Mié 04.04.2007
espectaculos

MUSICA › HASTA EL SABADO, UN CICLO DE FOLKLORE EN LA TRASTIENDA

El boca a boca como herramienta

En su segunda edición, Música de Acá permitirá que en Buenos Aires se vea mucho de lo bueno que pasa en el interior.

› Por Karina Micheletto

Buena parte de la música folkórica –o las distintas músicas folklóricas– que suena por todo el país aparece representada en una pequeña pero potente muestra en un ciclo porteño, Música de Acá. El encuentro, que ya tuvo una primera edición el año pasado, reúne a intérpretes que abordan el folklore desde distintas visiones, todas originales y con sello propio. Luna Monti, Juan Quintero, Peteco Carabajal, el Dúo Coplanacu, Bruno Airas, Paola Bernal, Jorge Fandermole, Chango Spasiuk, Marcelo Moguilevsky y Quique Sinesi traen su música al escenario de La Trastienda (Balcarce 460).

Tras un comienzo con la dupla de Luna Monti y Juan Quintero, una de las más creativas de la escena actual, y el abordaje instrumental de Quique Sinesi y Marcelo Moguilevsky, hoy a partir de las 21 el ciclo se detendrá en dos propuestas cordobesas: la del ya clásico Dúo Coplanacu y la de la coscoína Paola Bernal. Los Copla traerán su repertorio de zambas y chacareras, de esas que se corean e invitan a bailar. Bernal acerca una nueva formación: suma guitarra criolla, eléctrica, bombo y una computadora con la que cruzará sonidos electrónicos. Mañana el ciclo seguirá con Peteco Carabajal y el armoniquista Franco Luciani. El viernes será el turno de Chango Spasiuk y Jorge Fandermole. Y el sábado se anuncia un gran cierre a toda peña, con el jujeño Bruno Arias, que está vistiendo con nuevos sonidos y nuevas letras la música de la Quebrada.

Con más o menos trayectoria y con distintas posibilidades concretas de difusión de su música, algunos de los participantes de Música de Acá, reunidos por Página/12, describen un estado de situación comprobable en casi todos los festivales folklóricos de verano: lo que en muchas provincias se vive como un fenómeno en crecimiento, con un mercado propio, parece ser percibido como un espacio más bien marginal desde Buenos Aires. “Es que los medios de aquí no se quieren enterar, no les interesa –ensaya una explicación Peteco–. Mucha gente nueva está necesitando que se difunda su obra para poder trabajar y siente que está remando sola. Hoy el Chaqueño Palavecino o Soledad tienen la posibilidad de aparecer en televisión, y está muy bien. Pero si solamente muestran lo que hacen ellos, están dejando a la gente con una sola visión de la cosa. Es evidente que es un tipo de discriminación. Necesitamos que se cambie esa mentalidad en Buenos Aires.”

Luna Monti: –Hay un montón de gente que tiene como única fuente de información a los medios de Buenos Aires. Lo que no está ahí, no existe.

Juan Quintero: –La lástima es que se están quedando afuera de algo muy vivo y muy lindo que pasa por todos lados.

Bruno Arias: –Están acostumbrados a escuchar una sola cosa, como si el folklore fuese solamente eso. Pero, como en toda la música, el gusto está en la diversidad: hay otros estilos y otras propuestas.

–¿Y no habrá algo que cambiar desde adentro?

Peteco Carabajal: –El ambiente folklórico necesita cambios de mentalidad para sumar calidad: que haya buenos sonidos, buenas luces. Tenemos que aspirar a tener los mismos escenarios que un festival de rock. Lo mismo pasa con las grabaciones: tradicionalmente se daba por sentado que un folklorista no podía acceder a buenas condiciones de grabación: muchas horas disponibles, un buen técnico, determinados estudios... Todavía hoy, decís que grabaste en 200 horas y es ¡uuuy... lo que te dieron! La cosa sería más o menos así: si sos folklorista no hinches, tenés que terminar tu disco en dos días; total, es puro rasguido...

Paola Bernal: –Durante mucho tiempo el folklore fue pensado como una música de mala calidad, por el solo hecho de ser popular.

P. C.: –Si lo sabré yo... Cuando iba a la escuela y me preguntaban qué hacía mi viejo, les decía que era albañil, o cualquier cosa... ¡Si ya era difícil hacer entender lo que era una chacarera, no iba a andar explicando que tenía un padre folklorista!

J. Q.: –De a poco eso va cambiando. Disfrutamos compartiendo espacios con músicos como Peteco, Carnota, Juan Falú, pertenecientes a la generación que nos abrió el camino, y también con contemporáneos nuestros, y con los que vienen después. Somos de distintas generaciones, pero tenemos la misma avidez y nos seguimos sorprendiendo con lo que genera esta música.

–¿Qué cosas, por ejemplo, lo sorprenden?

J. Q.: –El boca a boca multiplicado es la herramienta más importante y más sorprendente. Que un tipo se preocupe por conseguir tu disco, copiarlo y pasárselo a sus amigos, entusiasmado, es algo que me sigue emocionando.

–¿Y no le preocupa que copien sus discos?

J. Q.: –¡No! Porque el mismo tipo que copia tu disco es el que después te va a ver en vivo y te compra otro. Está todo bien.

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