MUSICA › RUBEN RADA PRESENTA HOY TANGO, MILONGA & CANDOMBE
El cantautor y percusionista uruguayo grabó un álbum doble en el que intentó “reivindicar lo que hicieron los negros por el tango”, aunque no cree que se haya tapado la influencia de esa raza en el 2x4. “En este disco hago lo que realmente siento, dejé mi alma”, afirma.
› Por Sergio Sánchez
Rubén Rada llega apurado. Viene de una entrevista televisiva y la cosa se demoró más de la cuenta. “Iúdica no me largaba más”, lanza, con esa sonrisa que lo caracteriza. Lleva puesto un saco azul y unas zapatillas deportivas muy coloridas, que no pasan inadvertidas, al igual que él. Rada es muy alto, robusto y lleva en su piel la negritud de la música de raíz afro. Ante cada respuesta, Rada no divaga con explicaciones teóricas, directamente reproduce el ritmo con el golpe de sus manos en la mesa o se larga a cantar un pedazo de la canción a la que hace referencia. Con razón Iúdica no lo dejaba ir. Además de talentoso, el Negro Rada es carismático, simpático y nunca se queda sin respuesta. Está por unos días en la Argentina, porque está presentando su nuevo disco, el doble Tango, milonga & candombe, en el que reivindica la influencia negra en la música del Río de la Plata. “En este disco hago lo que realmente siento, dejé mi alma. Me encanta cantar tangos. Es un desafío nuevo, tuve que encontrar una forma de colocar la voz”, dice Rada y le brillan los ojos. Aunque es la primera vez que grabó un disco de tangos, se nota su conocimiento sobre el género. El cantante y percusionista presentará el disco hoy a las 19 en el Anfiteatro Eva Perón del Parque Centenario (Leopoldo Marechal y Lillo), con entrada libre y gratuita.
En el cordón de la vereda de su barrio, creció con el susurro en el oído del Zorzal Criollo sonando en la radio. “Pero nosotros, con mis amigos, ‘candombizábamos’ las canciones de Gardel, como ‘El día que me quieras’. ¡Me hubiese encantado cantar un candombe con Gardel! Gardel hizo cosas increíbles, fue el creador del videoclip, el que inventó el tango canción”, resalta. Pero en el disco también hay piezas de Enrique Cadícamo, Juan Carlos Cobián, Alfredo Zitarrosa y Cacho Castaña. Y el segundo disco que integra el trabajo está dedicado al candombe, un género que ya no es una sorpresa en su obra.
“En Uruguay nos gusta mucho tocar el tango con guitarra, pero no hay muchas orquestas típicas, clásicas de baile. Hubo una confluencia musical y cultural entre la Argentina y Uruguay. En un momento, fuimos un solo país. Pero San Martín y Artigas no llegaron a un acuerdo. La Patria Grande que pensaba Bolívar hubiera sido maravillosa”, introduce Rada. En el primero de los dos discos, el de tango, repasa piezas clásicas como “Tomo y obligo”, “Café la Humedad” (Cacho Castaña) o “Cuesta abajo”, pero siempre con una impronta candombera, con la percusión al frente. Y también hay canciones propias. “Me metí con toda la gente que quiero. Hay un candombe mío que se llama ‘Ay’, que lo canto con mi hija. En este disco sólo me falta la parte típica del tango, los violines, el bandoneón, lo que tocan las orquestas grandes. En Uruguay no tenía una orquesta grande de bandoneones y violines. Acá agarro el tango más primal y lo toco con tres guitarras, un acordeón –un instrumento que usaban antes los negros–, piano, cajón y los tambores”, cuenta.
–¿Por qué se le ocurrió por primera vez un disco de tango? ¿Era una deuda pendiente?
–Fue una idea de mi mujer. Mi anterior disco anterior fue Amoroso pop (2013), con el que me fue muy bien. Pero mi mujer me dijo: “¡Dejate de jugar al pop y hacé lo que sabés, tango y candombe!”. Entonces, me junté con un escritor uruguayo que sabe mucho de la historia de los negros y del tango. El tango era música que trajeron los negros de Africa. La palabra era “tangó” y los negros se juntaban a bailar en los tambos. Los negros que venían bajaban en Buenos Aires, La Plata, Montevideo y Rosario, porque ahí estaban los puertos. Algunos trabajaban en el campo y otros en las casas. El quilombo estaba cuatro categorías más abajo que el cabaret. En el cabaret se escuchaba música, pero el quilombo era otra cosa. En el quilombo, los negros tocaban los tambores y empezaron a darle forma al tango. La música cubana se utilizó para meter en el tango el ritmo de la habanera. Después apareció la música española, el bandoneón alemán, apareció el violín; es decir, instrumentos de todos lados. Entonces, se mezcló lo negro y lo blanco, y se armó una cosa hermosísima con el tango. Pero vino la Guerra del Paraguay y mandaron a los negros y mestizos a morir. Cuando el tango se fue para arriba con Corsini, Gardel, Canaro, Rufino, Magaldi, todas esas bestias, los negros ya no estaban. Algunos se fueron para Corrientes, adonde estaba el carnaval, porque acá era muy húmedo. Otros se fueron a Montevideo, y ahí se armó una cosa linda con el tango, la milonga y el candombe. Pero los negros no estaban. Entonces, lo que hice fue tratar de reivindicar lo que hicieron los negros, no para criticar al tango, que es una música maravillosa. Metí el aporte de los negros. El tango es la música típica del Río de la Plata. Entonces, me di el gusto de grabar un disco y le puse mucho candombe. Estoy súper contento con el trabajo, porque pienso que para los historiadores y para gente que sabe de música, y que sabe de dónde viene el tango y el candombe, le va a servir muchísimo. Los negros fueron importantes en esto.
