Jue 04.06.2009
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LITERATURA › LA DEMANDA DE J. D. SALINGER A UN ESCRITOR FANTASMA

El centeno es mío, mío, mío

El escritor quiere impedir la publicación de una “secuela”. Desde Suecia, “JD California” dice que todo le parece “un poquito insano”.

› Por David Usborne *

Los estudiosos y admiradores de J. D. Salinger ya pueden estar seguros de que, aunque el autor sigue negándose con firmeza a mostrar su cara en público –ni hablar de agregar un nuevo título a su obra largamente detenida–, aún está vivo y alerta. O al menos lo están sus abogados, como demuestra el juicio iniciado esta semana en Nueva York. Lamentablemente, Salinger, de 90 años, no estuvo en la corte, sino presumiblemente en su hogar de New Hampshire, mientras sus representantes presentaban la demanda para bloquear la publicación de una secuela no autorizada de la venerada El guardián en el centeno. Publicada en 1951, la novela hizo atractiva a muchos jóvenes adolescentes la idea de envolverse durante años en la angustia existencial.

Cuán bueno o malo es el indeseado tributo es algo que al parecer nunca se sabrá, pero los primeros signos no son muy prometedores. Titulado 60 Years Later: Coming Through the Rye (“60 años después: saliendo del centeno”), aparentemente busca reencontrar a los lectores con Holden Caulfield, el joven imaginado por Salinger en el original. Caulfield ya no es el perturbado adolescente que escapa a la escuela preparatoria, sino un perturbado septuagenario que escapa de un hogar de ancianos. Aún mejor, o peor, el perpetrador, que vive cerca de Gotenburgo (Suecia) y escribe bajo el apropiado alias de JD California, se mete en el problema de incluir a Salinger en el libro, polemizando sobre si debe relanzar la historia de Caulfield o no. Pero el hombre de Suecia estaba muy equivocado si pensaba que el ermitaño de New Hampshire iba a encontrar su esfuerzo entretenido o halagador: debería haber recordado que en las últimas décadas sólo los litigios judiciales consiguieron hacer salir a la luz al escritor. Aunque nunca en persona, por supuesto.

“La secuela no es una parodia, ni comenta o critica el original. Es lisa y llanamente un plagio”, sostiene la demanda. Los papeles presentados ante la corte recuerdan que Salinger “protege firmemente su propiedad intelectual” y señalan que incluso el autor rechazó las propuestas de personajes del peso de Harvey Weinstein y Steven Spielberg cuando buscaron el permiso para llevar a Caulfield a la pantalla grande. Los acusados son el tal California, una firma llamada Windupbird Publishing y aparentemente basada en Londres, el editor sueco Nicotext y la empresa SDB Distributors, de California. La demanda exige una indemnización por daños y perjuicios, además de una orden que impida la salida del libro, programada para julio en Gran Bretaña y para setiembre en Estados Unidos. El escrito agrega que aunque Salinger, que posee el copyright exclusivo sobre el original de 1951 –que lleva vendidos 65 millones de copias–, podría haber dado el permiso para ser filmado, llevado al teatro o adaptado de alguna otra manera, siempre “eligió decididamente no ejercer ese derecho”.

Salinger no ha publicado nada desde 1965 y no concede entrevistas desde los ’80. Pero si sus editores quedaron en suspenso, no puede decirse lo mismo de sus abogados. En 1982, Salinger demandó a un hombre que aparentemente estaba tratando de vender una entrevista ficticia. Cinco años después, trató de impedir la publicación de una biografía no autorizada escrita por Ian Hamilton, porque contenía citas tomadas de cartas inéditas. El libro terminó saliendo, aunque en forma revisada, en 1988. Finalmente, en 2003 el escritor bloqueó una versión para teatro de El guardián... realizada por la BBC.

Contactado por la agencia Associated Press en Suecia, JD Californa –quien declinó dar su nombre real– dijo que consideraba la acción legal contra él “un poquito insana”, asegurando que Salinger puede controlar sus personajes, pero no su estilo o perspectiva. “Para mí, es una historia sobre un hombre viejo. Una historia de amor, la historia de un hombre y su personaje”, explicó el escritor fantasma. No todos están convencidos de que Salinger pise terreno legal firme. Unos años atrás, la sucesión de Margaret Mitchell inició una demanda similar para bloquear una supuesta secuela del clásico Lo que el viento se llevó, titulada The wind done gone y escrita desde la perspectiva de un esclavo en la plantación de Scarlett O’Hara. El juicio no prosperó y el libro fue publicado, aunque sus editores accedieron a pagar una suma no especificada para llegar a un acuerdo con los herederos de Mitchell.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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