Jueves, 31 de diciembre de 2015 | Hoy
MUSICA › LO MáS DESTACADO EN LA MúSICA POPULAR DURANTE 2015
La mirada hacia la tradición del tango y el folklore, a través de tributos a grandes figuras, significó el impulso para mirar hacia adelante. Sin embargo, la gestión pública en cultura, crucial para el crecimiento de la música popular, está ahora en duda.
Por Karina Micheletto
El año 2015 dejó algunos hitos en materia de música popular, brillos de impulso individual y colectivo, maneras del encuentro y el descubrimiento, apuestas a los cruces de géneros y estilos, revisitas a la raíz y saltos a futuro, a partir de un rico presente que año a año se verifica en continua expansión creativa. A grandes rasgos, se advierte que fue éste un año de homenajes a grandes referentes, faros de la música popular argentina a los que se volvió reivindicando sus nombres y sus obras, trayéndolos para iluminar el presente, en la mayoría de los casos a través de la gestión pública en cultura. También fue la gestión pública nacional la que abrió las puertas del espacio cultural que modificó la oferta para la música popular en la ciudad de Buenos Aires, el Centro Cultural Kirchner, inaugurado este año.
Con un pie en el presente y otro en el futuro, lo que sigue sorprendiendo como una marca en los últimos años, y también en éste, es la cantidad y calidad de jóvenes creadores que emergen y se sostienen, con una obra original y propia. Responden a las tradiciones específicas del folklore o del tango, pero también a las de otras músicas del mundo, sin temor a acudir a distintos géneros e influencias. Y avanzan sobre todo en el cada vez más fértil terreno de la canción, que aparece como toda una escena con peso propio.
Mirando hacia atrás, mientras tanto –una mirada hacia atrás que es, en rigor, todo un envión para tomar impulso, conociendo de dónde se viene–, 2015 fue un año prolífico en homenajes, y el Centro Cultural Kirchner, el epicentro de estos tributos, aunque hubieron otros escenarios. El más privilegiado fue, tal vez, el de “Traigo un pueblo en mi voz”, un evento que homenajeó a Mercedes Sosa en las alturas de Santa Catalina, en el límite norte del país –a 400 kilómetros de la capital jujeña–, recordando la histórica actuación que diera allí la tucumana. Con la dirección artística de Popi Spatocco, quien tuviera ese mismo rol junto a la cantante, recorrió distintos puntos del país y cerró en la sala mayor del Kirchner, la ya emblemática Ballena Azul.
Otro homenaje recordado fue el que se le rindió a Manolo Juárez, y que tuvo al destacado pianista y compositor como protagonista, en la sala más importante del Centro Cultural Kirchner, junto a otros músicos y cantantes. Su figura fue celebrada este año además en formato de disco: se reeditó una antología de su obra, especialmente valiosa ya que muchos de estos discos de Juárez eran hasta hoy inhallables, con perlas como la primera versión de la mítica “Chacarera sin segunda”. Se llama Antología Uno, e incluye piezas registradas por el pianista y sus músicos entre 1970 y 1987.
Entre los conciertos destacados del año, puede nombrarse el que hizo que Chango Spasiuk volviera este año al punto de partida, después de expandir su música en el formato sinfónico y de llevarla al Colón. Lo llamó Chamamé, tradición y allí reunió a Las Hermanas Vera de Corrientes, Los Hermanos Núñez de Misiones, el pequeño Emiliano López –bonaerense de herencia provinciana–, junto a los talentosos músicos de su septeto. El acordeonista y compositor se enfocó en mostrar su modo de entender la raíz de este sonido que tiene nombres fundadores como los de Tránsito Cocomarola, Ernesto Montiel, Tarragó Ros, Isaco Abitbol. La potente propuesta reclama su continuidad en 2016, en diversos escenarios del país.
Por fuera de este encuentro específico, este fue un año de juntadas de provincia: el espectáculo Riojanos, que reunió a Ramiro González, Pica Juárez, Emiliano Zerbini y Josho González, Bruja Salguero, Natalia Barrionuevo y Ramón Navarro, o el más reciente Chaco suena bien, con Coqui Ortiz, Seba Ibarra y Lucas Monzón, son ejemplos de ello. Los Premios Konex, que este año fueron dedicados a la música popular, dejaron el buen sabor de que la Argentina finalmente reconoce –al menos de este modo– al bandoneonista y compositor salteño Dino Saluzzi. Otros premios en manos de Bruja Salguero –quien editó este año el muy destacable Grito interior–, Jorge Fandermole, Ariel Ardit, Aca Seca Trío, entre otros, también tuvieron ese gusto de reivindicación.
