MUSICA › TOCAN HOY EN TUÑON
“Surgimos como el costado oscuro del tango”, dice el grupo, que en sus discos hace alusión más de una vez a historias y personajes carcelarios.
› Por Carlos Bevilacqua
Pocos grupos de la nueva camada del tango muestran una identidad tan definida como 34 Puñaladas. Desde que en 1998 empezaron a recorrer el circuito under del Abasto, sus cinco integrantes mostraron siempre una profunda compenetración con las temáticas del mundo marginal, valiéndose del primitivo formato del cantor con guitarras. Hoy buscan mantener algo de aquella atmósfera densa, pero ya con temas propios, según podrá vislumbrarse en los shows que darán hoy y los viernes 16 y 30 de noviembre desde las 23.30 en el Bar Tuñón (Maipú 849).
“Surgimos como el costado oscuro del tango, en contraste con las orquestas típicas y la estética del ’50 que estaba muy en boga entre los artistas jóvenes”, cuenta Alejandro Guyot, cantante y letrista. “Encontramos además un sonido distintivo en algo que se estaba desechando en esta especie de globalización que tuvo el tango. La guitarra es anterior al bandoneón, y es el instrumento con el que Gardel grabó el 90 por ciento de sus discos”, agrega Juan Lorenzo, casi militante de las seis cuerdas que pulsa a diario.
Uno de los planos en el que 34 Puñaladas muestra mayor coherencia es el del repertorio, integrado en su mayoría por tangos poco conocidos que suelen aludir a criminales de diversa laya. “Tienen la virtud de haber sido prohibidos varias veces en la historia argentina y de tener gusto a leyenda”, argumenta Guyot. La elección de algún título célebre como “Puente Alsina” es excepcional en una línea de búsqueda que alcanza a ciertos incunables. “En Uruguay se editó hace unos cincuenta años un disco rarísimo de Julián Centeya que originalmente se llamó Entre putas y chorros. De ahí sacamos ‘Pinchó’, un recitado impresionante al que yo le puse música”, cuenta Lorenzo.
Por momentos, las versiones suenan tan verosímiles que los intérpretes parecen auténticos reos: “Muchas veces nos han preguntado si estuvimos en cana –sonríe Lorenzo–. No nos interesa fingir lo que no somos, pero no hace falta estar preso para poder hablar de la cárcel, como tampoco es necesario estar enamorado para cantar bien una canción de amor. Se puede trabajar desde la memoria emotiva y desde cierta identificación con los personajes, para lo cual obviamente tenés que conocer algo de esas realidades”. Sí se pueden considerar marginales respecto del gran negocio del tango. “Elegimos no trabajar en las casas de tango porque los buenos sueldos y la estabilidad se pagan con una dependencia artística que te termina alienando”, opina Edgardo González, otro de los guitarristas de esta peculiar agrupación, que completan Augusto Macri y Lucas Ferrara. A su vez, las giras internacionales que emprenden distan de las que cumplen las grandes compañías de baile. Invitados a festivales de world music, llegaron a compartir escenario con Hermeto Pascoal, Café Tacuba y Marc Ribot, entre otros artistas célebres, y a conocer de primera mano a grupos de países como Pakistán, Burkina Fasso e Indonesia.
Otro rasgo distintivo del grupo es la presencia del lunfardo, “una fibra íntima de los porteños”, según lo define Guyot, que cuenta que en una revista policial de 1888 encontraron que un agente reportaba “una especie de dialecto, jerga o código que resumía como un slang”, palabra que usaron para titular el segundo disco.
La tensión entre tradición y vanguardia surge espontáneamente en diferentes pasajes de la charla. Sostiene Guyot: “Nuestros arreglos de los temas ajenos nunca fueron una mera reproducción de los conocidos. De hecho, el año pasado competimos en los Premios Gardel con Gotan Project y Andrés Calamaro en el rubro ‘Tango Nuevas Formas’”. González va más allá de los vagos rótulos de Capif: “Aun dentro de una estructura tradicional, lo nuestro es más moderno que muchas de las aparentes nuevas formas”, dice. Lorenzo es todavía más específico: “Somos tradicionales en la instrumentación, pero tenemos un enfoque novedoso en los arreglos, algo que queda muy claro en los temas propios. De hecho, el aire nuevo que se le puede dar al tango va a llegar a través de la composición”.
Hacia allí van los 34 Puñaladas con sus creaciones. Así como en Slang ya habían incluido “Night Club” (hoy interpretado también por la Pequeña Orquesta Reincidentes), para luego animarse con los “Interludios” 1 y 2 en Argot, en los shows del Tuñón seguirán probando otras piezas de factura propia, como “Fuera de estación” y la “Milonga en luto”, ambas más descriptivas que narrativas. González adelanta a su vez que en la “Milonga del tiro de gracia” se meten en la piel del protagonista del cuento “El muerto” de Borges, en los instantes previos a su fusilamiento. Pasos lentos pero seguros hacia el próximo disco, íntegramente compuesto por obras propias y cuya edición anuncian para principios de 2008. “El espíritu del grupo tendrá continuidad, pero con un lenguaje diferente, porque hoy no podemos hablar ni componer como en 1925. Es un material que requirió maduración, algo que no hubiese sido posible sin el recorrido de estos nueve años”, asegura orgulloso el guitarrista.
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