Mié 16.08.2006
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MUSICA › AMADOU ET MARIAM, DE MALI AL MUNDO CON EL PADRINAZGO DE MANU CHAO

“Para nosotros, la música es luz”

El matrimonio de Mali –responsable del exquisito Dimanche à Bamako– y la cantante española que encabeza el grupo Amparanoia serán dos de las ofertas más atractivas del Festival BUE. Aquí analizan sus carreras, el disímil contexto en que se desarrollaron y un punto en común: el amigo Manu.

› Por Mariano Blejman

Se trata del dúo más asombroso que ha dado la escena francesa. ¿Es para tanto? Sí. El problema es que no son franceses. Son dos habitantes de Mali, un país que suena a cosa lejana e ignota. Incluso, dicen ellos, Mali es un país aún desconocido en su zona de influencia. ¿Quiénes son ellos? Amadou et Mariam, una pareja de ciegos salidos de los suburbios del país africano que habían grabado varios discos con muy poca repercusión, hasta que un día Manu Chao escuchó en la radio uno de sus trabajos anteriores. Y como suele suceder cuando el musiquito pone el ojo, toca y convierte en oro lo que toca, les produjo un disco y la atención se disparó por todo el planeta: se encerraron en un estudio, grabaron algunos temas nuevos y otros que ya habían grabado. Y entonces la vorágine fue inevitable.

Después del contrato con Warner para editar Dimanche à Bamako, Amadou y Mariam vendieron en los primeros meses de 2005 cerca de 150 mil discos sólo en París, y comenzaron las giras, los shows en festivales y una militante recomendación de Manu Chao en cada posibilidad que le dieron. Hace poco, incluso, tuvieron una fugaz presentación en el Mundial ’06. El disco se editó el año pasado en Argentina y los primeros días de noviembre estarán en el BUE. “Manu Chao nos comprende fácilmente”, dice ahora Amadou, entrevistado por Página/12 vía telefónica.

Con Mariam se conocieron hace tres décadas en Mali, cuando ambos integraban una orquesta. Amadou se enamoró de Mariam de sólo escucharla cantar y al poco tiempo se casaron. En esa época, las influencias musicales iban de la música local a lo que venía de “afuera”: James Brown, Eric Clapton, John Lee Hooker. Como sea, de lo afrocubano al blues y al rock, todo termina encajando en Amadou et Mariam. La música de este dúo se escucha con cierta dulzura, como si fuera una especie de viaje de ida y vuelta hacia las profundidades más recónditas del Africa bien negra. Y no deja de ser sorprendente que una pareja de ciegos negros, que se conocieron en la infancia, haya sido capaz de dar a luz música con tantas imágenes, aun cuando cantan en su idioma natal.

–¿Me puede contar de qué hablan las letras?

–Hablamos en bambara, la lengua nacional de Mali, aunque hay otras lenguas en nuestro país. En las canciones hablamos de amor, de solidaridad, de justicia y libertad. En nuestra casa hay mar y hay mucha gente que vive junta. Si hay problemas, todo se resuelve como en una gran familia. Nuestro mensaje tiene que ver con esa manera de vivir, de estar juntos. El mensaje es todo lo que tenemos.

–Bien distinto de como se vive en París.

–No es parecido. Un hombre, una mujer, y ya. En Mali no es así, las familias tienden a convivir. El cambio entre los países lo vamos notando cada vez. Vamos y venimos, hemos comenzado a venir a Francia en 1994. Vivir en París es muy diferente. No conocemos a ninguno de nuestros vecinos, las puertas están siempre cerradas. En Mali no es lo mismo. Todo el mundo viene a visitarte, te saluda, la vida es más abierta.

–Sin embargo, para su carrera fue importante el traslado.

–En Europa hay más facilidades para permanecer. Hay mejores técnicos, es una localidad que permite estar en contacto con el resto de la música. Pink Floyd toca en Europa, no en Mali. Se produce una mezcla de rock con los que tocan aquí...

–¿Qué hubiese pasado si se quedaban?

–Con nuestra carrera, muy poco. En Europa la escena está más industrializada: conseguimos un manager, un agente de prensa, el área de publicidad. Ahora comienza a irnos bien. En Argentina comienzan a hablar de nosotros, en Brasil también. Si nos hubiésemos quedado en Mali no se hubieran enterado de nosotros.

–¿Y cómo influyó la presencia de Manu Chao?

–Fue muy importante. Aportó un mezcla de mestizaje. Nosotros pensamos mucho en la música en español. Conocemos “El manicero”, “Guantanamera”, pero él vino a vernos y nos dijo que amaba nuestro trabajo. Se escribió en el diario que era fan nuestro y nosotros también habíamos escuchado Mano Negra y Clandestino, así que fue un placer tocar juntos.

–¿Cómo es la relación ahora?

–El ama lo mismo que nosotros. Es popular, simple de comprender muy fácilmente. Y con la música española no tenemos problema.

–Su último disco es más político que los anteriores, ¿por qué?

–A diferencia de nuestros álbumes anteriores, la política se metió más en nuestras vidas. Antes estaba Samme, que hacía rap, era quien cantaba las partes políticas. El estuvo en Dimanche à Bamako. Nosotros también hemos cantado sobre política, hemos criticado la manera de hacer de nuestros gobiernos, no nos gusta la corrupción, de todo eso cantamos.

–¿Sienten una mayor responsabilidad por ser conocidos?

–Cuando no éramos muy conocidos siempre hablamos de algún modo como portavoces de los inmigrantes. Para sensibilizar a la gente por los problemas de los sin papeles. Hemos ayudado y hemos hecho eso. Ahora que somos más conocidos, nos da más responsabilidad. El mensaje es muy importante, para nosotros la cuestión es continuar. Y ahora hay más personas que nos escuchan. En Francia está toda el Africa metida adentro: tenemos responsabilidad de hablar sobre ellos.

–Sobre todo por las políticas represivas del Estado francés.

–De todos modos, las cosas son más duras en Africa. Queremos trabajar por la paz. A pesar de las guerras entre Mali, Burkina Faso y Costa de Marfil, vamos a continuar tocando en todos lados. El pueblo es más importante. Jamás hemos tenido problemas en ninguno de esos países. Nosotros cantamos al corazón para que la gente se pueda comprender. Con los de Mali, los de Nueva Guinea, los de Senegal. Hay que hablarle a la gente para que cambie de posición.

–¿Las canciones pueden cambiar la manera de vivir?

–Sí, en nuestro país la música ha cambiado la situación. Con la democracia en Mali, los artistas han hecho canciones para hablar de la corrupción, de la dictadura, a mucha gente les gustó eso.

–¿Qué conocen de la Argentina?

–De la Argentina nos ha llegado... la carne.

–A esta altura, ¿cómo les afecta el hecho de ser ciegos?

–No tenemos visión, pero prestamos mucha atención. Ensayamos otras cosas atractivas, pero la música es nuestra luz. No vemos, pero no ha cambiado nada para nosotros. Vivimos normalmente, como todo el mundo. La música es un modo de expresión, pero es nuestro trabajo también. Estamos por preparar un nuevo disco en 2007. No sabemos si vamos a trabajar con Manu, pero él siempre será bienvenido. Nos gusta la idea del reencuentro.

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