Dos programas se crearon este año desde la gestión del Ministerio de Cultura de la Nación, específicamente dedicados a la música popular: La Música Interior y Huella Argentina. El primero hizo que, durante varios días, sonaran en distintos puntos del país, contemporáneamente, ciento treinta músicos que expresaron “un mapa posible” de la música que se está haciendo hoy en el país, con espacios de ensayo, creación y encuentros de músicos también generados por esa idea. El segundo fue llevando por distintos puntos de las provincias conciertos, charlas y talleres a lo largo del año. Aquí también se albergaron homenajes como el que se rindió al recordado bandoneonista Rubén Juárez.
Otro momento importante en el año se vivió durante el Encuentro Músicas de Provincia, producido por el Espacio Cultural de Madres de Plaza de Mayo (ECuNHi), que este año, en su edición número once, tuvo como sede el Centro Cultural Kirchner. Diferentes producciones especiales mostraron allí la vitalidad y diversidad de estas músicas de provincia, con intensos momentos que también tomaron forma de homenajes, como los dedicados a Chivo Valladares, Armando Tejada Gómez y Chacho Muller. O la producción Madre América, que reunió a las cantoras Melania Pérez, Mónica Abraham, Lorena Astudillo, Carla Gianinni, Silvia Gómez y Yani Lui. Y con un amplio panorama de actualidad con propuestas como la de Nadia Larcher sobre canciones de Luis Víctor Gentilini o Memoria de la semilla, en la que Florencia Dávalos canta a su padre Jaime Dávalos.
Ese encuentro tuvo la particularidad de sumar una sección para chicos, el Musiquitas de Provincia, que incluyó una serie de producciones especiales en las que sonó la música popular hecha para (y en algunos casos por) chicos. Por ejemplo, los pequeños músicos de las orquestas infantiles y juveniles Musicantes, de San Martín de los Andes, y El Tambo, de La Matanza –del programa orquestal del Ministerio de Cultura de la Nación, que cumple objetivos tanto artísticos como sociales– prepararon un concierto especial con la salteña Mariana Carrizo, la riojana Bruja Salguero y el jujeño Bruno Arias como solistas invitados.
Dentro de este mismo encuentro, otra puesta en acto de programas artísticos, culturales y pedagógicos reunió a La Huella del Sur y La Orquesta Sudamericana, dirigida por Nora Sarmoria, con niños y grandes músicos como protagonistas. La Huella del Sur es un programa que desarrolla música, circo y teatro comunitarios en sedes como Ciudad Oculta, Barrio Mitre, José León Suárez, Villa Independencia, en Lanús Este, Villa Ilaza, en Lanús, William Morris, Barrio Ejército de los Andes, en Ciudadela, entre muchos otros. Es un trabajo social y territorial, que mostró que desarrolla además una labor de formación artística de excelencia. El concierto que dieron los chicos y chicas que se forman en este programa, interpretando un repertorio latinoamericano junto a la orquesta de Nora Sarmoria, en la sala más importante del país –la Ballena Azul del CCK–, al igual que el que dieron los chicos de las orquestas– en español y en mapuche, ya que varios de los chicos de Musicantes son de ese origen– fue uno de los altos momentos del año. El homenaje que los músicos del Momusi (Movimiento de Música para Chicos) le rindieron a María Teresa Corral, o las versiones de Elsa Bornemann por Nora Sarmoria, fueron también momentos únicos, al igual que las actuaciones de grupos especialmente dedicados a la música como Cielo Arriba o Cosiquiando, de Córdoba, fueron otros momentos destacados de música popular. Una música que, no por ser para chicos, deja de ser gran música.
Surgido de las bateas del folklore y ya bien rumbeado por el camino más romántico del género, Abel Pintos ratificó que es hoy por hoy el artista más convocante. Con un nuevo CD y DVD editado este año –Unico, grabado en vivo en el estadio ídem de La Plata–, Pintos mostró que, en el estado de cosas de la industria, es uno de los pocos que hoy vende discos. Y que es también el que más cantidad de público mueve: Festejando sus veinte años de carrera –una carrera que comenzó siendo muy pequeño– este año hizo 21 teatros Opera, y ya se prepara para dar más shows en el Luna Park, en marzo de 2016.
En tren de celebraciones, otros homenajes hicieron de éste un buen año, y seguramente hay que contabilizar los dedicados a Luis Alberto Spinetta y Gustavo Cerati si es el momento de hablar de la música argentina. En el haber del balance, quedan algunos de los imprescindibles sin haber merecido un tributo a la altura de sus figuras; Gustavo Cuchi Leguizamón, el más notorio. Y si la inauguración del Centro Cultural Kirchner, en mayo de este año, fue el gran acontecimiento en materia de cultura, para 2016 se abre un preocupante interrogante sobre las posibilidades de continuidad de este espacio emblemático.
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