MUSICA › ESTA NOCHE SE PRESENTA EN COSQUIN “MUJERES ARGENTINAS”, UNA SUERTE DE HOMENAJE A ARIEL RAMIREZ
El espectáculo, que reunirá a Lito Vitale, Lucho González, Patricia Sosa, Sandra Mihanovich, Marcela Morelo y la salteña Melania Pérez, consistirá en la reinterpretación de la mítica creación del compositor santafesino, más algunas “perlas” del cancionero criollo. “Estamos en un momento en que buscamos reconocernos como argentinos”, dice Mihanovich.
› Por Karina Micheletto
Desde Cosquin
La programación de este festival de folklore suele albergar homenajes a las figuras fundamentales del cancionero, esas que han “bendecido” con su presencia este mismo escenario en épocas pasadas. Uno de los homenajes principales de este año es el que se realizará esta noche a Ariel Ramírez, con la presentación de Mujeres argentinas, una puesta que reunió a Lito Vitale, Lucho González, Patricia Sosa, Sandra Mihanovich, Marcela Morelo y la salteña Melania Pérez, reinterpretando la obra del pianista y compositor santafesino.
El espectáculo lleva el título de una de las obras integrales de Ramírez, pero también incluirá otros trabajos del repertorio que el pianista compuso junto a Félix Luna. Pasarán, claro, varios temas que recuerdan a mujeres bien distintas, protagonistas o arquetipos de la historia argentina: “Juana Azurduy”, “Manuela la tucumana”, por Patricia Sosa; “Rosarito Vera”, por Sandra Mihanovich; “Gringa chaqueña”, “Dorotea Bazán”, aquella cautiva de los ranqueles que se negó a ser rescatada. Y, por supuesto, “Alfonsina y el mar”, esa zamba que trascendió las fronteras del folklore y de la música argentina, quizá la más traducida y difundida por el mundo del género. Pero en este Mujeres argentinas también habrá lugar para temas como “Zamba de usted”, “Antiguo dueño de las flechas”, “La tristecita”, “Los inundados” (esta última compuesta por Ramírez con Isaac Aizemberg).
Lito Vitale es el “armador”, o el “repartidor de roles”, como lo define Sandra Mihanovich, halagando su capacidad para la tarea de encontrar lo que mejor le va a cada quien. El ya tuvo la responsabilidad de grabar en 1997 un CD con los temas de Mujeres argentinas y la Cantata sudamericana (también de Ramírez y Félix Luna), junto a Patricia Sosa, quien luego siguió haciendo la obra con el mismísimo Ariel Ramírez. Y el año pasado, junto a Lucho González, Mihanovich y Sosa, Vitale presentó Mujeres argentinas frente a las ruinas de San Ignacio, en la celebración de Semana Santa en Misiones.
Mihanovich sabe que en la actuación de esta noche habrá un momento de prueba fuerte: ella será la encargada de interpretar “Alfonsina y el mar”. “Yo le pedí cantarla a Lito, y la verdad es que fue una kamikazeada de mi parte, porque es una responsabilidad muy grande. Pero ya está, así que me la voy a tener que poner al hombro, nomás”, sonríe. “Es el gran himno, y además es la canción de la Negra Sosa: aunque todas las zambas son suyas, ésta es más suya que ninguna. Pero lo asumo como un desafío y un placer, y lo hago con toda la humildad y el amor por cantar, que es el gran motor.” A su lado, Melania Pérez asiente, y Lito Vitale relativiza el peso del himno: “Sandra canta ‘Alfonsina...’ y la hace suya, como cada tema que interpreta”, piropea.
–¿Qué rescatan de la obra de Ariel Ramírez?
Lito Vitale: –Además de lo que significa Ramírez como compositor, es el intérprete de piano: su forma de tocar es única y distinguible entre todas, y yo siempre traté de imitarla. Es uno de los grandes compositores de folklore, en un país en el que por suerte tenemos muchos grandes compositores. Y está bueno que se lo reconozca en vida, con su música, y en un escenario como el de Cosquín, con todo lo que significa para la música argentina.
Melania Pérez: –Con una obra como Mujeres argentinas demostró que tiene la capacidad de abarcar todos los ritmos y todas las regiones, puede pintar un paisaje del litoral, del noroeste o de la llanura, y todo con la misma exactitud y delicadeza. Eso sólo lo puede hacer un grande.
Sandra Mihanovich: –Me acuerdo de que cuando era adolescente, tendría 14 o 15 años, allá por principios de los años ’70, volvía del colegio y ponía el disco de pasta de Mujeres argentinas, de la Negra Sosa. Me pasaba horas escuchándolo. Ese fue mi primer acercamiento a Ariel Ramírez, y fue toda una revelación, me atrapó.
–¿Cuál es la potencia de una obra como Mujeres argentinas, concebida en un contexto de país diferente, hoy?
S.M.: –Cuando la presentamos en Misiones, el año pasado, sentí que, más allá de la belleza de las letras y de las músicas, una obra como ésta hoy tiene una importancia extra. Creo que estamos en un momento en que buscamos reconocernos como argentinos; no hablo de patrioterismos baratos sino de buscar quiénes somos. Estamos empezando a decir: “Ah, mirá, somos esto, esto es lo que tenemos, y esto vale, y está bueno”. Una obra que habla de nosotros con tanta belleza, hoy pega de un modo muy especial.
M.P.: –A mí me gusta la idea de rescatar lo que fuimos y lo que somos como país a través de las vidas de mujeres argentinas, vidas únicas, como la de Alfonsina Storni. Recuerdo que cuando salió Mujeres.. yo estaba trabajando con el Cuchi Leguizamón en el norte, andábamos haciendo distintas cosas (mejor dicho, él hacía y yo trataba de seguirlo). En medio de aquel trabajo apareció la obra Mujeres argentinas, y me acuerdo de la impresión muy fuerte que le causó al Cuchi escucharla. “A mí nunca se me hubiera ocurrido algo así”, dijo.
L.V.: –Hoy se podría hacer un homenaje a otras mujeres contemporáneas, pero el mensaje que transmite la obra sigue siendo tan vigente como cuando fue hecha. Las grandes obras nunca envejecen.
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