Viernes, 26 de diciembre de 2014 | Hoy
MUSICA › DIEGO BORIS Y UN BALANCE DE LAS ACTIVIDADES 2014 DEL INSTITUTO NACIONAL DE LA MúSICA
El Inamu cerró el año con dos leyes para festejar: la que designa el 23 de enero (natalicio de Spinetta) como Día Nacional del Músico y la Ley de Centros Culturales sancionada en la Ciudad. “Los derechos no se declaman, se conquistan”, se entusiasma Boris.
Por Cristian Vitale
“No hay soluciones individuales para los problemas colectivos”, proclama invariablemente Diego Boris cada vez que le toca hablar sobre alguna lucha en beneficio de los músicos. De la cultura. De la felicidad del pueblo a través de sus representantes musicales, dicho de manera clara. Es la muletilla que usa desde que, allá por el comienzo del siglo, creó la Unión de Músicos Independientes (UMI) junto a nueve batalladores de su estirpe (Cristian Aldana y Germán Guichet, entre ellos). Y la que acompañó, no sin atajos y reveses, claro, todo el decurso de logros hasta hoy. El de la misma UMI, que le salvó el pellejo a más de un músico, en tren de conocer sus derechos. El de Músicos Argentinos Autoconvocados, que peleó duro y parejo por una Ley Nacional de la Música. El de la FAMI (Federación Argentina de Músicos Independientes), que federalizó los preceptos de la UMI. Y más recientemente con el Instituto Nacional de la Música (Inamu) que lo tiene, junto a Celsa Mel Gowland, como conductor. “Estuvimos trabajando día a día para crear las estructuras administrativas que nos permitan desarrollar el fomento a la actividad musical, tal cual lo prevé la ley de la música. Si bien estamos ansiosos por pasar a la acción, este proceso fundacional del Instituto fue tan enriquecedor que realmente valió la pena atravesarlo... ahora se viene la etapa de la implementación”, se entusiasma Boris, sobre los inicios de un organismo que se propone mejorar –o seguir mejorando– las condiciones en las que se desarrolla la actividad musical en Argentina.
“En ese ‘mientras tanto’ se realizaron charlas informativas en casi todo el país, con entrega de material con información imprescindible para que el músico pueda cobrar sus derechos intelectuales. También se trabajó para mejorar las condiciones de habilitación de los lugares para tocar y para acercar a las provincias el registro de obras musicales”, recuenta Boris, a la hora de refrendar en palabras un positivo balance anual que también incluye, lógico, la sanción de dos leyes sobre las que varios colectivos culturales gravitaron fuerte: una nacional (la del Día del Músico) y otra a nivel ciudad de Buenos Aires (la de Centros Culturales). La primera, recientemente aprobada por unanimidad por el Senado de la Nación, que declara el 23 de enero (fecha de nacimiento de Luis Alberto Spinetta) como Día Nacional del Músico. Y la segunda, también flamante y también resuelta por unanimidad, pero –dicho está– a escala porteña.
“Por supuesto que se trata de una muy buena noticia para la cultura en general, y para los músicos en particular”, sostiene el también guitarrista, compositor y cantante del trío La Tolva. “Tener más espacios habilitados para tocar es imprescindible para desarrollar los miles de proyectos musicales que hay en la Ciudad. Por las dudas, habría que estar alerta con el ‘vetador serial’, no sea cuestión que vuelva a las andadas”, se ríe Boris, sobre una arista como para estar atentos y vigilantes en el devenir del proyecto ideado por el Movimiento de Espacios Culturales y Artísticos (MECA) y elaborado por el interbloque porteño del Frente para la Victoria. La “pata musical” de la Ley de Centros Culturales apunta directamente a desactivar esa miserable costumbre de clausurar sitios con música en vivo por cualquier cosa, vieja aspiración, claro –y entre varios colectivos– de la saga UMI-FAMI, que encuentra en el Día Nacional del Músico otra veta para la acción.
“Este proyecto presentado por la diputada nacional Mayra Mendoza y apoyado plenamente por el Instituto Nacional de la Música y miles de músicos de todos los estilos y convocatorias de todo el país nos permite a los músicos tener por ley un día en el cual poner de manifiesto las condiciones en las que se desarrolla la profesión de músico, así como también homenajear, cada año, a referentes de los diversos estilos musicales”, sostiene Boris que, de paso, planta posición respecto de una carta abierta de Juan Falú que, pese a reconocer el talante artístico de Spinetta, había sugerido otros nombres a su entender con más entidad vernácula –los Cuchi Leguizamón, Eduardo Falú o Astor Piazzolla, por caso– para fechar el Día del Músico. “Más allá de algún intento de polémica para definir si el músico elegido era representativo o no, creo que la figura de Luis Alberto Spinetta logró poner de acuerdo no sólo a miles de músicos de todo el país, sino también a los legisladores de todos los bloques partidarios, siendo aprobado el proyecto de ley por unanimidad en ambas Cámaras”, dice el titular del Inamu. “Es interesante también plantear el concepto de que las nuevas generaciones tienen derecho, con respeto hacia el pasado, a proponer a sus referentes para ser parte de la historia, porque la historia, al igual que los derechos, no deben ser inmóviles. Y para que esto suceda hay que trabajar mucho, porque los derechos no se declaman, se conquistan”, concluye el todoterreno Boris, con otra de sus muletillas preferidas.
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