LITERATURA › ALBERTO FUGUET Y LAS NUEVAS HISTORIAS EN TORNO DE LA WEB
El escritor y cineasta chileno, invitado al Festival Internacional de Literatura en Buenos Aires (Filba), analiza las formas y expresiones surgidas al amparo de los blogs. “El texto es el fuerte, el soporte es el medio”, considera.
› Por Silvina Friera
Cuando a fines de los ’70 llegó a Santiago de Chile, una ciudad sitiada por el terror de la dictadura pinochetista, tenía 12 años y no sabía decir una palabra en español. Ese adolescente criado en California (Estados Unidos) estaba descolocado. Los libros y el cine fueron un cable a tierra que le permitió, poco a poco, integrarse. Encontrar su lugar en el mundo. De Alberto Fuguet, escritor y cineasta influyente en muchos narradores contemporáneos por su oposición al realismo mágico –en su recopilación de cuentos McOndo, de varios autores, apostó por una literatura más real y urbana–, se podría decir que anda festivaleando a dos orillas. Acaba de llegar al país para sumarse al Festival Internacional de Literatura en Buenos Aires (Filba), que comienza mañana, donde participará en un panel sobre Roberto Bolaño y en otro con el prometedor título de “Autobombo y plagio en la red”. Pero pronto, cuenta el autor de Sobredosis, Mala onda y Las películas de mi vida, se dedicará a festivalear su reciente corto 2 horas. “Estoy intentando poder llevar la intimidad de la literatura y la libertad económica a lo audiovisual”, confiesa el escritor chileno. “Creo que se puede; cuesta pero algo se puede hacer. No me parece correcto ni justo que el cine esté en manos de Pol-Ka o de Paramount, ni del Estado ni menos de festivales de arte como Rotterdam. Me parece que debe haber una manera. Y si no da para largos, hacer cortos o documentales o clips. Para mí filmar es tanto o más importante que escribir y la red me puede ayudar. No quizás a financiarlas, pero al menos a que lleguen a mucha gente. Y no sólo dentro del país.”
–En un texto titulado El blog del desasosiego, dice que “en la estratosfera de los blogs, la gente simplemente quiere ser, no contar. Quiere mostrarse”. ¿Por qué se da este fenómeno de exhibirse entre los escritores que tienen blog?
–A lo que me refería es a la gente “normal”, no a los escritores “profesionales”, o, digamos, escritores que ya han publicado libros y, por ejemplo, han dado entrevistas. Mi impresión es que aún son pocos los autores-bloggers. Hay millones de gente “normal” (o quizá no tan normal) que escriben, se exhiben, se confiesan, se exponen. Claro, usan la palabra, las fotos, las imágenes y la música para existir, para ser, para no ser uno más, para ser alguien importante o alguien mejor o alguien distinto en la red. Si bien debe haber excepciones, no veo mucha gente narrando en el sentido tradicional. Contando ficciones. Sí hacen una suerte de confesiones a lo San Agustín o un “vida in progress” donde lo memorable está muchas veces en el mismo nivel de lo cotidiano. De verdad no conozco escritores que hacen de su vida un espectáculo; si hay cantantes o rockeros o incluso figuras públicas o celebrities. Entre toda esa gente anónima de la red, surgirán escritores que publicarán de una manera más tradicional.
–¿A qué atribuye esta necesidad generalizada de espectacularización de la vida?
–La vida es una película. Todo ahora es show. Pero insisto: no todos hacen show en la vida real ni en la red. Hay gente que se ve a sí misma como una cinta de arte o un documental de bajo presupuesto. Quizá todos sienten que desean ser parte de la red, del gran escenario, pero no todos creen que la vida es un programa de farándula. Supongo que publicar es mostrarse, exhibirse, sea en la red o en las librerías; pero otra cosa es hacer show, quilombo e inventarse un personaje. Yo al menos creo que la literatura tiene que ver con encontrar un modo de expresarte mejor de lo que te expresas en la vida.
–Así como se suele decir que hay historias o anécdotas que no pueden ser escritas, ¿por qué en la red todo vale? ¿Por qué un sujeto equis cree que su diario íntimo puede ser interesante para otro?
–No todo vale, por cierto, pero en la red todos sí pueden estar. Y aquí creo que es bueno destacar que tanto la industria editorial como la periodística sólo permiten el ingreso de algunos. En la red, no todo vale, pero todo se hace y pareciera que están todos. Al no haber filtro en la red, puede estar alguien que cuente cosas que no nos interese, sin dudas. ¿Pero acaso eso no sucede en el mundo real o análogo? Y tal como en el mundo real, son pocos los que son populares. Mi impresión es que esos diarios íntimos que hay en la red son menos leídos que los que están escondidos con llave en un cajón. Entonces, en la red todo puede estar, pero la red se parece a la vida y, por eso, no todo se lee, no todo funciona, no todo logra su objetivo. Lo bueno es que a la larga sí puede suceder. Quizá los diarios de Kafka o Pavese o Andrés Caicedo ahora serían desconocidos o losers de la red.
