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Jueves, 28 de febrero de 2008

MUSICA › BOB DYLAN ARRANCO LA GIRA QUE LO TRAERA A LA ARGENTINA

Entre el escenario y el box

En el concierto con el que abrió la gira que lo traerá a la Argentina, Bob Dylan se reencontró con México el martes tras dieciocho años de ausencia. En el DF, el músico ofreció un show con aires de swing, rock & roll, blues y country, en el que se hizo cargo del teclado y la armónica y en el que mostró cierta impasibilidad ante el público. Los 10 mil asistentes, en cambio, se habían rendido a su ídolo antes incluso de que éste pisara el escenario del Auditorio Nacional. Dylan lució sombrero blanco y su típica expresión adusta, acompañado por una banda pulcramente uniformada. Apenas se movió durante las primeras tres canciones. Sólo cuando se ubicó tras el teclado con “Masters of war”, de 1963, comenzó a imprimirle ritmo a una garganta curtida.

Fiel a su costumbre de reinterpretar las canciones hasta convertirlas casi en otras diferentes, hizo una versión de “Things have changed”, canción por la que obtuvo el Oscar en 2000, que dejó a muchos preguntándose de qué tema se trataba. Como si se tratara de un fetiche, Dylan tenía a mano la estatuilla dorada, algo bastante peculiar en un concierto en el que no había ni pantallas gigantes ni escenografía. El público, hasta entonces tranquilo, se paró para bailar con “Like a rolling stone”, en la que Dylan puso todo su empeño. Poco antes de retirarse, se dirigió por única vez –en inglés– a los asistentes, para presentar a sus cinco músicos y sembrar la duda de si había pronunciado un rápido “Gracias, México” al principio. Pero regresó para hacer otras dos canciones, entre ellas la mítica “Blowin in the wind” a ritmo de blues como broche final a algo más de noventa minutos de concierto.

Anoche Dylan debía actuar nuevamente en el DF, y luego seguirá por Monterrey, Guadalajara, las ciudades brasileñas de San Pablo y Río de Janeiro, Santiago de Chile, Córdoba, Buenos Aires, Rosario y Punta del Este. El promotor mexicano de la gira afirmó hace unos días que el entorno del músico, de 66 años, había dicho que quizás ésta fuese su última gira por América latina. La discreción es la norma que rigió la estancia del intérprete en el DF, sin peticiones especiales, salvo la imposibilidad de tomar imágenes en los ensayos y de forma muy restringida en el concierto. No obstante, el artista sorprendió el lunes con una visita inesperada al gimnasio de boxeo Nuevo Jordán, del Centro Histórico del DF, donde se calzó los guantes para darle un rato a la bolsa.

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