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Martes, 13 de agosto de 2013

LITERATURA › III FESTIVAL INTERNACIONAL DE LITERATURA DE CóRDOBA

Palabras para imaginar el futuro

Desde mañana hasta el sábado próximo, el FILiC reunirá a narradores argentinos y extranjeros. El encuentro incluye una feria de editoriales independientes y universitarias. El angoleño Ondjaki y el boliviano Juan Pablo Piñeiro leerán en el Penal de San Martín.

 Por Silvina Friera

“Unimos narradores en el Sur, sin importar cuál sea su Norte.” El lema del III Festival Internacional de Literatura de Córdoba (FILiC), que empieza mañana y se extenderá hasta el sábado, apunta al blanco de una cuestión: las posiciones son relativas y por ende nunca definitivas ni definitorias. Ondjaki (Angola), Juan Pablo Piñeiro (Bolivia) y Abbas Kidher (Irak-Alemania) son los tres narradores internacionales que protagonizarán diversos diálogos y lecturas. Pilar del Río, la traductora, esposa y responsable del legado del Premio Nobel de Literatura José Saramago, presentará el libro La caverna de José Saramago: una imagen dialéctica, de Miguel Koleff, un recorrido por la vida y la obra del escritor portugués. La movida incluye una feria de editoriales independientes y universitarias –Recovecos, Eduvim, Alción, Milena Caserola, Erizo, Letranómada y Caballo negro, entre otros de los más de 60 proyectos editoriales que exhibirán sus catálogos– y la intervención de varios autores locales como María Teresa Andruetto y Eugenia Almeida. Pero más allá de las delicias que desplegará la programación, la principal novedad es la palabra invitada: “futuro”.

“Siempre trabajamos a partir de una idea o planteo que nos conduce y sobre el que nos interesa leer, discutir, pensar y debatir desde y con la literatura”, dice Javier Folco, director general del FILiC, iniciativa que cuenta con el respaldo de los cinco institutos europeos de cultura con sede en Córdoba agrupados en Eunic –Alianza Francesa, el Goethe, Instituto Italiano de Cultura, Centro Cultural España Córdoba y Asociación Argentina de Cultura Británica–, a los que se sumaron las universidades nacionales de Córdoba y Villa María, la Universidad Católica de Córdoba y diferentes instancias públicas y privadas. “Este año nos dijimos: ‘¿Por qué no invitar una palabra si en definitiva resulta más interesante y desafiante hablar y pensar sobre ellas que sobre una ciudad o un país?’, por lo menos en el marco de un festival literario que se funda básicamente en palabras”, subraya el director. “En un contexto histórico donde las certezas muchas veces son nada más que la marca registrada de los mesiánicos que tienen el poder de reservarse el futuro que quieren, al resto de nosotros parece que lo único que nos hereda el presente son futuros inciertos, precarios y lejanos. Así, pensamos el futuro como una palabra, ni más ni menos que eso, partiendo de reconocer a las palabras un poder importante. Las palabras son corajudas y así como sólo una palabra nos puede hacer poner colorados, por qué no pensar que nombrar y poner la palabra futuro en el centro de la escena sea el antídoto más irreverente contra el sinsentido cotidiano del que formamos parte y que parece, por momentos, la negación misma de cualquier futuro. Invitamos a la palabra ‘futuro’ para recordarnos que nos merecemos uno.”

