Miércoles, 10 de septiembre de 2014 | Hoy
MUSICA › U2 LANZó SONGS OF INNOCENCE, SU NUEVO DISCO, DE FORMA GRATUITA EN ITUNES
“Siempre quisimos que nuestra música llegara a la mayor cantidad de gente posible”, dijo Bono. El disco reserva grandes momentos, con una frescura de sonido que contrasta con otras producciones.
Por Eduardo Fabregat
El legendario manager Paul McGuinness podrá haberse desvinculado de U2, pero el golpe maestro ejecutado ayer por la tarde lleva su impronta: cuando nadie se lo esperaba, Bono y The Edge anunciaron la salida de Songs of innocence, nuevo disco de la banda irlandesa. No sólo eso. El disco fue lanzado gratis y llegó instantáneamente a 500 millones de usuarios de iTunes en 119 países, en lo que podría denominarse el golpe del siglo. En la clásica presentación de productos de Apple en la sede de Cupertino (California), el CEO Tim Cook anunció la cereza de la torta de anuncios. Es que los rumores alrededor de un nuevo disco de U2 arreciaron desde comienzos de este año, pero en los últimos tiempos había una pequeña guerra de versiones contrapuestas: cada vez que en la web se disparaba la información de que el grupo dejaría la edición para 2015, un vocero salía a aclarar puntualmente que el nuevo disco vería la luz “antes de fin de año”. El secretismo habitual previo a las presentaciones de Apple y la costumbre de reservarse momentos espectaculares tan propia del fundador Steve Jobs encontraron ayer una actualización. Y la movida pareció un espejo de lo que hizo David Bowie el año pasado, cuando lanzó de un día para el otro su nuevo disco, The Next Day. En el caso de Bowie, claro, el efecto sorpresa fue aún mayor porque nadie sabía que estaba grabando.
Al tomar el micrófono y antes de tocar “The miracle (of Joey Ramone)”, una de las nuevas canciones, Bono señaló que “desde el principio en U2 quisimos que nuestra música llegara a la mayor cantidad de gente posible. Con lo que lo de hoy es algo que nos vuela la cabeza: el disco más personal que hayamos escrito puede ser compartido por 500 millones de personas, con sólo apretar send. Ojalá la composición de canciones fuera así de sencilla”, se rió el cantante, y redondeó: “Es excitante pensar que quizás haya gente que no escucha a U2 o siquiera rock y que ahora podrá chequear lo que hacemos. Trabajar con Apple siempre fue algo alucinante: ellos siempre quieren hacer cosas que no se hayan hecho antes. Y es fascinante ser parte de eso”.
La referencia tiene que ver con una relación que se remonta a 2003, cuando U2 jugó un rol central en el entonces último capricho de Jobs, la tienda virtual que terminó imponiéndose en el mercado como una de las nuevas formas de comercialización en una industria acosada por la piratería física. Incluso U2 en su momento lanzó un iPod especial, decorado como el disco How to dismantle an atomic bomb, y una “caja digital” con toda su discografía reforzada con canciones extra. Pero esto, sin dudas, es un paso aún más grandilocuente, de alcance ciertamente global: durante cinco semanas, hasta la aparición en formato físico, el decimotercer disco del cuarteto irlandés estará disponible en descarga libre para todo usuario de productos Apple que tenga convenientemente instalada la plataforma iTunes.
Y entonces, lo que importa: ¿de qué va el nuevo disco de U2? El equipo de productores integrado por Danger Mouse, Flood, Paul Epworth, Ryan Tedder y Declan Gaffney podría hacer suponer lo peor, una sobrecarga de esas que a veces hace más daño que mérito. Pero curiosamente las primeras audiciones revelan a un grupo con intenciones frescas, ligero en la forma y en la concreción. Aunque “The miracle (of Joey Ramone)”, “Every breaking wave” –con esa ligera resonancia inicial a “I still haven’t found what I’m looking for”– y la marchosa “California (There is no end to love)” proponen una típica apertura a la irlandesa, Songs of innocence reserva algunas sorpresas. Sorpresas de las agradables: la banda pareció elegir un acercamiento al viejo estilo, con cierta crudeza de la performance en vivo que se traduce en momentos por demás destacables como “Volcano” y “Cedarwood Road”: arranques de suciedad rockera apoyadas en la inoxidable guitarra de The Edge y una presencia inédita en la mezcla de Adam Clayton. Pocas veces se sintió el bajo tan al frente, llevando el pulso como siempre pero con un protagonismo no tan habitual.
Aquí y allá, entonces, aparecen marcas de identidad indisimulables: los falsetes de Bono en “Sleep like a baby tonight”, las guitarras con delay entretejiendo paisajes sobre ese bajo omnipresente en “Iris (Hold me close)”, el conocido balance entre ritmo a tierra y percusión etérea de Larry Mullen Jr., el tono algo oscuro de “Raised by wolves” y hasta un velado homenaje al modo en que The Clash solía adoptar los ritmos disco en “This is where you can reach me now”. En suma, un disco que demuestra que U2 sigue tomándose pausas casi eternas entre disco y disco, pero al menos emplea bien el tiempo. “Quisimos hacer un disco bien personal”, dijo el cantante a Rolling Stone, en la previa del gran evento de la manzanita. “Tratar de pensar en por qué queremos estar en una banda, las relaciones dentro de ella, nuestras amistades, nuestros amores, nuestras familias. Todo el disco es sobre primeros viajes, de índole geográfica, espiritual, sexual. Fue difícil. Pero pudimos hacerlo”. Y un buen día, ese ejercicio privado se convirtió en regalito para millones.
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