–¿Considera que se tapó la influencia de los negros en el tango?
–No, he leído libros de Borges donde dice que el tango es de los negros. No se tapó, el tema es que el negro mismo ya no estaba. Si hubiera nacido en esa época, estaría cantando tango. Los negros se fueron para otros lados, agarraron para el lado del tambor, de la salsa, el candombe, el samba brasileño. Pero Gardel empezó a cantar por un payador de raíz afro, Gabino Ezeiza. La “Marcha de San Lorenzo” la hizo un negro. Los años destrozaron la historia de los negros y quiero ver si algún negro más me acompaña y empezamos a grabar.
–Una de sus composiciones es Patrimonio Mundial de la Humanidad, en donde universaliza al tango. ¿Cómo surgió?
–Cuando nombraron al tango Patrimonio Mundial de la Humanidad –y al candombe–, estuve cinco días en mi casa componiendo este tango para homenajear al tango. Se grabaron más de 50 mil tangos, entonces cualquier melodía que hagas se parece a un tango. Me costó no pegarme con algún tango. Esta canción cuenta la historia de su creación: “Todo el mundo lo critica porque nació del fango, pero cuando lo escuchan los ‘gansos’ no paran de bailar”, canto. El tango es una música universal, al igual que el jazz y la música clásica. Es una de las músicas más importantes del mundo, porque abarcó todo. Piazzolla, de hecho, la fusionó con música clásica. Una pena que la gente no lo haya entendido y le hayan faltado el respeto. Los negros hubieran estado con Piazzolla; por su forma de tocar, es bien candombero.
–¿Y en este disco doble qué lugar ocupa el baile?
–En el de candombe bailás hasta mañana. Pero en el de tango poco, porque es más para escuchar. Más que un disco, es un historia. ¿Por qué está “Dos gardenias” o “Milonga para una niña”, de Alfredo Zitarrosa, que es la milonga ciudadana mezclada con la milonga campera de Yupanqui? Después en “Candombe para Gardel” canto un verso de “Milonga sentimental”, una milonga bien argentina. La idea es mostrar que estábamos en el mismo lugar pero algunos estaban en el campo y otros en la ciudad. Hay un montón de mezclas en el tango. En vivo, contamos toda una historia del tango, no es un show más. Hay un diálogo, para el que escucha sepa de dónde vienen las cosas, dónde eran los quilombos, por qué las letras. Una vez Menem dijo: “Los argentinos no tenemos negros, ese es un problema de los brasileños”. Fue muy duro para los negros.
–¿Y cómo armó el disco de candombe?
–Hice recopilación de las canciones que más me gustaban de mi repertorio y las fui arreglando. Tengo una reliquia: tocan Hugo y Osvaldo Fattoruso en dos o tres candombes. Tocan también mi hijo Matías, Nicolás y Martín Ibarburu en la batería, el tecladista Gustavo Montemurro y otros grandes músicos. La cuerda de tambores estuvo liderada por Fernando “Lobo” Núñez. El candombe está pesado en este disco. En “Candombe y rezo” cuento cómo se arman las llamadas, cómo va llegando la gente, cómo juegan los niños con las máscaras y las pelotitas. El día de la llamada es una fiesta tremenda. En “Candonblues” muestro que el blues también es nuestro y que se puede tocar en ritmo de candombe. Y en “Candonsamba” mezclo el candombe con el ritmo de samba, le meto el tamburín.
–¿Se considera un candombero?
–Soy un músico de fusión, entonces mi próximo disco será diferente. Siempre cambié: del pop pasé al tango. Ahora quiero hacer un disco divertido y ponerle un par de cumbias piolas. Quiero que la gente salga a divertirse. Siempre pasé de un ritmo al otro, por eso ahora quiero hacer un disco que mate, que la gente baile todo el día. No sólo soy candombero, soy también un jazzero, un blusero, un rockero. Me aburre tocar un solo ritmo. Siempre trabajé en boliches, cabarets, hoteles, barcos y ahí siempre cantás de todo. Y los viajes me obligaron a tocar varias cosas. No me quiero encasillar en el candombe. Hay muchos otros candomberos antes que yo. La música de afuera también me puede. Me di cuenta de que es la misma música, porque nosotros vivimos en países colonizados. ¿De qué folklore hablamos? El folklore lo tienen los indios, los únicos dueños de esta tierra. Todos los demás venimos de afuera.
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