El Festival Internacional de Literatura de Córdoba –agrega Folco– surge de percibir un enorme potencial que tenía que provocar algo interesante. “Veíamos que la dinámica cultural de la ciudad era el espacio ideal para un proyecto de este tipo, teniendo en cuenta no sólo su tradición literaria, revitalizada por nuevos y talentosos escritores, sino también por un empuje editorial que apareció de la mano de proyectos independientes con perfiles claros y resultados, en muchos casos, de gran calidad.” Cuatro días, tres escritores internacionales invitados. “No importa cuántos escritores extranjeros lleguen a Córdoba para que nuestro festival adquiera el carácter de internacional, porque pensamos que ese carácter lo da una concepción de la cultura entendida como vínculo que debe promover y facilitar la apertura: es internacional porque hacemos cultura para ensayar otras formas de vincularnos con el Otro, aun cuando el Otro sea sólo uno –explica Folco–. Por otro lado, los autores que lleguen de afuera deben tener el espacio y el tiempo para ser escuchados y leídos, aunque más no sea en los días que nos visitan. Bolivia está cerca y sin embargo en muchos aspectos es demasiado lejana, mucho más lejana todavía si la identificamos con la urbanidad de una capital como La Paz o con la intensidad de la selva amazónica boliviana, lugares desde los que escribe nuestro invitado. Angola es parte de un continente que, al igual que Latinoamérica, es visto como la premonición del futuro. Irak es la cuna de la escritura y la tierra a la que la barbarie le debe todavía un pedido de perdón. Piñeiro, Ondjaki y Khider traen palabras con las que probablemente podamos achicar las distancias, pensar el futuro y compartir empáticamente los relatos del exilio que provocan el totalitarismo y la guerra.”

El silbador, de Ondjaki –el único de los invitados editado en el país–, es una pequeña maravilla publicada por la editorial Letranómada. “Seguramente en los cuatro días del festival se harán los vínculos para que pronto podamos leer a Piñeiro y a Khider acá, ya que realmente son muy valiosos como autores. Si es así, estaremos contentos de haber promovido su lectura en Argentina”, confía el director del FILiC. El viernes será una jornada intensa: Ondjaki y Piñeiro leerán en el Penal de San Martín. “El FILiC pone tanto o más esfuerzo y dedicación en llevar el festival fuera de sí mismo que en pensarlo sólo como un evento al que llega el que disfruta de la literatura –advierte Folco–. Creemos, básicamente, que salir tiene sentido. Sin embargo, ésta es la primera vez que vamos a leer a la cárcel y quisimos que la actividad llevara como nombre una palabra del dialecto sardo que significa tanto “libre” como “libro”: liberos. Es la mejor síntesis de lo que quisimos hacer, porque los que no tienen libertad pueden, a través de la lectura, recordarse a sí mismos que siguen siendo libres. Pero también vamos al encuentro de chicos y adolescentes, de estudiantes universitarios, de sectores sociales marginados. Confiamos en una cosa: la literatura está lejos de ser inocua.”

Piñeiro (La Paz, 1979) es autor de las novelas Cuando Sara Chura despierte (2003) e Illimani Púrpura (2010). Entre las actividades en las que participará, se destacan la presentación de una antología de cuentos bolivianos de narradores jóvenes, compilada por Magdalena González Almada y editada por Sofía Cartonera de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba; la proyección de la película boliviana Hospital obrero –guionada y producida por Piñeiro– y una conferencia titulada “Escribir desde Bolivia, escribir con sangre”, en la que analizará el rol del escritor y del campo literario boliviano. “No sé si pueda explicar lo que significa escribir desde Bolivia, puesto que nunca he escrito desde ningún otro lugar. Lo que sí sé es que en la gran obra que se ha montado en nuestro tiempo, mi país tiene una de las butacas más incómodas y alejadas. Desde aquí no solamente se ve el escenario sino también la tramoya, por lo que nos cuesta más creer en la representación. Además este espectador es en verdad una espectadora que, parafraseando a Jesús Urzagasti, sabe estar callada en más de quince idiomas. Por eso para escribir desde Bolivia uno debe estar consciente de estos movimientos y buscar un idioma propio. Y si nos perdemos en el camino debemos recordar a los experimentados materos que muchas veces terminan dando vueltas en círculo en la selva –plantea Piñeiro a Página/12–. Ellos saben que la única manera de salir en ese caso es encontrar una liana en forma de arco, ponerse la ropa al revés y atravesar aquel improvisado portal invisible. Algo así es escribir desde Bolivia.”

* La programación completa en www.filic.com.ar

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Juan Pablo Piñeiro (Bolivia), Abbas Kidher (Irak-Alemania) y Ondjaki (Angola).
 
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