La novela negra como resorte del debate político, la fantasía como género para adultos y la relación entre literatura e historia son los tres ejes de la 22ª edición de la Semana Negra de Gijón, que arrancó el viernes. Más de 120 autores, de los que alrededor de una veintena son latinoamericanos, participarán en el evento, que se desarrollará hasta el próximo domingo y que es, en palabras de su director, Paco Ignacio Taibo II, “una gran fiesta popular con una columna vertebral muy fuerte, que es la literatura”.

“Logramos combinar la gran fiesta con la gran literatura. Se mezclan muy bien, se contaminan”, agregó el escritor hispano-mexicano. Durante el festival “se van a romper muchas lanzas sobre la novela histórica light, que en el mercado español está haciendo estragos, literatura chatarra”, señaló el director. También “habrá cargas de caballería contra la novela nórdica”, agregó Taibo II, que confesó que “el fenómeno Larsson me es ajeno”, ya que aún no leyó ninguna de las novelas de la trilogía Millenium. “Voy a llegar a México en agosto, leeré una y si me gusta leeré las otras dos”, dijo el autor, que aseguró que “cuando sale un best seller espero seis meses antes de leerlo por un problema de salud mental”. Otro asunto que se debatirá en la Semana Negra es el comic como instrumento no sólo de literatura narrativa, sino de reportaje, a través del recientemente publicado sobre los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid. El autor hispano-mexicano también destacó el homenaje a su padre, el escritor y periodista recientemente fallecido Paco Ignacio Taibo I, en el que participarán Víctor Manuel, Ana Belén y Joan Manuel Serrat. La Semana Negra reúne cada año a más de un centenar de escritores, editores y críticos europeos, iberoamericanos y estadounidenses del género policíaco. Las tertulias, presentaciones de libros y mesas redondas se alternan este año con conciertos, como los de Josele Santiago o Raimundo Amador, cine, recitales de poesía, exposiciones y un encuentro de fotoperiodismo. Durante la Semana se conceden cinco galardones que destacan las mejores novelas del año pasado escritas en español, en géneros como el policíaco o el histórico. El colombiano William Ospina es uno de los finalistas al Premio Espartaco a la novela histórica por El país de la canela, mientras que por el Premio Hammett a la novela policíaca compiten el argentino Raúl Argemí por La última caravana y el nicaragüense Sergio Ramírez, por El cielo llora por mí, entre otros.