Martes, 12 de mayo de 2015 | Hoy
MUSICA › DWEEZIL ZAPPA PRESENTA EN LA ARGENTINA UN SHOW CON LAS CANCIONES DE SU PADRE
La base del concierto será nada menos que el disco One Size Fits All, pero el guitarrista y cantante promete un recorrido por material de todas las épocas: “Ante ciertas ideas erróneas o tergiversadas, me tomé la libertad de reeducar al público acerca de su legado”.
Por Yumber Vera Rojas
Su padre hizo explícito el deseo durante una entrevista en el horario central de la televisión estadounidense: luego de que la periodista le preguntara “¿Cómo quiere que lo recuerden?”, Frank respondió “Yo no quiero que la gente me recuerde”. A pesar de ello, Dweezil Zappa se dedicó en la última década a traducir y a poner en circulación nuevamente el legado de uno de los artistas más brillantes, prolíficos e incomprendidos no sólo del rock, sino de la música popular contemporánea. Y es que tras su prematura muerte, en 1993, la obra de Frank Zappa, que se debatía entre el goce y la angustia de toda figura de culto, se extravió de forma inexplicable, de la misma forma que sucedió con tesoros arquitectónicos como el antiguo reino camboyano de Ankor, en medio de la selva. Aunque en este caso se trataba de una jungla sonora sembrada por una industria que siempre lo consideró un personaje incómodo por ser distinto, por fomentar la apertura de la percepción cultural, y hasta por defender la independencia y la libertad de expresión.
Así que Dweezil, su vástago, su heredero, el hijo y músico cuyo nombre alienígena está inspirado en el apodo que le dio su padre al dedo meñique del pie de su progenitora, Gail Sloatman, diseñó Zappa Plays Zappa. Una banda tributo con la que el guitarrista y cantante, más que rendirle homenaje al artista multidisciplinario e iconoclasta y redimir su obra, lo presenta a la nueva generación de público y artistas. No obstante, en su primera visita a Buenos Aires, que tendrá una función esta noche a las 21 en Vorterix, y otra el sábado, a la misma hora, pero en el Teatro Opera, el exponente de 45 años, además de exorcizar la obra de Frank Zappa, celebrará los 40 años de uno de sus álbumes más importantes: One Size Fits All. “La música que creó mi padre es universal, tiene un lenguaje muy rico, y el disco que vamos a presentar es muy importante –afirma Dweezil al otro lado del teléfono, en medio de su gira por los Estados Unidos–. Por lo que tocar ‘Inca Road’, que forma parte de ese repertorio, en Sudamérica, va a ser muy significativo para nosotros.”
–Sólo tocaré la música de mi padre. Si bien estoy terminando un nuevo disco solista, que saldrá a la venta en julio, tendría que preparar un tour aparte para presentarlo. Así que en esta ocasión primero interpretaremos One Size Fits All completo, y en el resto de los noventa minutos del show repasaremos temas suyos de los sesenta, setenta y ochenta.
–Uno de los rasgos que caracterizan a ese disco es que mezcla diferentes estilos. Tiene funk con rhythm and blues, que era una combinación muy natural en los setenta, aunque en este caso están contenidos por una circunstancia orquestal. Y esa propuesta derivó en un sonido muy funky rock, que desde entonces se tornó en el sello musical de mi padre. Por eso creo que es un gran álbum.
–Así como las orquestas, que respetan cabalmente la composición de un autor durante su interpretación, nosotros hacemos lo mismo. La diferencia es que no leemos la música que tocamos, sino que la ejecutamos a partir de lo que escuchamos y ensayamos. Cuando improvisamos, lo hacemos sobre la base de las posibilidades que nos permite ese vocabulario. Por lo que si nunca escuchaste esas canciones, y las descubrís por primera vez en nuestro show, al revisar luego los discos te darás cuenta de que lo que sonó fue exactamente igual. No reversionamos nada, respetamos todo al pie de la letra.
–Creo que mi padre tenía todo listo para sacarla, pero el formato cuadrofónico se desvaneció en los setenta. Si bien hubo un revival del formato a comienzos de los 2000, el formato no caló tan fuerte en el público que podía comprar ese sistema de parlantes.
