“Los segundos viernes” son los que Jorge Marziali y Juan Muñiz en la dirección artística y la coordinación, y una cantidad de cantautores de todo el país, marcan como momento de encuentro para “Palabra que anda”, el ciclo mensual que largan en el auditorio de la UTE (Unión de Trabajadores de la Educación, con sede en Bartolomé Mitre 1984). La idea de “juglar” como definición del propio oficio, y también la de dotar de un sentido social y político concreto al aquí y ahora del ejercicio de ese oficio, son algunos de los pilares desde los que se pensó el ciclo. Tras un auspicioso comienzo el mes pasado, harán este Palabra que anda, hoy a las 21, tres talentosos músicos que llegarán para la ocasión desde Rosario y Resistencia, Chaco: Martín Neri, Sandra Corizzo y Coqui Ortiz.

Palabra que anda era el nombre del programa que Marziali tenía en Nacional Folklórica y que este año fue levantado de esa radio. Con el mismo espíritu que guiaba a aquella audición y junto a una cantidad de compañeros de ruta, el mendocino pensó este ciclo: “Veníamos buscando un auditorio donde poder presentar muchos juglares que se preocupan por los contenidos de las letras y por una estética digna. Nada nuevo, lo que se llama canción de autor”, define el músico. “Los compañeros de la UTE pusieron un auditorio hermoso a disposición. Y el sonido. No hay un peso alrededor. Toda la plata de la entrada es para quienes cantan. Todos talentosos juglares del país, que tienen un por qué cantar, no solamente un con qué.” La entrerriana radicada en San Juan Marita Londra, una de las programadas en el ciclo, se suma con entusiasmo a la charla en la entrevista con Página/12. Junto a ella actuarán en los próximos Palabra que anda Julio Lacarra y el cordobés Sergio Korn (en junio), el tucumano Topo Encinar, el riojano Ramiro González y el santafecino radicado en Buenos Aires Juan Muñiz (en julio), a los que siguen una larga lista de invitados que incluye a Eduardo Guajardo, José Luis Aguirre, Juan Quintero, Hernán Genovese, Ica Novo, Jorge Fandermole y Miguel Cantilo, entre otros.

“La idea es que la gente se enamore del ciclo, no solamente de los que cantamos. Que vengan como una cita, cante quien cante, sabiendo que van a encontrarse con una voz que es la vez única y original, y al mismo tiempo nos representa a todos”, dice Marita Londra. “Somos compañeros en la misma ruta, acá no hay problemas de cartel y nadie es más que nadie, todos han aceptado venir en colectivo, como sea, y repartir lo que se recaude entre los tres artistas de cada noche”, agrega Muñiz, quien tiene a su cargo toda esa coordinación operativa para hacer posible un ciclo de fuerte carácter federal. Los tres músicos y gestores vuelven a la idea de “juglar” para contar qué es lo que suena en el ciclo, y Marziali explica por qué la prefiere a la de “trovador”: “Los juglares eran gente del pueblo que andaba por los caminos cantando, contado y llevando noticias, por su propio impulso. Los trovadores eran más amanuenses frente al poder; a ellos les garpaban los reyes, a los juglares no les garpaba nadie. Iban viajando, observando y contando lo que pasaba. Nuestro oficio es hacer eso mismo, con belleza, con la palabra poética. Pero sin dejar de contar lo que pasa: en estos momentos en que hay tanto silencio, o mejor dicho tanto silenciado, ese contar y cantar es más necesario que nunca”.

“Hago este trabajo con mucho gusto a pesar de que no es rentado, porque considero que en este momento los músicos que tenemos una posición definida frente a todo esto que está pasando, frente a este avance brutal del neoliberalismo, tenemos que dar un testimonio, y lo tenemos que dar desde lo que hacemos mejor, que es nuestro trabajo”, dice Muñiz, quien además del oficio de juglar ejerció mucho tiempo los de periodista y redactor creativo. “El ciclo es antes que nada un punto de encuentro para algo que no está muy definido todavía, pero claramente tiene un deseo de resistencia. Lo primero que queremos decir es: aquí estamos y no suscribimos a lo que está pasando. Defendemos las ideas, la palabra, la belleza. Estamos en contra del desmantelamiento cultural, estamos en contra de que se silencien las voces que molestan. Y nos gustaría que esto se replicara en otras ciudades, en otros sindicatos. En eso estamos. Es un primer paso, que viene muy bien, al que seguro seguirán otros.”