Jueves, 21 de marzo de 2013 | Hoy
LITERATURA › JOSé OVEJERO GANó EL PREMIO ALFAGUARA DE NOVELA 2013
El español se llevó el galardón por La invención del amor, un relato generacional sobre un hombre que se enamora de una mujer que ha muerto. El jurado señaló que “revela la fuerza transformadora de la imaginación y su capacidad para construir nuevas existencias”.
Por Silvina Friera
Un día como cualquier otro el sonido del teléfono altera el orden oculto del universo. Aunque la primera reacción sea despotricar contra ese ruido infame que molesta, que impide concentrarse, trabajar, escribir. La relación entre ficción y realidad es tan dinámica y escurridiza que el porvenir es un espacio en blanco. Pero algo sucede, al menos hay que atender y escuchar. El escritor español José Ovejero, ganador del Premio Alfaguara de Novela 2013 con La invención del amor, un relato generacional sobre un hombre que se enamora de una mujer que ha muerto, sabe que las partículas radiactivas de la imaginación son astillas que, a veces, se clavan en los complejos pliegues de lo real. “Como sucede en mis novelas, aunque se trate de novelas individuales, no sé escribir sin poner a los personajes en contexto. Y en este momento, la crisis es un trasfondo inevitable si ambientas una historia en el Madrid actual”, dijo Ovejero en una videoconferencia desde Estados Unidos, adonde viajó para presentar uno de sus libros. “Al personaje le pasa lo mismo, recibe una llamada y su vida cambia profundamente. A mí me va a pasar lo mismo”, bromeó el narrador, poeta y ensayista –que vive entre Madrid y Bruselas– sobre la sorpresiva llamada de su compatriota Manuel Rivas, presidente del jurado, en la que le anunció que había ganado uno de los premios más destacados de las letras hispanoamericanas.
La novela ganadora, presentada bajo el título Triángulo imperfecto y con el seudónimo “Doppelgänger”, se impuso entre 802 textos provenientes de 19 países, un record de participación. El amor como búsqueda, refugio y huida de la crisis personal y social es el tema que eligió Ovejero para explorar la historia de Samuel, socio de una empresa de materiales de construcción al borde de la quiebra por la crisis económica española, un soltero escéptico que parece estar de vuelta de todo sin haber llegado a nada, luego de cumplir los 40 años. Alguien al teléfono le dice que Clara ha muerto. Aunque no recuerda a ninguna mujer con ese nombre, pronto la convertirá en el centro de su vida. Y todo por una “ínfima” equivocación. La persona que lo llamó lo confundió con el amante secreto de Clara. El triángulo se completa con el ingreso de la atractiva Carina, la hermana de la difunta, con quien compartirá vivencias y viejos dramas familiares. “El personaje principal es un hombre ni muy feliz ni muy infeliz, como uno de tantos y, por un accidente, su vida tiene la posibilidad de cambiar”, explicó Ovejero, intentando condensar las características de esa criatura que se aferra al poder del azar y las peripecias de la imaginación para reinventarse a sí misma.
En representación del jurado –integrado además por Annie Morvan, José María Pozuelo Yvancos, Jordi Puntí, Xavier Velasco, Antonio Ramírez y Pilar Reyes (con voz pero sin voto)–, Manuel Rivas ponderó que La invención del amor “revela la fuerza transformadora de la imaginación y su capacidad para construir nuevas existencias”. Ovejero (Madrid, 1958) no es un convidado de piedra de los premios literarios. Escritor todoterreno, en novela, en ensayo, en poesía, ha acumulado un puñado de pergaminos que van de menor a mayor: Biografía de un explorador, un poemario, el Premio Ciudad de Irún en 1993; China para hipocondríacos, un libro de crónicas, el Premio Grandes Viajeros en 1998; Las vidas ajenas, el Primavera de Novela en 2005; La ética de la crueldad, el Anagrama de Ensayo en 2012. Ahora suma el Alfaguara de Novela, que incluye la publicación de la obra ganadora y una gira por 19 países.”Me crié con el boom latinoamericano, Julio Cortázar, Juan Rulfo, Gabriel García Márquez. Ese fue mi aprendizaje –reconoció Ovejero–. Luego, la literatura española, donde está uno de mis autores favoritos, Martín Santos. También me han inspirado Philip Roth, Don DeLillo, J. M. Coetzee. Y uno que descubrí tarde y admiro mucho es Juan Carlos Onetti.” El autor de las novelas Añoranza del héroe, Huir de Palermo, Un mal año para Miki y Nunca pasa nada aseguró que “la calma de Bruselas me ha servido para escribir tranquilamente, para ir construyendo poco a poco mi obra”.
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