“Una película de Fútbol”, anuncia la gacetilla. Pero no es como la de Jaime Roos y sus Tres millones, en el heroico papel celeste de Sudáfrica 2010. Tampoco como Héroes, la del Mundial ‘86. Es la película “de” Fútbol, una de las bandas de rock argentino más sorprendentes, originales y contundentes de la década ganada. De un trío que no es power en su sentido ortodoxo (guitarra-bajo-batería), sino en una variante casi inédita. Valiente: guitarra, violín y batería. Un trío que forman Gamba –guitarra–, Federico Terranova –violinista, también, de la Orquesta Típica Fernández Fierro–, y Santiago Douton, baterista y cantante. “Todo tiene que ver con la búsqueda sonora y musical que hicimos durante mucho tiempo. Si bien arrancamos con el formato tradicional de trío de rock, cada uno fue encontrando su lugar y adaptándose a tocar con el compañero, hasta llegar a la formación actual”, orienta Gamba, pensando en quienes aún no se han enterado de que existen. Que andan entre la crudeza punk, el libre albedrío estilístico y ciertas rémoras progresivas. Que han publicado cuatro discos a la fecha (Elige tu propia aventura, Más bambino que nunca, Papá se va a Japón y La Gallina), y que se mueven como peces en el agua en los Festipulenta –donde volverán a tocar el domingo 15 de febrero, con sede en el Centro Cultural Matienzo–, o los Festipez, espacios que guarecen al rock de hoy.

“Estamos contentos con el estado actual de la movida en la que participamos. Personalmente, creo que hay mucha gente que por algún tipo de frustración personal despotrica contra el rock y lo quiere matar. Generalmente es gente que ya no tiene más su grupo y siente que en los ’80 estaba la posta, por ejemplo. O por ahí no se tiene confianza y despotrica. El rock es lindo porque te da mucha libertad para hacer lo que te pinte y entonces ‘mejor matarlo y agarrar algún formato que te limite’ ¿no?... no lo sé”, ironiza el guitarrista, a contramano de una recurrente máxima nitzscheana aplicada al caso: “El rock ha muerto”. “Las personas mueren, la música no y cuando nosotros no estemos más, el rock y la música van a seguir”, sentencia el hombre y ahora sí va a la cuestión. A la película que llamaron El diente ausente. Que editaron hace poco en formato DVD. Y que tuvo como fin principal las ganas de la banda por transmitir y capturar un show en vivo, el del Festipez del 14 de febrero de 2013 en el Konex. “Ese show fue muy particular. Resultó interesante porque era de día y al aire libre, lo que hizo que fuera diferente. También lo fue en cuanto a la acústica y a las imágenes”, cuenta Gamba, menos conocido –en el ámbito, claro– como Juan Pablo Gambarini. “Ya con el material logrado, nos pareció más interesante pues al tratarse de un show en un festival, y con el sol clavado, se nos disparó la idea de los viejos festivales de rock donde había música a toda hora. Inspirados en eso encaramos el DVD, que era una idea que no estaba del todo clara”.

La película, además de mostrar “a sol clavado” la visceralidad del trío a través de temas registrados en estudio en los discos anteriores, suma gauchos bailando (Ballet Siempre Malambo), imágenes de asados in fraganti, y algunos temas a estrenar: “Antesala”, por caso. O varias versiones de “El caballo”, grabadas especialmente para la película, más una visita al hit “Beto mataporgusto”, cuya letra está explicada por Federico Villena, el abogado amigo de la banda que intervino en la causa judicial, todo bajo un sonido contundente, crudo, vehemente... de batalla y sudor. “La onda es no repetir fórmulas. Hicimos nuestro camino, pero siempre desde la visión de una banda de rock. No nos comimos otra película, digamos, y nuestra ‘fórmula’, sobrevive porque seguimos con ganas de tocar. Nunca se sabe qué puede pasar en el futuro pero ya estamos habituados a tocar así. Encontramos nuestro sonido, nuestra impronta. Nos gusta como suena y nos hace felices, que es lo más importante. Cuando uno logra una identidad, resulta interesante revalorarla constantemente”, sostiene el guitarrista que admite –pero “hasta ahí”– que Fútbol se trata de una banda punk con influencias progresivas, como marca la etiqueta.

“Puede ser, pero la verdad es que no sabemos mucho de estilos. La banda es bastante punk, sí, pero cuando arrancamos a tocar allá por 2003, ya había corrido tanta agua bajo el puente del rock que teníamos mucha más data que un chabón punk primitivo. ¿Por qué no probar e investigar con todas las influencias por más que no salga? Y cuando te sale, por ahí estás haciendo tu música. Nos la jugamos por ese lado. Y recuerdo a los tres siendo pendejos, súper abiertos, tratando de buscar la banda que te partiera el bocho, y esa podía ser una banda punk, heavy, clásica o progresiva. Todo valía y todo vale. El punk fue en un momento, casi cuando nosotros nacíamos. Después podés recrear, pero no es lo mismo, porque le falta contexto social propicio”, señala Gamba que cree a los King Crimson tan “buenísimos” como los Ramones o el primer rock argentino. “Hay que aprender de todos ellos y enriquecer tu conocimiento y espíritu”, epiloga entonces el guitarrista que define el nombre del grupo con una metáfora afín: cortito y al pie.