Todo transcurrió sin incidentes este año en los Brit Awards, los premios a lo mejor de la música británica que se entregaron el miércoles por la noche y en los que la gran ganadora fue Adele, que obtuvo cuatro trofeos, entre ellos el de mejor artista femenina británica y el de mejor álbum por 25, su último trabajo discográfico. No hubo esta vez momentos que quedaran grabados, como cuando Robbie Williams retó a un combate de boxeo al cantante de Oasis, Liam Gallagher, o cuando Madonna se tropezó al bajar las escaleras porque llevaba una capa demasiado apretada. Este año no hubo escándalos. Coldplay fue elegida por cuarta vez como mejor banda británica, con lo que suma ya nueve Brit Awards, y dedicó su galardón a los músicos que hoy viven en los campos de refugiados. Justin Bieber (mejor artista internacional) cantó junto a una fogata con el acompañamiento en guitarra de James Bay (mejor artista británico), pero el show en la O2 Arena de Londres fue más bien insulso y se transformó prácticamente en un homenaje a Adele, algo previsible si se piensa que la artista de 27 años es hoy la mayor exportadora de la música británica en el mundo. Quizás lo único destacable que sucedió sobre el escenario fue el homenaje a David Bowie, que estuvo a cargo de Annie Lennox y el actor Gary Oldman –gran amigo de Bowie–, quien recibió en nombre del “Duque Blanco” una distinción por la influencia que el músico tuvo en la cultura inglesa: la banda que lo acompaño en su última gira hizo un medley de sus canciones coronado por una extraordinaria versión de “Life on Mars?” a cargo de la joven neocelandeza Lorde. Al cierre de la gala, Adele cantó la balada “When We Were Young”, y a diferencia de lo ocurrido la semana pasada en los Grammy en Los Angeles, donde los problemas de sonido la hicieron desafinar, esta vez pudo estar a la altura del espectáculo.