El prestigioso escritor mexicano Sergio Pitol fue reconocido ayer con el Premio de Literatura Miguel de Cervantes y se convirtió, de esta manera, en el trigésimo primer autor que obtiene esta distinción, después de figuras emblemáticas de la literatura mundial como Ernesto Sabato, Carlos Fuentes, Octavio Paz, Augusto Roa Bastos, Jorge Luis Borges y Mario Vargas Llosa, entre otros. “Es lo mejor que me ha pasado en la vida literaria”, afirmó Pitol, visiblemente emocionado tras conseguir este premio que es considerado el más importante de las letras hispanas y que, además del peso simbólico que significa, monetariamente asciende a poco más de 100 mil dólares. “Es el mayor premio de la lengua castellana –agregó– y el mismo nombre, Cervantes, ya lo cubre de grandeza.”
El fallo del premio que tenía entre sus candidatos al uruguayo Mario Benedetti, al peruano Alfredo Bryce Echenique y al español Juan Marsé fue anunciado por la ministra española de Cultura, Carmen Calvo. Pitol obtuvo el galardón por “sus reflexiones constantes sobre el arte de escribir, su anticipación a la fusión de los géneros y por su dimensión cervantista”, explicó Calvo al leer el fallo del jurado que fue presidido por el director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha. El jurado valoró en Pitol su tarea como traductor “importantísimo para los hispanohablantes” y también destacó su doble dimensión de novelista y ensayista y su capacidad para adelantarse a lo que son “tendencias muy acentuadas en los últimos años de lo que es la novela abierta”, que integra la narración, la reflexión y el ensayo. El fallo del jurado de este premio que concede el Ministerio de Cultura español desde 1975 se logró por mayoría.
Sobre la obtención del Cervantes –que hasta ahora distinguió a dieciséis intelectuales españoles y catorce latinoamericanos– opinaron diversos colegas presentes en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. “Es maravilloso por dos razones –expresó el novelista mexicano Ignacio Solares–: es un gran escritor, de los mejores que ha habido en este país. Y otro porque se lo dan cuando se cumplen 400 años del Quijote. Esas coincidencias son estupendas.” Para Solares, la obra de Pitol combina diversos aspectos “misteriosos, sociales, pero fundamentalmente literarios”. Otro novelista mexicano, Alberto Ruy Sánchez, expresó que “es una noticia espléndida saber que un escritor que ha hecho un recorrido del mundo, una literatura mexicana cosmopolita, pero además excéntrica, con un pie en los países del Este, que ha explorado el arte de contar con enorme sabiduría y sabor por las palabras, y que, además, ha sido un hombre generoso, gane el Cervantes”.
La vida de Pitol también es de novela. Nació en la ciudad de Puebla el 18 de marzo de 1933 y, desde entonces, tuvo una infancia muy difícil, ya que su madre murió ahogada en un río cuando Pitol tenía tan solo cuatro años y su padre falleció como consecuencia de una meningitis. Luego Pitol enfermó de malaria y estuvo en cama desde los seis años hasta los doce y fue cuidado por su abuela y sus tías. Desde entonces dedicó su vida a leer autores de la talla de Dostoievski, Tolstoi y Faulkner, entre muchos otros. Es autor de dos libros sobre la cultura mexicana de final de siglo que son considerados fundamentales: El arte de la fuga (1996) y Pasión por la trama (1998).