Se llama María de los Angeles, pero todos la conocen por el apodo que asumió como nombre artístico: Bruja Salguero. Es riojanísima como su acento, como su amor por ese pago del que partió para seguir su destino en Buenos Aires, como la pasión con la que se planta para cantar y contar lo que considera necesario. Ahora, con la forma de un Grito interior. Así se llama el disco que acaba de editar, su séptimo trabajo solista, con el que termina de definir una de las carreras más interesantes en el panorama de la música popular argentina, hecha a fuerza de talento, sensibilidad y fuerza expresiva. Con dirección y arreglos de Popi Spatocco, junto a grandes músicos y pensado de manera conceptual, Grito interior abre un abanico hacia los nuevos compositores –una búsqueda constante de la riojana– y hacia otros consagrados que marcan una línea estética e ideológica, en una gran apuesta de producción musical. Lo presenta hoy a las 21 en el ND Teatro (Paraguay 918), junto a una banda conformada por Jorge Giuliano, Matías Arriazu, Julieta Lizzoli, Fernando Botti, Pablo Farjat, Beto Merino y Ariel Sánchez, y con Bruno Airas, Jorge Cumbo, Oscar Miranda y el grupo Albahaca como invitados. Además, con una participación especial: Estela de Carlo- tto, quien grabó un recitado en el tema “El arrepentido” (de León Gieco y Luis Gurevich).

“Cada disco es una fotografía de tu vida, lo que sos y lo que necesitás decir en ese momento. Y yo hoy siento que quiero buscar valores más humanos, no tanto lo paisajístico: ya no me alcanza con la florcita”, define Salguero ese lugar desde el que hoy canta y cuenta. Eso que hoy quiere decir, sigue la cantante, “tiene que ver con el hecho de ser riojana viviendo en Capital; una va dándose cuenta de cuáles son esos valores a los que te agarrás para transitar el desarraigo, con sus tristezas y sus alegrías. ¡O a lo mejor tiene que ver con estar transitando los cuarenta!”, se ríe. “Sentí que este disco tenía que reflejar estos cambios muy fuertes que se han dado en el país. Son cambios que me tocan de cerca porque yo vengo de una familia humilde, muchas veces acompañé a mi papá, que era albañil, y sé lo que es agarrar una pala.”

–¿Cuáles, por ejemplo?

–Mi papá nunca pudo hacer un aporte jubilatorio porque no nos alcanzaba para comer, y hoy puede estar jubilado. Yo he sido mamá muy jovencita y tuve la suerte de tener a mis viejos para ayudarme, pero sé lo difícil que es. Hoy escucho cuando dicen que las chicas se quedan embarazadas a propósito, para cobrar los planes, y eso a mí me toca, me mueve. Me mueve a decir: ey, abran la cabeza, ¿cómo pueden estar en contra de hacer un poco más digna la vida de la gente? Yo celebro y defiendo esa dignidad que hoy tenemos, lo mismo que marco las deudas grandes que todavía hay que pelear: el Famatina, por ejemplo. La Rioja es la provincia más seca de la Argentina y allí está la principal vertiente que tenemos. En Buenos Aires es normal abrir la canilla y que salga un chorrote de agua; en La Rioja es un hilito, y hasta hay cuotas de agua en verano. No es un mensaje vacío de defensa de la naturaleza, es muy concreta esa lucha. Y pienso: desde el lugar que ocupo, ¿qué es lo que puedo hacer para modificar algunos pensamientos, o tratar de fomentar pensamientos más positivos? Ahí entro a buscar en los muchachos compositores, que tienen cosas hermosas.

–¿Cómo fue ese proceso para encontrar un repertorio, con tantos autores contemporáneos?

–Nos tomamos nuestro tiempo con el Popi, unos tres meses buscando, llamando, preguntando. Elegimos primero unas ochenta canciones, ¡un montón! Después las probamos en vivo; hicimos tres jornadas y ahí fueron madurando los matices, las intenciones. Teníamos que elegir doce temas pero no pudimos, quedaron dieciséis. Y ahí se fue armando la estructura del disco solita, me di cuenta de que eran como pilares que agrupaban los temas: la memoria, la pertenencia, el origen, el amor y la esperanza. Lo bueno es saber que esos nuevos autores y compositores están, simplemente hay que tomarse un poquito más de tiempo para encontrarlos. En La Rioja tenemos changos tremendos como el Monchi Navarro, el Pica Juárez, el Jo- sho González, tienen un gran peso poético y algo muy actual en el sonido. A veces se piensa que renovar es poner una guitarra eléctrica o una camisa de color, y estos changos han trabajado mucho para renovar con calidad. De otras provincias también hay para hacer dulce: Ramiro González, Topo Encinar, José Luis Aguirre, Lucho Cardozo, el Bruno, tantos. Por supuesto que en el disco los ligo con una línea estética ideológica que han plasmado los grandes, ahí entran Pancho Cabral, Raúl Carnota o Teresa Parodi con su “Tarumba”, que yo identifico con mi vida. Una sola falla he encontrado al buscar repertorio: falta que las mujeres nos animemos un poquito más.

–¿Faltan mujeres en el folklore actual?

–Hay muchas cantoras, y muy buenas, pero todavía no nos estamos largando a escribir y componer. Paola Bernal, Ana Robles, Lorena Astudillo se han animado, pero faltan más. Nos hemos acostumbrado a cantar a los grandes creadores del folklore, que en su inmensa mayoría son hombres, y hay una parte femenina que no está, falta contarla. El papel de la mujer es importantísimo y valiosísimo en la música. Yo siempre insisto en que tengo en una mano el micrófono, en la otra el cucharón, y en la espalda llevo colgados mis niñitos, con sus cuadernos y sus mochilas. Si la vida nos ha dado la posibilidad de parir y sufrir, es porque somos recontra fortachonas, y también por eso sabemos acomodarnos, como no saben los hombres, para llevar adelante todo a la vez, y hacerlo bien.

–En uno de los temas invitó a una mujer especial, Estela de Carlotto. ¿Cómo se dio esa participación?

–Se lo pedí y ella amorosamente accedió; ella representa un estandarte de amor, nos muestra que es posible superar el dolor con amor, pero sin abandonar jamás la lucha, y por eso la admiramos tanto. Fue muy fuerte porque fuimos a grabar a Abuelas y es tremenda la energía que se siente en ese lugar. Fui con changuitos muy jóvenes, que no vivieron esa época pero que afortunadamente hoy la conocen, lloramos un montón, le agradecí todo lo que nos enseñaron las Abuelas. Fue hace tiempo, su nieto todavía no había aparecido y después nos enteramos de que ese día que grabamos, era el cumpleaños de ese nieto tan buscado. Unos días después, Guido apareció, y todo el país festejó. Bueno, casi todos. Porque hoy a mí me sorprenden algunos mensajes en el Facebook que me dicen: ¿para qué grabaste con Carlotto, para qué te metés con eso si vos cantás folklore? Y yo les explico que justamente para eso canto folklore, para poder mostrar lo que pienso y lo que siento. Hay mucha gente a la que no le gusta esto de recordar, es como que me dicen: seguí cantándole a la florcita, al paisaje, al amor liviano. Si hablamos del paisaje, hay un repertorio muy rico en el folklore, y yo defiendo también eso. Pero hoy siento que lo que quiero cantar, necesariamente, está ligado también a lo social.