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Sábado, 26 de septiembre de 2015

MUSICA › UTE LEMPER Y LAS IDEAS DETRAS DE SU ESPECTACULO LAST TANGO IN BERLIN, QUE PRESENTA HOY EN EL ND

“Los aniversarios deben hacernos pensar”

La capitulación de la Alemania nazi, los 110 años de Neruda, los 95 de Bukowski, los 100 de Piaf: en un año cargado de significados, Lemper une todo con canciones. “Me gustaría volver con mayor frecuencia a la Argentina, soy feliz con este público”, dice.

 Por Karina Micheletto

Ute Lemper dice que hay aniversarios demasiado significativos, fechas que le hacen volver a enfocar su repertorio. Son fechas que tienen que ver con universos poéticos y musicales, que la actriz y cantante fue incorporando en estos años como faros que iluminan una parte de su producción: los cien años de Edith Piaf, este año; los ciento diez de Pablo Neruda –que se cumplieron el año pasado, y cuyo impulso devino en un espectáculo dedicado al chileno–, los noventa y cinco que cumpliría Charles Bukowski. Y está el recuerdo de la Segunda Guerra mundial: este año se cumplen setenta desde la capitulación de la Alemania nazi. Como alemana, dice Ute Lemper, esta fecha no podía pasarle inadvertida, y así surgió una investigación sobre la música del Holocausto, las canciones de los ghettos. Todo esto forma parte de su Last Tango in Berlin, un espectáculo que es como una marca personal en constante renovación. Y están también Bertolt Brecht y Kurt Weill –claro–, y Astor Piazzolla, que la intérprete también hizo suyo hace rato. Y otras nuevas incorporaciones como las obras de Paulo Coelho, a las que ella le puso música. Todo esto ha traído a Buenos Aires, y hoy a las 21 lo mostrará en el ND/Teatro (Paraguay 918).

Planteado como un viaje a través de la música, y tan versátil y expansivo como su creadora, el trayecto de Last Tango... comienza en Berlín con el repertorio de Brecht y Weill y las canciones de Cabaret, aquel musical que fue icónico en la carrera de Lemper. Allí están las canciones de la república de Weimar, aquellos dorados años veinte en una Alemania que aún no se había asomado al horror. El viaje continúa por el universo poético de las chansons francesas de Brel, Piaf, Ferre y también más allá, en este caso más acá, rumbo al tango y a Piazzolla.

La local es solo una breve parada: Ute Lemper camina las calles de Buenos Aires y también las de París, Berlín o Nueva York, donde vive desde hace veinte años. Es una de las grandes intérpretes del mundo y lo es también por el modo en que ha construido su carrera y sus repertorios. El suyo no es un viaje turístico, un pasar liviano o decorativo por esas calles tan distantes. Lo que canta y cuenta son historias de amor, de supervivencia, de opresión y rebelión, de sueños, de presente y de futuro.

Y en medio de este viaje están también sus propios temas, incluida su nueva canción “Cycle to the love poems of Pablo Neruda”, y sus canciones To the words of Charles Bukowski, que son también una manera de trazar un recorrido personal, de tiempo y lugar, a lo largo de treinta y tres años de carrera y cincuenta de vida entre Berlín, París, Londres, Buenos Aires y Nueva York. De este recorrido, artístico y vital, del intento por encontrar un “balance” con el más doméstico, el de una mujer que es madre de cuatro hijos, de entre veintiuno y cuatro años, dialogó Ute Lemper con Página/12.

–En su Ultimo tango en Berlín está su universo histórico: el cabaret, la canción francesa, Weill, Brecht. ¿Qué se mantiene como una marca personal y qué cosas van cambiando?

–Es cierto que hay una marca personal, es inevitable, ¿no? (risas). Pero el espectáculo Last Tango in Berlin siempre evoluciona, siempre es diferente a sí mismo. Este año es un año especial, y quise que esa marca esté muy dirigida a poner la mirada en ciertos compositores. Tenemos, ante todo, el aniversario de Edith Piaf, se cumplen cien años de su nacimiento. Así que por supuesto, una parte del show estará dedicada especialmente a ella. Otro acontecimiento: los setenta años del fin de la Segunda Guerra, así es que dedico otra parte especial del show a la conmemoración del Holocausto. Eso significa que recupero canciones que se cantaban en los ghettos, en los campos de concentración. La mayoría en idish. Es todo un repertorio que estudié ahora: las canciones de los ghettos, las que nacieron allí.

–¿Son canciones escritas en los ghettos?