–¿Qué queda para la esfera de la intimidad si todo está en la red?
–No todo está en la red. Lo que está en la red es lo que la gente quiere que esté en la red. Desde una versión mejorada del sujeto o, incluso, una versión autoflagelada. En la red todo es post, fragmentos, trozos. Pero en la calle queda y mucho. A pesar de que para la gente más joven la distinción entre lo privado y lo público es menor, de alguna manera en el mundo real también lo es. Pero ojo, no porque alguien aparezca desnudo o teniendo sexo o contando si se masturbó anoche significa que revela mucho. Revela una parte. Aún existe esa distinción entre lo íntimo y lo público, y al arte o a la literatura les corresponde trabajar en lo privado y llevarlo a lo público pero sin dañarlo, sin transformarlo en algo vulgar, expuesto. La intimidad masificada es más show, espectáculo o, lo que es peor, circo. Llorar de pena ante las cámaras, ¿es íntimo?
A pesar de que el escritor y cineasta chileno tiene dos blogs (albertofuguet.blogspot.com y las peliculasdemivida.blogspot.com) dice que no se siente un blogger. Al menos uno profesional. A corto plazo está involucrado con dos proyectos de red: www.albertofuguet.cl, que unirá sus dos blogs, y www.cinepata.com, una distribuidora de cine digital gratuita para que la gente descargue films, cortos, clips y otros proyectos audiovisuales. “Tengo blogs para poder saltearme la prensa. Cuando alguien aparece en la prensa, es porque está lanzando un libro o está de gira. Y, por otro lado, para saltearme lo local. Un post mío aparece en todo el mundo y, sobre todo, en el mundo hispanohablante”, señala Fuguet. “La verdad es que no uso el blog para probar cuentos o para conversar con posibles lectores. Supongo que podría, pero no estoy en la red para responder posts o para hacer amigos nuevos sino simplemente para intervenir, para colocar cosas que me interesan, para tener, por así decirlo, mi propio medio y mi propia agencia de comunicaciones. Y pronto tendré mi propia distribuidora de cine.”
Apunta directo al blanco, sin vacilaciones, cuando define qué es un plagio. “Plagiar es intentar pasar por propio algo ajeno. Seguro que sucede y mucho en la red, más que en la vida real. Pero en la red es tan común apropiar, citar, linkear... Plagiar no es una palabra muy adecuada para la red. Ahora aquel que linkea o cita o comparte también es considerado un autor, por lo tanto plagiar ya no se vuelve algo tan necesario. Además, los que lo hacen saben que es muy fácil captar si algo es o no es propio”, plantea Fuguet.
–¿Por qué dijo que “la blogosfera no es un arte y ojalá nunca lo sea”?
–¿Dije eso? (Risas.) No lo sé, claramente me parece más sano que sea un espacio abierto donde quizás haya arte pero también haya de todo. En la red no hay que sentir nunca que se debe pedir permiso para ingresar. La gracia es que puedes encontrar de todo. El que busca encuentra, digamos.
–¿El que escribe en un blog genera obra?
–Genera obra, sí. No sé si toda esa obra da para un libro, pero quizás muchos de esos posts sí pueden funcionar. En mi caso, una parte de Apuntes autistas fue sacado de mi blog. Ahora que lo pienso, supongo que probé mis textos, pero no lo siento así puesto que no uso estadísticas ni permito comentarios.
–Pareciera haber una tendencia que consiste en publicar libros con textos y relatos escritos originalmente en blogs. ¿Qué opina sobre este fenómeno?
–Es una moda y pasará. Al final no es más que un remix del formato epistolar. Y como en todo, puede haber cosas muy tontas y lights hasta libros notables. Un texto escrito desde adentro, personal, o simplemente un buen texto, puede resistirlo todo: estar en la red, en un blog, en un diario o suplemento. El texto es el fuerte, el soporte es el medio.
–Usted señaló que Fernando Pessoa sería hoy un blogger perfecto, ¿qué otros poetas o escritores podrían entrar dentro de esa categoría?
–Aquellos que necesitan contar lo que están haciendo. Que necesitan cada tanto dejar testimonio de sensaciones o cosas que le sucedieron. También, como en el caso de Pessoa, aquellos que entienden que, cambiando de nombre, pueden escribir de otra manera. No me siento experto en el mundo de la poesía, pero se me ocurre que la red es un gran sitio para ellos. Ahora publiqué un libro llamado Mi cuerpo es una celda, una suerte de autobiografía del escritor colombiano Andrés Caicedo, que se mató a los 25 años en 1977. El enviaba y enviaba cartas, casi a destinatarios desconocidos. Sin duda, Caicedo era un blogger, un tipo que necesitaba postear más de una vez al día. Todos aquellos escritores que tuvieron una gran correspondencia o tuvieron diarios son autores que hoy encontraríamos en la red. Desde Pizarnik a Pavese, todo aquel que siente que necesita comunicarse pero no sabe cómo, la red es un hogar.
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