Mar 15.05.2007
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MUSICA › ENTREVISTA A EZEQUIEL ALARA, DE “HIGH SCHOOL MUSICAL”

“Hoy los realities abren una puerta a la industria musical”

El director musical del ciclo televisivo da sus razones para el éxito que llenará dos estadios de River, hoy y mañana.

› Por Emanuel Respighi

Probablemente se trate de uno de los “bautismos” más numerosos de la historia de la música. Lo cierto es que entre hoy y mañana, en River, concurrirán por primera vez a un musical en un estadio cerca de 100 mil chicos y chicas. Es que el lugar donde hace poco las tribus ro-ckeras vibraron con el Quilmes Rock, en el mismo escenario en el que tocaron bandas internacionales como U2, Rolling Stones y Guns N’Roses o locales como Los Redondos y la Bersuit, en las próximas 48 horas se convertirá en un multitudinario recreo infantil, con la llegada al país de High School Musical, el concierto, el show musical que surgió de la película más vista de Disney Channel, con una audiencia de 36 millones de espectadores en todo el globo. A la búsqueda de desentrañar los secretos del fenómeno, Página/12 dialogó con Ezequiel “Cheche” Alara, el director musical de HSM, quien además de ser argentino cuenta en su currículum con el aval de haber dirigido dos años la puesta en escena de American Idol y de shows de artistas como Alejandro Sanz y Christina Aguilera. Nadie mejor que él, entonces, para analizar el actual fenómeno que producen los jóvenes talentos que trascienden la pantalla chica.

¿Cómo es planificar un show de un grupo adolescente surgido de una película, para un público infantil?

–Adaptamos partes de canciones y libretos al castellano. Lo que buscamos en esta gira es que haya una comunicación con el público latinoamericano. No queríamos hacer un típico show en donde lo único que dicen los artistas en el idioma del lugar es “¡Hola Argentina!”, pronunciado en tono gangoso. No queremos hacer el mismo show para todo el mundo, como hacen muchas bandas internacionales. El hecho de que el público sea infantil hace que se necesite un ida y vuelta estrecho entre los artistas y los espectadores, que no sea algo tan ajeno.

¿O sea que más allá de lo coreográfico hubo un entrenamiento intenso de los chicos sobre Argentina?

–Tengo el privilegio de ser el único extranjero del equipo, por lo que fui un interlocutor válido para el armado de la gira. El público latinoamericano, y el argentino en particular, es mucho más eufórico y cálido que el estadounidense. Los puse al tanto de nuestra idiosincrasia. Los chicos estudiaron mucho. No se puede ser masivo sin lograr conexión.

¿Por qué cree que se dio este fenómeno con HSM? A lo largo de la historia audiovisual, siempre hubo películas y series infantiles. Sin embargo, la masividad de HSM fue muy veloz.

–Cada generación encuentra un proyecto artístico al cual pertenecer. Así como hubo generaciones que se identificaron con The Beatles, otra con Madonna, hay una nueva que hace lo propio con HSM. El de HSM es un fenómeno diferente porque son chicos. Es una película que genera fanatismo con su público, por las canciones e historias. HSM logró que esta nueva generación se largue a bailar. Generaciones anteriores como la mía, por ejemplo, nunca bailaron a esa edad con el fervor actual. Incluso, bailar estaba hasta mal visto. HSM logró que bailaran y que pudieran seguir coreografías. Y eso no es fácil: requiere un esfuerzo.

Probablemente haya ayudado a la histeria infantil el hecho de que es una generación criada bajo los rayos catódicos del reality show.

–Es una generación abierta a los concursos. El fenómeno reality abarcó desde ciclos musicales hasta programas de sobrevivientes. No es lo mismo un reality como American Idol que otro como Gran Hermano. Los objetivos de los participantes y los productores son muy diferentes. Lo que tienen de favorable los realities de cantantes como American Idol es que abren una puerta, antes casi imposible, a la industria musical. Aun cuando competir entre cantantes no tiene sentido; el talento no se puede cuantificar.

Desde su experiencia de productor, ¿cómo analiza a los talentos surgidos de la TV?

–Lo que vislumbro por HSM y American Idol es que los chicos son cada vez más profesionales. Hoy, un chico de 16 años tiene más responsabilidad profesional que cualquier cantante que daba sus primeros pasos años atrás. Se perfeccionan todo el tiempo. La industria tiene ahora el trabajo de hacer que estos éxitos o fenómenos perduren en el tiempo, que se mantengan a largo plazo. Que no sólo sean estrellas mientras dure el reality y después nadie se acuerde de ellos. Han surgido muy buenos intérpretes que luego desaparecieron. Disney trabaja a largo plazo.

¿Pero no hay cierta contradicción entre las compañías que prefabrican “estrellas” y la libertad creativa que necesita un artista?

–Se está buscando un nuevo esquema musical en la industria. La industria se maneja por ciclos. En la actualidad hay mucho interés de las compañías de música y TV de artistas populares y mundiales, que trasciendan la pantalla o el disco por el cambio de paradigma que produjeron las copias ilegales e internet. Los negocios paralelos, sean shows o merchandising, son lo que mueven al mercado hoy en día. Pero para eso se necesita talento musical. Hay grandes cantantes que tienen 16 años pero que no necesariamente tienen algo que decir, porque son gente muy joven. Por eso las compañías están volviendo a apostar al desarrollo de artistas y talento, no a la construcción. La compañía que apunta únicamente a la construcción de una estrella pop genera un fenómeno efímero. Por eso, Disney trabaja en el desarrollo de artistas. Ser un fenómeno no garantiza una carrera a largo plazo.

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