“Era muy difícil pensar esto desde Florencio Varela”, dijo Gabriel Bartolomei, cuando le tocó contar a Página/12 de qué iba la Orquesta Típica La Vidú. Era abril de 2010 y por entonces la iba de una agrupación cruzada por el tango y el rock, que intentaba colarse en el complicado circuito de la CABA. Habían nacido bien al sur del conurbano, acababan de grabar el disco debut, y costaba sostener el sueño. “Pero creímos, y acá estamos”, sostuvo él aquella vez. Además del primer disco (que iba desde “Tu pálida voz” hasta el “Blues de la artillería”), la orquesta llevaba cinco años de vaivenes cotidianos entre las tierras del Defe y Villa Luro (o Boedo), donde ensayaban dos veces por semana. O el Club Gong y el Julián Centeya, donde traducían todo al vivo. Pasaron cinco años y un disco de aquella instancia, y La Vidú sigue creyendo y ahí está: a punto de celebrar su décimo aniversario (esta noche en el CAFF, Sánchez de Bustamante 697) y con dos invitados que se acercan mucho al sitial de glorias del rock argentino: Ricardo Soulé y Rodolfo García.

“Se trata de un lujazo que nos vamos a dar: Ricardo y Rodolfo son dos grandes de verdad y será una nueva oportunidad de demostrar que el tango y el rock pueden caminar tranquilamente por la misma vereda”, se entusiasma Bartolomei, director, arreglador, compositor y fundador de La Vidú. “Lo del CAFF es algo que empezamos a imaginar el año pasado, y seguramente va a ser una gran fiesta de la música. Nos daremos el gusto de volver a compartir con viejos compañeros que en algún momento alimentaron este sueño que hoy ya tiene diez años”, señala Bartolomei, actualmente acompañado por Leonardo Grasso, en piano; Manuel Machado, en guitarra; Javier Yokoo, Gabriel Annoni, Gonzalo Rodríguez y Adriano De Vita en bandoneones; Limay y Julián Bartolomei, en violín; Lucas Rodríguez, en viola; Facundo Tudisco, en contrabajo; Carolina Spasiano, en violoncello y Facundo Radice, en voz.

Doce músicos “que ya se te plantan y te hablan de igual a igual” –se ríe Bartolomei– y que han pasado por experiencias no solo relacionadas con rockeros –fueron parte de Mundo Redondo junto a Semilla Bucciarelli y Sergio Dawi–, sino con un tango subyacente que, además de cruzar los dos discos a la fecha, será el eje de un tercero por llegar. “Seguimos adelante con la impronta de nuestras composiciones, que creemos que es nuestro fuerte. Estéticamente, el que viene va a ser un disco que suma nuevos colores, ya que se agregan otros integrantes a la composición y los arreglos, y creemos que esa mezcla va a enriquecernos. Y la diferencia más notoria con los discos anteriores es que éste tiene un cien por ciento de obras nuestras”, va cerrando este hombre suburbano del tango, que la peleó fiero ante las adversidades y les va ganando por puntos. “La orquesta se llegó a quedar con dos integrantes y, vea, acá estamos”, remata.