–Después de que mi padre murió, cuando la gente intentaba describir el trasfondo de su obra y los valores que representa, lo hacía a través de ideas erróneas o tergiversadas. Ante esa situación, me tomé la libertad de reeducar al público acerca de su legado. Y para ello, en 2004, comencé a armar una banda con la que nuevamente pude poner en circulación su repertorio, dos años más tarde. Así que desde hace una década llevo adelante esta misión.
–Mi padre ya no es sólo el secreto mejor guardado del acervo sonoro estadounidense, sino de toda la música. Su música era tan avanzada en la época que la hizo, que aún parece del futuro. Y todavía está esperando a que la descubran.
–No escuché aún a ningún artista que pueda tener algún tipo de influencia de mi padre. Lo que oigo en las radios, cuando las sintonizo, es música pop. Al momento de revisitar sus discos, me impresiona el nivel de actualidad de muchas de sus composiciones, porque, a pesar de haber sido compuestas hace 30 años, se pueden aplicar a la realidad actual. Y eso es muy shockeante.
–Creo que es una combinación de ambas cosas, obviamente. Estoy muy influido artísticamente por él porque, desde mi infancia, la música que consumí básicamente fue la suya, debido a que en ese momento no me interesaba la radio. Y cuando la escuchaba, me preguntaba: “¿Qué pasa con esto?”. Lo que sucedió es que me acostumbré tanto a su estilo que siempre estaba a la espera de que la combinación de instrumentos y de sonidos produjera un hecho especial. Para mí era natural oír marimbas, arreglos de orquesta y diferentes tipos de percusiones juntas, que era algo que no sucedía en las canciones que pasaban en las estaciones de radio. Aparte de ser muy importante en mi formación artística, siempre lo recuerdo como una persona divertida, aguda e inteligente. Estoy muy feliz de que fuera mi padre.
–Eso de las comparaciones entre padres artistas y sus hijos es más una cuestión de los medios. En mi caso en particular, siempre me gustó su música. Aunque cuando comencé a grabar discos, mi propuesta no tenía nada que ver con la suya. Así que eso jamás me preocupó ni entré en crisis, porque dejaba que las canciones hablaran por sí mismas. Muchas de las cosas que sucedieron a partir de que decidí repasar su obra es que ahora, como la gente se dio cuenta de que puedo tocar su música, que es bien compleja, comenzó a investigar sobre mi carrera solista.
–Será mi primer disco en diez años, y está inspirado en la experiencia de haber salido de gira presentando la música de mi padre. Esta producción tiene una gran variedad de estilos musicales y orquestaciones, al tiempo que canto y toco varios instrumentos. Sin duda definirá el nuevo camino que tomará mi carrera.
Mucho antes de que en el nombre del padre creara Zappa Plays Zappa, incursionara en el cine a través de películas como The Running Man (1987), prestara su voz para la serie Duckman, se lo vinculara sentimentalmente a Sharon Stone o a Lisa Loeb o fuera VJ de MTV, Dweezil hizo su debut en la música de la mano del heavy metal. “En 1982, que fue cuando lancé mi primer single, ‘My Mother Is a Space Cadet’, los discos de metal lideraban las carteleras musicales en todo el mundo”, evoca el artista que entre 1986 y 2006 lanzó cinco discos solistas. “Era el estilo musical más popular de esa época. Si bien los guitarristas eran grandes estrellas en ese entonces, en los ‘90 esa pose se volvió un chiste. A nadie le importaba que fueras bueno. La llegada de esa década marcó el hecho de que mientras más desprolijo eras con el instrumento, tu propuesta se consideraba más atractiva. Esa fue la postura que asumieron Nirvana, una banda que me encanta, y los demás exponentes de su generación. Se había producido la saturación técnica de los guitarristas. Aparecía uno que sólo sabía tocar dos notas, y eso era considerado algo tremendo.”
–Usted tocó como invitado de Spinal Tap. ¿Qué recuerda de eso?
–Toqué en el segundo disco (Break Like the Wind, de 1992), que apareció luego de que salió la película, al igual que en algunos shows que se hicieron en torno de ese material. Fue una experiencia muy divertida porque el énfasis estaba puesto en el humor y la cosa teatral, lo cual era bastante familiar para mí por el trabajo de mi padre.
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