Guillermo “Fatiga” Reynoso, uno de los Manseros Santiagueños, falleció ayer a los 80 años. Integraba el conjunto folklórico desde 1966, cuando había entrado en reemplazo de Carlos Carabajal, y desde entonces seguía junto al grupo en plena actividad, con constantes giras y presentaciones. Era uno de los integrantes más carismáticos de los Manseros –comenzando por ese encantador apodo, que ya desde el vamos sembraba empatía–, pieza clave de la formación que en esta última etapa completaban Onofre Paz, su hijo Martín y Alfredo “Alito” Toledo. La muerte del bombisto y tercera voz, en un momento de gran convocatoria para Los Manseros Santiagueños –todo un fenómeno de características únicas dentro del folklore– abre la pregunta por la continuidad de este grupo, y el modo en que ésta podría concretarse.

Reynoso era el Mansero de mayor edad y hacía tiempo que se manifestaba físicamente cansado del intenso trajín que le demandaba su oficio, de modo que, en rigor, esta pregunta estaba ya formulada de manera implícita. Permanecía internado desde el 6 de agosto pasado, tras haber sufrido una descompensación luego de dar un concierto en Villa del Totoral, al norte de Córdoba. El 15 de agosto cumplió los 80 internado, y falleció ayer en el sanatorio Güemes de Buenos Aires. A pesar de ser el mayor del grupo, y de no ser uno de sus fundadores (lo crearon en 1959 Onofre Paz y Leocadio Torres, quien se retiró en 2005), Fatiga era el que de alguna manera establecía mayor conexión con una franja de público joven que cada vez se ensanchaba más entre los seguidores del grupo, transformándolo en uno de los de mayor convocatoria dentro del género en la actualidad.

Ese agite a pura chacarera que lograban Los Manseros, que nada tenía que ver con el folklore melódico que en los 90 plantaron Los Nocheros, ni con el acelere de El Chaqueño, ni con aquel revoleo de Poncho de la Sole, movilizaba y energizaba a una cantidad de gente en las grandes y pequeñas localidades de todo el país. Como suele suceder, permaneció oculto al registro de los grandes y porteños medios de comunicación, que a lo sumo alguna vez miraron el fenómeno con perezosas traslaciones del tipo “Los Rolling Stones de la chacarera”, según la cual Fatiga vendría a ser “el Charlie Watts del folklore”. Un sello como Sony Music, en cambio, entendió lo que sucedía y les ofreció editar a principios de este año Corazón de Mansero, un disco cuidado desde la gráfica y el sonido, que el conjunto seguía presentando a lo largo del año. En Buenos Aires, por ejemplo, habían anunciado un Gran Rex para el 28 de octubre próximo, y dos fechas más en el teatro Opera, para el 19 y 20 de diciembre. El bombo legüero de Fatiga Reynoso ya no repicará en Los Manseros.