MUSICA › LA ESPAÑOLA AMPARO SANCHEZ, ANTE OTRO DOBLETE DE SHOWS EN BUENOS AIRES
Finalizada su etapa con Amparanoia, la cantante se apoya en los discos Tucson-Habana, Alma de Cantaora y Espíritu del Sol para dar una síntesis de sus actuales caminos. Los conciertos en Bonus Track y Café Vinilo tendrán características bien diferentes.
› Por Cristian Vitale
“No extraño Amparanoia porque yo soy Amparanoia”, se ríe Amparo Sánchez, remitiéndose, entre lúdica y yoica, hacia un pasado fuerte. Hacia un proyecto que ella misma había abierto hace veinte años, a fuerza de músicas mestizas, ocho discos, premios y giras por Europa y Latinoamérica. Y que ella cerró trece después, con el Bye Bye Tour. “No es algo que extrañe o reniegue, forma parte de mí. Pero decidí cerrar esa etapa y firmar mis trabajos como Amparo Sánchez, para tener más libertad de movimiento y creación”, confiesa. La del nombre que lleva desde que nació, en 1969 en Jaén, es la que se verá y escuchará en su nueva visita a la Argentina. “Estoy muy agradecida de lo que viví con Amparanoia. Ver lo que significa para la gente después de veinte años es muy bonito, pero ya está”, dice la cantora, compositora, escritora y guitarrista española que expondrá sus músicas hoy a las 21 en Bonus Track (México 3659), y mañana a las 24 en el Café Vinilo (Gorriti 3780).
Para la primera, Amparo tiene pensado un set acústico, acompañada por la cubana Yusa y la española Carmen París; y para la segunda –con Yusa, Mimi Maura y Malena D`Alessio– el concepto será más de “show típico”, según su definición. “Las diferencias serán el espacio y el concepto. El primero es en una casona que se utiliza como espacio multidisciplinario. Un lugar donde por primera vez se hará un concierto y estaré a un paso del espectador, porque no hay escenario. Será una experiencia increíble para ambos. El del sábado estará más cerca de la idea que todos tenemos de show. Serán dos propuestas diferentes y animo a la gente a que se venga a vivir esta experiencia conmigo. La idea es hacer un recorrido por mi biografía musical y sumar para reinventar los temas”, prevé Amparo, que se largó bajo nombre propio en 2009 con TucsonHabana y siguió con Alma de Cantaora (2012) y el último a la fecha, Espíritu del Sol, que define como “la evolución natural” de los dos primeros. “Ahora estoy recogiendo lo sembrado con la trilogía”, asegura.
–“Trilogía” suena a cerrado. ¿Piensa un disco diferente?
–Hay muchas ideas, muchas maquetas pero nada decidido. Voy ensayando, grabando, produciendo y más tarde veré... tengo mucho repertorio antiguo y este año estoy rescatando temas que hacía tiempo no tocaba. Monté un repertorio que me encanta con la banda de aquí y decidí hace tiempo que no iba darme presión para acabar o tener un álbum nuevo... yo marco mis ritmos, y cuando termino uno lo suelto como una fotografía ya hecha, que muestra lo que pasó en ese momento. Ahora estoy disfrutando de todo lo que hago, sea un gran festival delante de miles de personas, o en formatos acústicos en los pequeños clubes de Buenos Aires o cualquier lugar del mundo, o en el estudio grabando temas, creando y probando conceptos y texturas en las mezclas, o colaborando con otros artistas y proyectos. Estoy preparando un viaje a Grecia para cantarles a los refugiados, y también con un proyecto para visibilizar la esclavitud sexual en el Congo. Aprendiendo y disfrutando del camino.
–Dados sus viajes, ¿cuáles son las diferencias entre los conciertos que da en Europa y en Sudamérica, en Argentina?
–Vengo sola con mi guitarra desde hace dos años y colaboro con músicos de aquí. Tengo una banda en Córdoba con la que tocamos en Ferro con Manu Chao, y también hago espacios pequeñitos en acústico cómo serán los de ahora. En Europa tengo mi banda habitual, aunque también me gusta hacer conciertos en pequeño formato, pero en Latinoamérica está mi alimento musical. De aquí vienen las mayores influencias para hacer mi música, la gente me quiere muchísimo y, aunque no tengo discográfica, cada vez hacemos más y mejores conciertos. Admiro el entusiasmo de mi productora Indias Blancas, porque trabajamos a un nivel muy autogestionado. Aquí tengo un lugar para compartir mi música y mi mensaje.
Posibilidad que, en esta ocasión, tiene a Yusa y su tres en un rol protagónico. “Siempre que paso por aquí le pido que me acompañe con el tres cubano, que es uno de mis instrumentos favoritos y que ella toca mejor que nadie”, alaba Sánchez. “Pero con todas las invitadas hay una empatía y un gran amor primero, y segundo un gran respeto por sus voces y carreras musicales. Siempre debe ser así para experimentar plenamente la magia de las colaboraciones”, sigue, integrando en sus palabras a París, Maura y D’alessio. “Vine invitada a la peña de Raly Barrionuevo en Córdoba, pero era un buen momento para hacer algo especial con estas mujeres aquí, visibilizar la labor de la mujer en la música y de paso regalar eso a mi público porteño. He colaborado con ellas en diferentes formatos pero así, tan desnudo y visceral, será la primera vez”, enfatiza.
–Escribió el libro La niña y el lobo, una experiencia personal de violencia de género. ¿Qué hay de este rol en el presente?
–Escribí La niña y el lobo porque tenía una historia que compartir. Aparte de ser mi testimonio es un mensaje de superación y esperanza, un granito de arena en la lucha y erradicación de la violencia de género. Sigo presentándolo y dando charlas a jóvenes en mi país y es una experiencia que está cambiando mi vida... ha dado un sentido nuevo que jamás imaginé, porque pasar por algo tan duro y oscuro, y que ahora pueda ser luz para otras mujeres es sorprendente.
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