–Claro. Hay una increíble selección de canciones que fueron escritas en los ghettos, y todos esos compositores fueron asesinados, la mayoría en Auschwitz. Son canciones increíbles, me sorprendí mucho en la investigación que hice para hallarlas y conocerlos.

–¿Cómo fue esa investigación?

–Para mí, como alemana, es una necesidad hablar del Holocausto, siempre. Pero este año, ante un aniversario de la Segunda Guerra, mucho más. En el caso de las canciones de los ghettos, lo tomé como una investigación que inicié yo, me fui a buscar grabaciones viejas, pero por supuesto tuve la colaboración de una cantidad de gente que sabe mucho del tema, y que fui conociendo en el camino. Gente que ha dedicado su vida a investigar este tema. Por ejemplo, un italiano llamado Francesco Lotoro, un gran estudioso del tema, o los amigos israelíes que hice durante la investigación.

–Los aniversarios redondos marcan buena parte del repertorio. ¿Siempre le presta esta especial atención?

–Yo siento que las fechas nos tienen que llevar a reflexionar, y a conmemorar, a pensar cómo y por qué ha ocurrido eso que marca la fecha, tienen significados profundos; le presto mucha atención a eso. Y si esos aniversarios nos llevan a poetas tan extraordinarios como Charles Bukowski o Pablo Neruda, ¿cómo no prestarles especial atención? En este show aparecen tres poetas y autores: Bukowski, Neruda, y también Pablo Coelho. Todas esas músicas las escribí yo. Y cada uno da lugar a un espectáculo íntegramente dedicado a ese autor. Me encantaría poder volver a Buenos Aires y mostrar el show completo de todos ellos, son puestas que disfruto mucho.

–Y a Coelho, ¿cómo llegó?

–Es una creación muy reciente, de hecho acabo de terminar el CD, aún no fue puesto a la venta. Está basado en su novela El manuscrito encontrado en Accra. Cuando leí ese libro, yo inmediatamente sentí una conexión desde el alma. Tenía que conocerlo y decírselo, y cuando llegué en gira a San Pablo, a través de un periodista amigo suyo pude hacerlo. Resultó que Coelho conocía mi música desde hacía muchos años, y estuvo encantado de comenzar a trabajar juntos. Tomé las frases más significativas de los nueve capítulos de Accra, las puse en una forma poética, y luego comencé con las composiciones de las canciones. El resultado es 9 secretos, el espectáculo que amaría poder traer a la Argentina. Por el momento, sólo incluyo una de esas canciones en este show.

–Resulta así un espectáculo muy diverso, con autores de procedencias y estilos muy diferentes...

–Estas son mis canciones hoy, este año es realmente muy especial, y por eso las convoco, pero resulta que tienen su peso y siempre son importantes para mí. Definitivamente, este es mi presente y el lugar desde el que siento cada una de esas canciones, es lo que considero importante cantar, y por eso lo hago. Por eso vengo a la Argentina, cada dos o tres años, como a muchos lugares del mundo, cada vez con un repertorio diferente, el que me identifica en cada momento. En realidad, me gustaría volver con mayor frecuencia a la Argentina, estoy tan feliz con este público, con saber que la gente me sigue esperando. Pero tengo muchas giras y ando por todos lados del mundo, por Europa, por otros países de Sudamérica, Estados Unidos, Canadá...

–¿Así se mantiene, en gira constante?

–Sí, pero no tanto, porque tengo una familia. Trato de encontrar el balance, el equilibrio entre seguir de gira y hacerme cargo de mi familia. No es fácil pero amo mi trabajo y amo a mi familia, entonces hago lo que puedo: los llevo a veces de gira, viajo para volver al menos un día a casa... Nunca nada es perfecto y todo no se puede. Por otra parte, lo laboral es una responsabilidad para mí, porque implica el trabajo de mucha gente, y yo debo pensar en que debo llevar el dinero para mí y para toda esa gente. Y la familia también es una responsabilidad, claro: la educación de mis hijos, su salud... Como cualquiera que trabaja y tiene una familia, ¿no? (risas). Los chicos están todavía en el colegio, o en la universidad: los más grandes tienen 21 y 19 años, luego viene el niño de 10, y el chiquito de 4. Es un poco loco tener esta carrera y cuatro hijos, uno de ellos tan pequeño, lo sé. Es lo que he elegido, y lo que amo.

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“Trato de encontrar el balance, el equilibrio entre seguir de gira y hacerme cargo de mi familia.”
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