Sáb 19.03.2016
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MUSICA › TOTO LA MOMPOSINA, ANTES DE SUS SHOWS EN NICETO

“La música siempre existió”

La cantora de Mompox debutó aquí en los shows del Bicentenario, pero estas presentaciones son una excelente oportunidad para apreciar las canciones de Tambolero. “En los últimos tiempos, en América latina nos encontramos con el sentido de pertenencia”, dice.

› Por Yumber Vera Rojas

Nunca es tarde cuando la dicha es buena. Aunque la expresión parezca naïf, e incluso linde con lo obsoleto en esta época de hiperinflación emocional, a Totó la Momposina le sienta muy bien para justificar su tardío desembarco en la Argentina. “En los últimos tiempos, en América latina nos encontramos con el sentido de pertenencia”, afirma la veterana cantora colombiana, quien debutó en el país en 2010, en los actos del Bicentenario. “Si bien casi una treintena de naciones de este continente hablan español, teníamos pocas referencias de confraternidad musical. Ustedes habían recibido información acerca de la música popular colombiana, pero no de la ancestral. Por eso, al momento de salir a hacer mi presentación, muy pocos nos conocían. Además, llevamos un formato artístico distinto, por lo que tuvimos problemas con el sonido porque nunca trabajaron con algo similar. Así comenzó el proceso para que hiciéramos lo que teníamos que hacer. Y es que el tambor es el corazón de todos nosotros. Una vez que descubres eso, te conectas con el amor”.

Totó, apodo que le dio a Sonia Bazanta su madre (la Momposina da cuenta de su lugar de origen, la isla de Mompox), atiende mientras presenta en Colombia su nuevo disco, cuyo título, si es cierto eso de que el tambor es el puerto USB del amor, es un manifiesto musical absoluto. Y sin duda lo es porque Tambolero es un trabajo que revisita el álbum que la internacionalizó, La candela viva (1993), lanzado por el sello inglés Real World, de Peter Gabriel, con el que ella reactivó su vínculo para sacar adelante esta producción. “Ya bajo. Estoy en una entrevista”, advierte el icono de la música colombiana cuando, del otro lado del teléfono, la apuran para continuar con la promoción del material que la traerá de vuelta a los escenarios porteño, hoy a las 20 y mañana a las 21 en Niceto Club (Niceto Vega 5510). “Hicimos el lanzamiento en Inglaterra porque allá pertenecemos a la world music, y por cosas de la vida fui la primera latinoamericana que estuvo durante el proceso de conformación de ese movimiento”.

La historia de esta reinvención se remonta a 2009, luego de que Michel Cleis hiciera un track en clave de música house llamado “La mezcla”, que contenía dos samples de La candela viva: “El pescador” y “Curura”. Cuando el músico electrónico suizo pidió formalmente el acceso a las cintas originales, el productor John Hollis, quien estuvo en la grabación del disco e integra el staff de la leyenda de 75 años, las buscó y redescubrió el material inédito que quedó bajo llave. Después de escuchar esas sesiones, se dio cuenta de que allí había un diamante en bruto aún sin explotar. Pero tardaron cinco años para poder pulirlo a través de un proyecto específico. Así nació Tambolero. “Lo que hicimos fue sacar esas grabaciones, elegir el repertorio, y reforzarlo con los coros de mis nietas y una mejor mezcla”, explica Totó, quien rebautizó al disco Tambolero en honor del fallecido percusionista Batata, partícipe del registro inicial y gran impulsor de la música afrocolombiana. “Eso es lo que suena ahora porque mi filosofía es que lo nuevo es lo viejo, y lo viejo es lo nuevo”.

–El ingeniero de la grabación de La candela viva fue el músico y productor inglés Richard Blair, quien tras hacer ese disco se estableció en Colombia, donde se convirtió en pionero de la cumbia electrónica al fundar su proyecto Sidestepper. ¿Se da cuenta de los efectos colaterales de ese álbum?

–Richard es de mi escuela. Cada quien hace su estilo, pero éste tiene que respetar los valores y parámetros de la música ancestral, a pesar de que utilicen otros instrumentos.

–¿Entonces no está en contra de esa escena?

–Las personas quieren hacer música bonita. Claro que, de la misma forma que se limpia el jabón, el algodón o cualquiera de los productos de la madre naturaleza, la cumbia y el resto de las músicas ancestrales quedará. Es lo mismo que ir a Grecia para conocer el Templo de Zeus Olímpico, y uno ve ahí las columnas aún de pie.

–Curiosamente, la cumbia tiene mayor impacto fuera de Colombia que en su propio patio. ¿A qué se debe ese fenómeno?

–Ahora me estaba yendo a hacer algo de promoción porque una tiene que hacer que la pongan en la radio y en la televisión. Tú sabes que esas cosas las mueve el capitalismo, así que hay que ir piano a piano. Siempre me pregunto qué pasó. Yo los pongo a ustedes de ejemplo, pues hacen ciclos de cumbia a los que van miles de personas. En Colombia, ese volumen de público sólo aparece en el Carnaval. Por eso estamos en la lucha.

–¿La culpa la tiene el capitalismo?

–Claro que sí, porque uno no está pendiente del marketing.

–Pero Carlos Vives es un artista muy popular, y de cierta forma es una consecuencia suya.

–Yo no puedo decir nada al respecto. A mí que me escuchen.

–¿No lo hacen?

–Estuve viendo en televisión que ahora le dan premios a las que cantan y bailan. Como tengo muchos años haciéndolo, estaría bueno que me lo dieran a mí también (risas).

–No da que participe, sabe que ganará por escándalo... ¿Cuál es su receta?

–La retórica, la inspiración, la plasticidad y la puesta en escena. Y eso viene de las musas. En el proceso de la humanidad, la música siempre existió, y es un elemento fundamental en la vida de los hombres porque ayuda a que seamos más felices y a desarrollar el sentido de la pertenencia.

–La mayoría de las cantoras conocidas son septuagenarias o ya fallecieron. ¿Qué sucede con la nueva generación? ¿Existe?

–Hay unas que son jóvenes, pero que no quieren salir a la luz, y no se les puede obligar. Pero sí hay.

–¿Sigue componiendo o sólo se está dedicando a interpretar el cancionero tradicional afrocolombiano?

–Una cantadora tiene que componer. Algunas lo hacemos de forma más prolífica y otras no tanto. Yo necesito la tranquilidad y contemplar el paisaje, porque la inspiración de los bailes cantados viene a partir de ese espíritu. Mis costumbres son de la Costa. Así que no tengo que buscar mucho para obtener la información.

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