Como hojas de un árbol inmemorial, traspasadas por las claridades y oscuridades del universo, hay cientos y miles de páginas maravillosas por recorrer y descubrir con las pupilas dilatadas, como si ese itinerario tuviera siempre reservado un asombro que se enquista en la mirada. En ese movimiento, en ese desplazamiento único e irrepetible, íntimo y personal, se trenzan ilusiones, deseos, expectativas. Lectores con largas batallas encima deberían cruzarse con aquellos que con timidez, a veces hasta reticencia o desconfianza ante los dogmas, luchan contra las oscilaciones del entusiasmo, las dificultades y los fracasos o decepciones de las primeras lecturas. “Libros como puentes” es el lema de la 39ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, ese clásico encuentro entre lectores, autores y editores del otoño porteño, que se realizará del 25 de abril al 13 de mayo en el mismo lugar de siempre, en el predio de La Rural. La novedad que intenta afianzar la feria, en la antesala de celebrar las cuatro décadas, es que por primera vez se recibirá como invitada de honor a la ciudad de Amsterdam con una delegación de escritores holandeses encabezada por Cees Nooteboom –eterno candidato al Premio Nobel de Literatura–, Arnon Grunberg, Herman Koch, Joke van Leeuwen, Wouter van Reek, Frank Westerman, Douwe Draaisma y Maarten Asscher. Entre los autores internacionales que ya confirmaron su presencia están los españoles Arturo Pérez-Reverte y Javier Cercas, quien participará en el marco de la Cátedra Roberto Bolaño de la Universidad Diego Portales; los mexicanos Juan Villoro y Laura Esquivel, y el cubano Leonardo Padura.

La ciudad invitada tendrá un espacio propio en el Pabellón Amarillo de La Rural, donde montará el Café Amsterdam. La fundación Letterefonds, dedicada a la promoción de la literatura holandesa en el mundo, recreará el espacio íntimo de un café, en el que presentará una selección de los mejores escritores contemporáneos de ese país. El desembarco holandés incluirá una muestra integrada por la edición monumental de las Cartas de Vincent Van Gogh y su hermano Theo; otra con los libros mejor diseñados; ilustraciones infantiles y comics. “Queremos acercarles el libro y la experiencia de la lectura a todos: a los que ya son lectores, pero también a los que no lo son, a los que son lectores de una manera titubeante”, subraya Gabriela Adamo, directora de la feria. Y agrega que para cumplir con este objetivo se necesita una programación “ambiciosa” desde los contenidos. “Queremos abrir puertas laterales, que parezcan más sencillas y fáciles, para que aquellos que no son lectores se acerquen. Este es el desafío más difícil: generar estas puertas para que el público que viene a pasear –el ‘público choripanero’, como he escuchado que han dicho por ahí– realmente se entusiasme y se contacte con la experiencia maravillosa de la lectura.”

Libros como puentes y encuentros para construir redes de intercambios más fluidos en América latina. La feria es un espacio que, más allá de los 45 mil metros cuadrados donde se distribuyen alrededor de 430 expositores, apuesta por erigirse como uno de los canales de circulación de textos, de debates y reflexiones entre diferentes generaciones de escritores. Una vez más, por segundo año consecutivo, se organizará el Diálogo de Escritores Latinoamericanos –del 2 al 5 de mayo–, que contará con narradores de Uruguay, Paraguay, Perú, Colombia, México, Ecuador, Costa Rica, Venezuela, Bolivia y Brasil, entre otros países. Juan Villoro, Milton Hatoum (Brasil) y Edgardo Rodríguez Juliá (Puerto Rico) han confirmado su participación. “Este tipo de programas tienen sentido si construyen para el futuro”, plantea Adamo. En la Feria del Libro de Frankfurt, hace apenas unos dos meses, vehiculizó el primer encuentro entre editores holandeses y argentinos para que “nosotros entremos en el radar de ellos –y viceversa– en todo lo que tenga que ver con las traducciones”. Pero también para observar cómo los holandeses hacen sus libros, “una industria superavanzada en el diseño y la materialidad del libro en sí”, aclara Adamo. Parece que los editores holandeses mordieron el anzuelo y están encantados con rumbear hacia Buenos Aires.

Zona Futuro, suerte de motor creativo y expansivo del Espacio de Lectura Digital, ha demostrado ser una de las mejores alternativas para difundir masivamente nuevas propuestas de escritura, tecnologías y estéticas a través de actividades en formatos originales, que antes estaban con la ñata contra el vidrio de La Rural. Los ideólogos de la editorial Clase Turista, a cargo de la programación, volverán con ciclos de poesía y pensamiento urbano, entre otras temáticas. En la 39ª edición continuará el Festival Internacional de Poesía (del 3 al 5 de mayo), con invitados confirmados como los poetas Juan Carlos Mestre (España), Masayo Koike (Japón) y Zakaria Mohammed (Palestina); el Encuentro Internacional de Narración Oral, la Jornada de Microficción y La Noche de la Ciudad. En la próxima feria se entregará el Premio de la Crítica –que el año pasado lo ganó Marcelo Cohen– y el flamante Premio del Lector. “La programación cultural es un trabajo intenso que lleva mucho tiempo”, revela Adamo, convencida de que los libros son puentes fabulosos.