos argentinos, reviviendo el espíritu de aquel primer festival celta del mundo que se hizo aquí”, se entusiasma en diálogo con Página/12. Además de los músicos que lo acompañan habitualmente (Pancho Alvarez, Xurxo Núñez), tocará junto a Núñez el canadiense Jon Pilatzke, violinista estrella de The Chieftains –mítica banda irlandesa de música tradicional, que se ha cruzado con Núñez en distintos proyectos–. “Jon es realmente espectacular, además de tocar, baila, hace step dancing, se luce con todo”, lo halaga el gaitero.
–¿Cómo surgió su interés por la gaita?
–La gaita es el instrumento más característico de Galicia y cuando yo era niño gozaba de un resurgir con la democracia. Durante el franquismo había que dar una imagen de unidad de España y el flamenco para turistas se convirtió algo así como en esa música nacional única, relegando las culturas regionales. De hecho se dice que los mejores gaiteros de Galicia estaban en la emigración. La gaita no sólo era entonces un instrumento que representaba la libertad y nuestra cultura, sino que además nos conectaba con el mundo, como pronto descubrí en los festivales celtas, donde había gaiteros escoceses, irlandeses, bretones, gallegos, asturianos. Hablando lenguas distintas, tocaban músicas tan parecidas que se podían entender sin ningún problema.
–Y más allá de que es un instrumento fuertemente identitario, ¿qué es lo que lo atrae de la gaita?
–Es uno de esos instrumentos que te trasladan a un determinado tipo de paisaje: el mar, la naturaleza, los bosques... O de clima: la bruma, el rocío... Incluso de arquitectura: la piedra, castillos, capillas, cruces, dolmenes, menhires... qué sé yo. Al mismo tiempo, de tan arcaico puede llegar a ser muy moderno: el pop rock, por ejemplo, está lleno de bordones, de melodías modales, que recuerdan a la gaita. También puede ser porque en su ADN hay mucho de la música celta que emigrantes irlandeses o escoceses llevaron a Inglaterra, o a Estados Unidos, donde se juntó con el ritmo africano. Esa mezcla también me ha interesado siempre mucho.
–Ha recorrido el mundo llevando una música de raíz. ¿Cuál cree que es la conexión con otras culturas, muy diferentes a la gallega?
–Mis maestros irlandeses, los Chieftains, me enseñaron que la música no tiene fronteras, ya no sólo de países, sino también de géneros. En general suelen interesarme las conexiones históricas que han influido en la música gallega, por ejemplo, con los otros países celtas, o la influencia de los ritmos latinos en la gaita a través de la emigración gallega, o los puentes con el flamenco del sur de España...
–Con su disco Alborada do Brasil, por ejemplo, exploró las conexiones entre la música celta y la de Brasil, con artistas de ese país. ¿Qué lo llevó a hacerlo?
–Es algo que ya había hecho otras veces: en el ’99 dediqué un disco a explorar las conexiones de la música celta con el flamenco, en 2003 me sumergí en la música de Bretaña. El caso de Brasil llamó mucho la atención, y creo que en ningún sitio se entendió mejor que en la Argentina, ¡donde sabéis perfectamente qué es un gallego, un brasileño o un irlandés! Es algo que ni los propios brasileños acababan de entender bien, para ellos su raíz europea está en Portugal, y Portugal es Lisboa, el fado, la conexión árabe, mediterránea... Sin embargo, el primer instrumento europeo que sonó allí en 1500 fue la gaita y el portugués de Brasil es mucho más próximo al gallego que el de Lisboa. Yo diría que el Portugal del norte, que los conecta con Galicia y la música celta, es una especie de eslabón perdido de la música brasileña.
–¿Y con qué música le gustaría repetir la experiencia?
–Me encantaría explorar en otros países de América latina eso mismo, ir más allá de los tópicos, a las músicas del interior, tan ricas y tan desconocidas fuera de cada país y que muchas veces los conectan entre sí. Siempre me ha llamado la atención por ejemplo en la Argentina el chamamé, porque es un ritmo muy próximo a los típicos de gaita, que de hecho aparece en otros países como Venezuela, donde se llama gaita y está asociado con la Navidad. Siempre pensé que era herencia de los villancicos de gallegos que estuvieron de moda en el Barroco. Hoy la verdad es que dudo si no sería al revés, si las músicas tradicionales españolas, flamenco incluido, no serán en realidad hijas de Latinoamérica...
–¿Y hay algún músico argentino que le interese especialmente?
–He trabajado varias veces con el gran León Gieco, soy su admirador, no sólo como artista sino como persona. Me gusta mucho la naturalidad con la que disfruta y asimila la música tradicional argentina. En España los artistas de rock o de pop sólo lo hacen con el flamenco, lo que es una pena teniendo tanta riqueza. A través de León conocí a Mercedes Sosa, recuerdo una maravillosa cena en su casa. He tocado también con Chango Spasiuk, con grandes intérpretes de bandoneón... Me encantaría conocer a Santaolalla; en mi último concierto en Los Angeles hablé con él por teléfono, pero no conseguimos vernos. Es curioso que además en Argentina no veo esas copias malas de artistas norteamericanos que sí hay en otros países. Ahí hay una experiencia de lo “anglo” mucho más íntima, más natural, supongo que también es parte de vuestro ADN. Siempre cuento que el primer festival celta del mundo se hizo en Buenos Aires, con los irlandeses, los escoceses y los gallegos.
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