Lunes, 2 de abril de 2007 | Hoy
MUSICA › FESTIVAL EN MENDOZA
Gidon Kremer e integrantes de la Camerata Lysy, entre otros, actuarán en el encuentro.
Por Diego Fischerman
El chiste dice que la manzana era de Río Negro. Pero, aseguran los mendocinos, el paraíso sigue existiendo. En Mendoza, claro. Tal vez sea una exageración pero ese privilegiado desierto en altura, en que las uvas pueden recibir exactamente el agua que necesitan sin temor a los hongos capaces de exterminar cosechas, se acerca bastante, por lo menos a la idea del paraíso que tienen los productores –y, por qué no, consumidores– vitivinícolas. Y está el paisaje, además. Y las termas de Cacheuta. Pero también está la Facultad de Música de la Universidad de Cuyo, en la que se han formado muchos de los principales instrumentistas del país. Y un movimiento cultural de excepcional riqueza. No es extraño, entonces, que haya surgido la idea de unir el atractivo turístico con el musical y que, desde hace siete años, exista en Semana Santa un festival como “Música clásica por los caminos del vino”, organizado por el Ministerio de Turismo y Cultura del gobierno mendocino junto a las principales bodegas de esa provincia. Un festival que este año será internacional por primera vez y recibirá, entre otras figuras, al notable violinista Gidon Kremer y a integrantes de la Camerata Lysy de Suiza.
El festival, que se llevará a cabo desde la noche del próximo miércoles hasta el domingo, tiene la particularidad de desarrollarse, además de en escenarios tradicionales –en particular el bellísimo Teatro Independencia, en la ciudad de Mendoza–, en distintos emplazamientos de esa ciudad –como la Basílica de San Francisco, la Capilla de María Auxiliadora o el Concejo Deliberante–, y del resto de la provincia –la Parroquia Nuestra Señora de Fátima de Godoy Cruz, por ejemplo– y en distintas bodegas mendocinas.
Además de la apertura, a cargo de la Sinfónica UNCuyo, que hará la Sinfonía Nº 5 de Gustav Mahler con la dirección de David Handel, uno de los puntos salientes de la programación será la interpretación del oratorio La Resurrezione, una de las obras más importantes de otro Händel, George Frideric (el domingo a las 20, en el Independencia), con dirección musical de Juan Manuel Quintana y la participación de una orquesta de instrumentos originales integrada por músicos argentinos y de distintos países latinoamericanos y europeos. La versión tendrá una puesta en escena de Marcelo Villalba y contará con un grupo de importantes solistas encabezado por la excelente soprano Soledad de la Rosa. Otro de los conciertos destacados será el que brindará la soprano mendocina Eliana Bayón –que deslumbró como Liù en la puesta de Turandot de Puccini que el Colón montó en el Luna Park, el año pasado–, junto al tenor Luis Lima, el barítono Luis Gaeta y la orquesta Filarmónica de Mendoza, dirigida por Pablo Herrero Pondal, el próximo sábado a las 17 en el Parque Cívico de la capital provincial y el día siguiente en el mismo horario pero en la Estación de trenes de San Rafael, con pasajes de óperas de Verdi, Puccini y Bizet, entre otros autores. También el sábado, a las 18 y en el Espacio Killka de la Bodega Salentein, en Tunuyán, actuará, por su parte, uno de los principales grupos especializados en música barroca en el mundo, Musica Fiorita, de Suiza, quienes harán un programa dedicado a Monteverdi y su época. El universo de lo que el mercado identifica como música antigua –es decir anterior al siglo XVIII– tendrá otro punto alto con el concierto de archilaúd del uruguayo Rafael Bonavita, con obras de Kapsberger, Piccinini y Zamboni, el jueves a las 17 en la Sala Marcelo Santagelo, del Espacio Contemporáneo de Arte de la ciudad de Mendoza.
Gidon Kremer, quien también se presentará este sábado en el Auditorio de la Comunidad Amijai (Arribeños 2355) de Buenos Aires, dentro de su ciclo dedicado a grandes violinistas (a lo largo del año actuarán también Schlomo Mintz y Pinchas Zukerman), actuará en el Teatro Independencia de Mendoza este jueves a las 21 e interpretará un programa ecléctico, tal como es habitual para él desde hace unos veinte años. El violinista letón, que antes de cumplir treinta años ya había tocado y grabado en disco prácticamente todo el repertorio existente –incluyendo estrenos de Luigi Nono o Philip Glass y obras muy poco transitadas, como la magnífica Sonata del rumano Georges Enescu–, se dedicó en los últimos tiempos casi exclusivamente a la música de cámara y a las transcripciones de composiciones de Astor Piazzolla realizadas con su grupo, la Kremerata Báltica. En esta ocasión (el repertorio será el mismo en Buenos Aires y Mendoza), él y la Kremerata harán dos movimientos del Cuarteto Op. 127 de Ludwig van Beethoven, en arreglo de Viktor Kissine, la Sonata para violín en Sol Mayor Op. 134 de Dmitri Shostakovich (en una versión para violín, cuerdas y percusión realizada por Mijail Zinman y Andrei Pushkarev), las Glosas sobre un tema de Pau Casals de Alberto Ginastera, “La fiesta”, de Chick Corea (arreglada por Pushkarev para dos cellos, tambor y cuerdas) y Tres piezas para violín y vibráfono de Piazzolla.
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