Jueves, 24 de marzo de 2016 | Hoy
MUSICA › DIEGO SCHISSI ADELANTARA TIMBA JUNTO A SU QUINTETO
El pianista se inspiró en el azar y la numerología de los sueños para la quiniela para titular las composiciones instrumentales de su cuarto disco, que dará a conocer hoy y el próximo jueves en Café Vinilo. Mientras, ya prepara el siguiente trabajo, con Spinetta como guía.
Por Cristian Vitale
“Si no te generás los proyectos y los problemas que conllevan esos proyectos, te quedás en la nada”, lanza Diego Schissi de entrada. Y como salida, hay que decir que le gusta el desafío. Que “disfruta” de tales proyectos y sus dificultades. Que, pese a los escollos, se realiza en el hacer. Por ejemplo, en la doble fecha que armó en el Café Vinilo (hoy y el jueves 31 de marzo a las 21), y que no solo tienen el fin de presentar un nuevo material pronto a salir llamado Timba, sino repasar lo que se pueda de sus discos anteriores (la tríada Tren - Tongos - Tipas y tipos), y adelantar piezas de Te, el que grabará este año. “El quinteto con el que venimos laburando hace siete años pide acción, pide cancha. Por supuesto que encontrar esa cancha no es fácil en un proyecto under, pero lo intentamos. Incluso estamos armando una gira por Europa”, señala el pianista, arreglador y compositor en las horas previas a su presentación en el espacio de Gorriti al 3700, que tendrá hoy como invitado a Marcelo Moguilevsky, y el próximo jueves al Chango Spasiuk.
Paso por paso, entonces. Primero, Timba, cuarto disco “a estrenar” del Diego Schissi Quinteto, que debe su nombre a la numerología de los sueños que determina la quiniela, tan afecta al tanguero tipo. “El disco está listo hace rato, pero quedó un año archivado por cuestiones personales, hasta que se acomodó la pelota y lo edita el Club del Disco”, informa él, desde lo formal. Desde lo estético, lo relaciona con aquel Tongos publicado en 2010. “Hay una línea vinculada a retomar los hilos compositivos y tímbricos de aquel disco, con un hilo conductor relacionado con los números de la quiniela. De ahí lo llevo a los sueños que están detrás de los números y al azar, que está detrás de todo... Se armó como una especie de filosofía barata alrededor de los títulos de las piezas. Una especie de guión interno, como si hubiera una historia a través de esos títulos; una historia trágica e invisible, que me armé yo y que ni siquiera la saben los chicos del grupo”, se ríe este inspirado músico nacido en 1969.
Una historia, según él, difícil de revelar. “Es que se trata de algo absurdo, que ni yo sé bien (risas). Solo puedo decir que es un tipo al que le ocurre una serie de tragedias y termina muriéndose. Por eso el último tema es ‘El 48’, que es el muerto que habla; básicamente es una historia trágica, en la que a este personaje ficticio le vuelven todas las vidas pasadas en una. Igual, la idea surgió del hecho que yo enumero todo lo que hago y en un momento llegué al 14, me acordé de que era el borracho, y ahí arrancó todo, porque siempre es un trabajo ponerle títulos a la música instrumental. Un trabajo que, en mi caso, implica definir casi todo lo que pasa en el disco: el orden, la secuencia, lo que va, lo que no va, el carácter de los temas, etcétera. De repente, agarraba la quiniela y elegía números al azar”, cuenta Schissi. En sus alforjas, además de los discos nombrados, el pianista guarda trabajos junto a Leo Maslíah, el Aca Seca Trío (con el que editó el disco Hermanos), Lidia Borda, Susana Rinaldi, la Orquesta Sinfónica de Aarhus de Dinamarca, y la Orquesta Nacional Filiberto, entre otras, y música para cine y televisión.
–¿Es timbero usted?
–No, para nada. Mi viejo sí. A él le gustaban los caballos y siempre se iba al hipódromo a escondidas de mi vieja, pero yo jamás. Fui una sola vez al casino, perdí y dije “¿Qué es esto? ¿Venir a perder plata? No tiene ningún sentido”. Enganché el concepto del disco más por el lado de los sueños, del azar. Está la famosa cita de Celedonio Flores (“en la timba de la vida”), y medio que sobrevuela esto en lo que estamos todos.
–Que no le guste la timba lo pone en un lugar singular, como a muchos tangueros de su generación, porque el tango y el juego están asociados históricamente. ¿Lo siente así? La pregunta es por comparación, dado que hay muchos de su generación que sí se sienten parte de ese tango de ayer y todos sus “vicios”, como la timba precisamente.
–Es una división un poco arbitraria, pero es verdad que en algún punto existe. Hay diferencias estéticas o de lugares donde podés tocar porque tu música funciona mejor. Igual, hablando de destinos y azares, me parece que eso no se elige mucho. Me parece que hay un momento en el que asumís que es lo que te toca hacer y tratás de hacerlo con hidalguía, no siempre convencido que sea mejor que otra opción. No podría vender un manifiesto que diga “para mí esto es mejor que esto y por eso nosotros lo hacemos”. No, nada que ver. Es algo más azaroso, relacionado con un devenir de las cosas. Con ir explorando diferentes músicas e ir reconociendo qué cosas te dejan una marca.
–¿Cuáles fueron las suyas?
–Lo compositivo, seguro. También todo lo que tiene que ver con los géneros de música argentina, y por supuesto todas las músicas del mundo que he escuchado y tocado. Esto armó una ensalada de la que en un momento me tuve que hacer cargo y ordenarla en un repertorio, en una estética cercana al tango, por lo menos en la tímbrica, para después llevarla hacia otro lugar.
–¿Cómo sería esa ensalada traducida a nombres propios?
–Astor Piazzolla primero, porque lo escuchaba mi viejo. Después, la Típica de Salgán, la de Pugliese, Troilo y algunos nombres del jazz, que fue la música por la que empecé. La verdad es que con el tango tengo una relación de mucha cercanía y afinidad, pero nunca me sentí un hombre del género. He tocado con grandes maestros, he pasado por la Orquesta Escuela, he tocado en casas de tango, pero nunca he hecho todos los pininos.
Entre los músicos que influyeron a Schissi también aparece claramente Luis Alberto Spinetta, en cuya figura se inspiró para Te, el disco que entrará a grabar este año. “La obra de Spinetta es una parte de mi vinculación con la música muy atada a lo afectivo y lo emocional”, sostiene él. “Siempre me fascinó esa mirada angular que tenía él, y a la vez, haciendo música, nunca me acerqué a la suya. Siempre estuve enamorado de su ética y de escuchar su música, de cómo él ha encarado lo artístico, su integridad. Esta fue una inspiración tremenda y en este disco que viene, que otra vez no tenía título, me acordé de ‘Por’, el tema de Artaud, que está hecho de todas palabras sueltas, y ¡son todos títulos! Arbol, hoja, salto, luz... Acá ya tenemos los primeros cuatro temas. Y de ahí saltó la idea: ¿y si hacemos un disco de 47 temas, que es la cantidad de palabras que tiene ‘Por’? De ahí surgió. Elegimos Te –que en el tema es por la hoja y nosotros cambiamos a la forma de la segunda persona del singular– porque es la letra que inicia el nombre de todos nuestros discos”.
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