Otra visita blusera. Esta vez le toca al guitarrista de Lufkin, Texas, Carvin Jones. “Sé que muchos de mis colegas lo hicieron, pero yo es la primera vez que vengo a este país, y estoy muy feliz”, introduce el músico, cuyo show será hoy a las 21 en la Sala Siranush (Armenia 753), y cuya banda estable, la Carvin Jones Band, tiene un pasado no muy pasado que la une a B.B. King, Carlos Santana y Albert King. “La verdad es que no sabía que en la Argentina había tan buen blues, hasta que conocí al señor Gustavo ‘Pollo’ Zungri y, a través de él, a toda una tradición interesante”, sostiene el blusero, asiduo partícipe de festivales de blues europeos como el The Blues Warrenpoint Festival, de Irlanda; el Skegness Rock and Blues Festival, de Inglaterra; o el Bejar Blues Festival, de España. “Les garantizo que verán un show como nunca han visto en sus vidas (sic). El público se sentirá muy conectado, porque mis fans se van siempre felices de mis conciertos. Esta es la razón por la que nos estamos presentando mundialmente en más de dieciocho países, hoy en día”, adelanta humildemente el hombre.

Algo habrá que creerle, con todo, si se cita lo que dijeron de él maestros del género como Eric Clapton y Albert Collins. Mientras que el primero lo considera “la próxima revelación entre los músicos de blues”, el amo de la Telecaster lo piensa como “una de las jóvenes estrellas más brillantes en la escena actual del genero” (Collins dixit). “Lo de Clapton diciendo que soy uno de los principales bluseros en el mundo es más de lo que podría esperar… él es otra leyenda que me ha aceptado dentro del grupo de héroes de la guitarra, y por ello estoy eternamente agradecido, también, a mis hermanos Albert Collins y Buddy Guy”, enfatiza Jones, que también reparte loas –y considera influencias– a Johnny Winter, Stevie Ray Vaughan y Freddie King. “De todos ellos, grandes bluseros, aprendí algo”, admite el músico, anfitrión principal del Bowl Block Party, de Phoenix. “Lo mismo digo del B.B. y de Albert King, con quienes incluso llegué a trabajar, y me encantó tocar con ambos, dos de las más agradables personas que cualquiera quisiera conocer alguna vez. Me sentí muy honrado de que gustaran de mis habilidades con la guitarra y reconocieran mi compromiso con la excelencia”, concluye Jones quien –cómo dudarlo– goza de una autoestima altísima, tal vez, acorde con el sonido de su guitarra.