MUSICA › DIEGO GARCIA, EL “ARGENTINO” TELONERO DE ALICIA KEYS
Nació en Estados Unidos, pero es hijo de cordobeses y se desespera por un asado. Tras ser el líder de Elefant, cambió la new wave por un sonido que abreva en Sandro y Leonardo Favio, entre otros.
› Por Leonardo Ferri
El músico Diego García sería un buen desafío para un antropólogo musical, si los profesionales de esa imaginaria disciplina existieran. ¿Cómo se pasa del rock inspirado en la new wave neoyorquina y en artistas como Iggy Pop o MC5 al género canción estimulado por nombres como Julio Iglesias, Leonardo Favio, Sandro o José Feliciano? “Sentí que tenía que hacer algo original, que no solamente sonara a los lugares donde me crié, sino a esa colección de discos de mis padres cordobeses”, explica desde su casa de Nueva York, en un castellano con acento cordobés y cadencia anglosajona, a pocas horas de llegar al país, donde oficiará la apertura del show de esta noche de Alicia Keys, en GEBA. “Cuando en YouTube escuché ‘Mi viejo’, de Piero, algo me pasó, y noté que los álbumes ya no suenan así, porque ahora es todo demasiado producido.” Y si algo logró con Paradise, su segundo trabajo como solista, es un disco de guitarras españolas, percusiones suaves y melodías relajadas, propias de la Hispanoamérica romántica de finales de los ‘70. García deja atrás la distorsión y las postales urbanas en pos de una imagen más luminosa y menos contaminada. “Cuando tuve que elegir la forma de plasmar mis nuevas canciones, no sé por qué salió hacerlo junto a mis raíces argentinas, de la época de Sandro, Piero, Favio... No sé por qué esos cantantes me conectan mucho conmigo mismo”, plantea.
–Si se contrapone el sonido limpio y puro de los artistas que mencionó con el de los ’80, más cargado y producido, su disco suena casi inocente, incluso también por sus letras...
–En los ’80, las canciones románticas perdieron mucho con la producción excesiva, tan lustrosa. Y para que una canción romántica funcione en todos los niveles tiene que tener algo muy crudo, que salga del corazón. El amor es así, y los cantantes como Sandro o Favio hacían eso de cantar con las tripas, al menos en su primera época. En los ’60 y ’70 está la posta.
–Nació y creció en Detroit y empezó con la música en Nueva York, cosa que se refleja bien en su banda Elefant. ¿En qué lugar físico puede situarse a Paradise?
–Paradise fue hecho con todos esos ingredientes, que ya estaban ahí: la guitarra española y ese tipo de melodías, pero en inglés, porque vivo y sueño en ese idioma. Mis canciones son así, a pesar de sentirme ciento por ciento argentino. No puedo situar a este disco en un lugar en particular, eso queda abierto al criterio de cada uno. Puedo hablar de por qué ese sonido e instrumentos hacen pensar en una playa, pero aún así tiene cosas de Nueva York.
–Alguna vez dijo que la música es un producto de la ciudad en que uno vive, de las mujeres con las que sale, de la comida que come y de las películas que ve. ¿Cambió Nueva York o cambió usted?
–Cambió mucho mi vida personal y eso influyó en mi música. En Laura, mi primer disco, todo era más íntimo y centrado en una persona y en el amor perdido. Ahora ella volvió a mi vida, mi corazón se curó y tenemos un hijo, y con eso entré al estudio. Todo eso se escucha en el disco, aun con la mirada puesta hacia atrás, cuando no la tenía. En una relación, es muy importante acordarse de cuando uno no estaba bien, para tener presente las cosas que uno puede volver a perder.
–Usted hizo un giro de 180 grados en su música. ¿Qué le pasa cuando ve que recurren a la vieja fórmula de revisitar el pasado?
–La vida cambia y los artistas tienen que cambiar. Con Elefant nunca toqué el techo, pero lo vi. Elefant fue algo muy lindo y estoy muy orgulloso de lo que hice con esa banda, de lo que significó para la movida de Nueva York en los primeros años de este siglo junto a The Strokes y todo eso, pero la verdad es que nunca me sentí conforme siendo parte de una movida. Siempre quise hacer algo solo, en donde pueda cantar y crecer.
–¿Cómo va a ser el show de esta noche?
–Tengo una banda completamente argentina: el baterista es de Chaco, el bajista de San Juan, un guitarrista de Córdoba y el otro de Buenos Aires, ¡y nos encontramos todos acá, en Nueva York! Con ellos me siento como en casa, tomamos mate en los ensayos. Va a estar muy bueno tocar con ellos en ese estadio, es por eso que no quise tocar con sesionistas y viajar con ellos.
–Y además del show, ¿qué plan tiene en este país tan extraño y familiar a la vez?
–Comer el asado que están preparando mi abuela y mis primos. No puedo quedarme mucho, pero estos cuatro días van a ser una locura.
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