Los Científicos del Palo se ponen el traje para homenajear a sus próceres.

Ya cuando idearon Gorilophrenia (vocablo sólo posible en Argentina, que ensambla la acepción política de la palabra gorila con Quadrophenia, vieja obra conceptual de The Who) los Científicos del Palo estaban marcando terreno. Que el sucesor de aquel disco, La histeria argentina, pretenda contar el curso políticohistórico de estas pampas en clave de rock and roll no es más que un desenlace natural de aquel cruce, que comenzó con el choque entre el gobierno nacional y los patrones del campo. “Mi visión es que el rock se ha mantenido siempre inmune a las cuestiones ideológicas, como si fuera apolítico por definición. Siempre me molestó esa idea de que el rock está contra el sistema, contra una entelequia, pero nunca nombra cuáles son esas cosas que ‘combate’”, arranca el mentor de la criatura, José Pablo Federico “Pepo” San Martín, cantante, guitarrista y compositor de este trío nacido en Mar del Plata, que se ha instalado como una especie de brazo rocker del revisionismo histórico. “Lo que quisimos hacer fue una especie de obra conceptual, donde se cuente una historia a través de los temas y haya elementos musicales que se repitan, y lo hicimos desde el rock, porque me parece que, hasta hoy, el folklore ha sido más valiente en este sentido. Se metió en cuestiones políticas y sociales, aun durante períodos de dictadura, y musicalizó la vida de personajes de nuestra historia, ¿por qué el rock no?”, desafía Pepo, sobre el aura del disco, que la banda presentará mañana en N8 de Mendoza, y el lunes 23 en el Bar Urquiza de San Juan.

Media explicación adentro, entonces. Científicos del Palo, power trío original, por cierto, intenta contar la historia argentina en clave de rock puro y contundente, como si la banda formara con Abelardo Ramos en guitarra y voz, Arturo Jauretche en bajo y Norberto Galasso en batería, a través de una sucesión de temas que arranca con “La Revolución de Mayo” (“Saavedra es el títere de la alta sociedad, Castelli y Belgrano van por la libertad”); le entra al peronismo promediando el cd (“Triunfa el General, liberación nacional, fin de la era colonial”) y llega al hoy con un nombre inimaginable, hasta ahora, para un tema de rock: “El retorno del Estado”. “Una tarde combiné algunos acordes que me gustaron y se me ocurrió ponerle una letra que hablara del 17 de Octubre de 1945. Hice una letra rápidamente y gran parte de ella quedó luego en la versión final. Se la mostré a mi viejo, militante peronista de toda la vida, y le gustó, lo que evacuó mis dudas de que fuera demasiado ‘infantil’ o naïf. Una vez que superé esa primera fase, vi que podía ser interesante contar toda la historia de nuestro país”, prosigue Pepo, cuyos padres militantes peronistas tuvieron que exiliarse en España durante la dictadura.

–¿Por qué histeria y no historia?

–Es un juego de palabras que remite a ese afán de la clase dirigente argentina que se ha preocupado siempre por mirar hacia Europa o hacia el imperio de turno, pretendiendo desnaturalizar lo que somos para transformarnos en otra cosa, esa dicotomía de “civilización o barbarie”, donde lo civilizado era lo europeo y lo nuestro era bárbaro por definición. Es eso.

El CD –16 temas total– va acompañado de un librito que, además de incorporar las letras y biografías de próceres argentinos, contiene dos prólogos escritos por Hernán Brienza y Felipe Pigna, una línea de tiempo que aborda los principales hechos históricos, una cronología de presidentes, notas al pie que completan data imposible de volcar en canciones y un dibujo que condensa la intención: una guitarra eléctrica con el escudo nacional en el cuerpo. “La idea básica del disco fue evitar esa visión liberal, porteñista y antiprovincial que me había fumado en mis tiernos años de educación primaria y secundaria. Traté de mostrar una lectura que se dividiera por el concepto de ‘liberación o dependencia’, poniendo a los actores de nuestra historia de un lado o del otro, tratando de no caer en la cuestión maniquea de si eran buenos o malos. Quise que se notara que a mí me representan más los personajes que tuvieron la intención de que no fuéramos una colonia, que intentaron defender nuestra soberanía y que no estuvieron obsesionados porque seamos parte del imperio a cualquier costo”, determina el historrocker, a cuyo lado orbitan Carlos “Copete” Andere en bajo y Sebastián Quintanilla, en batería.

–¿Cómo fue la tarea de ponerles un sonido de rock a los próceres?

–Con el tema de Belgrano (“El abogado”), por ejemplo, quería que sonara épico, como una marcha militar distorsionada, y hasta llegué a soldar componentes para lograr un efecto de guitarra que reprodujera lo que tenía en mi mente. Con Evita (“La Jefa Espiritual”) intentamos reproducir esa atmósfera musical de las baladas de los cincuenta, grabando la batería con un solo micrófono y produciendo el tema para que sonara lo más viejo posible. No sé, cada uno tuvo su búsqueda.

–Brienza habla de “desmesura creativa” y “odisea artística” y Pigna, de “disco notable”... ¿Cómo le resuena la onda de ambos?

-Mi mayor temor era hacer una lectura liviana de la historia, y en los prólogos de ambos se ve que destacan algún tipo de habilidad en la tarea de resumir nuestra historia y transformarla en canciones. El alivio que sentí al leer eso fue increíble, porque de alguna manera ambos avalaban mi tarea, y hasta incluso destacaban algún tipo de lucidez en el análisis, que es más de lo que imaginé cuando les pedí que escribieran algo. El disco también tuvo eco en escuelas y sé de muchos profesores que lo utilizaron como material de estudio.

–Tres figuras centrales de la historia argentina y tres historiadores.

–San Martín, Rosas y Perón, sin dudas. Me parece que fueron chabones con una visión e inteligencia superiores, que comprendieron cuándo y cómo debían hacerse las cosas para no relegar independencia y luchar por nuestra soberanía. En cuanto a los historiadores, me gustó mucho leer a José María Rosa, a Galasso y a Pigna, que fue el más didáctico.

–¿Y tres bandas?

–Divididos influyó mucho en mi adolescencia desde el punto de vista musical, porque le agregó al rock elementos autóctonos. Los Red Hot Chili Peppers me parecen buenísimos en el sentido de dejar “aire” entre las líneas de cada integrante, de dejar esos huecos que hacen que las canciones respiren. Y Hendrix, claro, porque es el que les enseñó a todos eso de tocar con el alma, de interpretar las canciones y de expresar sentimientos con un instrumento, que al fin y al cabo es lo único que importa.