Mié 18.12.2013
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LITERATURA › EDUARDO ALVAREZ TUñóN Y MARIO SAMPAOLESI DIRIGEN LA COLECCIóN EL AURA

La poesía puesta en un lugar esencial

Los dos poetas le propusieron a la editorial Libros del Zorzal esta colección, cuyo nombre remite a Juan L. Ortiz. “Nuestro compromiso es con la palabra y la calidad de los textos”, afirman. Los primeros volúmenes serán La ficción de los días y El taller de Leo.

› Por Silvina Friera

La profunda vibración y resonancia de El Aura, una nueva colección de poesía, despliega todos los hilos y reúne muchas voces. Los directores, los poetas Eduardo Alvarez Tuñón y Mario Sampaolesi, inauguran este catálogo con dos títulos propios: La ficción de los días y El taller de Leo, respectivamente. “Esta colección nace de una manera un poco mágica y tiende a que la poesía, tanto la actual, la que se está escribiendo, como la pasada, más allá de las fronteras y de las estéticas, ocupe un lugar esencial”, cuenta Alvarez Tuñón a Página/12. “Con Mario nos conocemos hace muchos años, somos de la misma generación y compartimos fervores, lecturas y amistad. Nuestra obra es diferente en muchos aspectos, pero esta diferencia enriquece nuestro proyecto. Los dos habíamos publicado novelas en la Editorial Libros del Zorzal, de Leopoldo Kulesz, y le propusimos crear una colección de poesía y aceptó de inmediato. Valoramos el coraje que significa que una editorial privada, sin subsidios, apueste a la poesía. Es cierto que El Aura evoca claramente a Juan L. Ortiz. Tanto Mario como yo admiramos su obra, una de las más sólidas y coherentes de la poesía argentina.”

Sampaolesi recuerda que según Walter Benjamin, “la obra de arte posee un aura que la vuelve única: ese aura sería la manifestación irrepetible de una lejanía, por cercana que pueda estar”. “Siguiendo ese itinerario, para mí, la poesía es el aura del lenguaje. Esta cualidad se manifiesta cuando las palabras establecen relaciones secretas entre sí; al hacerlo, crean una nueva proposición que es la que va a determinar su condición de poesía. Ya sea en el habla popular o en el poema propiamente dicho, podemos percibir este aura en un doble aspecto: tanto en su función de protección como de renovación de la lengua. Es una presencia constante que la dinamiza y vivifica.” El autor de El taller de Leo subraya que no se puede soslayar un hecho: la poesía es política. “Aunque para hacer política desde la poesía no es necesaria la intromisión de un texto ideológico. La poesía es un lenguaje contra el poder, contra lo autoritario, contra la idea de una verdad única. Su polisemia atenta contra todo fundamentalismo, contra esa idea de unidad, de lo unívoco –plantea el poeta–. Concibo la verdad como una gran esfera facetada a la que la luz roza en diversos lugares, pero nunca ilumina completamente. La poesía puede incluir lo político, lo ideológico, pero eso no quiere decir, por ejemplo, que la poesía deba ser nacional y popular. Digamos que lo nacional y lo popular pueden estar incluidos dentro de la poesía. No me interesa una poesía en la que aparezca el dogma; cuando la poesía sirve al dogma ideológico, religioso, estético, estamos en problemas. Más allá de eso, creo que los poetas de hoy tenemos que estar comprometidos con la realidad, y ese es un desafío. El compromiso esencial del poeta es con la palabra. Creo que no se deben hacer concesiones. La poesía no puede ser reflejo de una realidad, porque es más rica que eso; no puede quedar circunscripta sólo a dar testimonio.”

Alvarez Tuñón advierte que la colección “no está pensada sobre la base de dogmatismos estéticos ni pretende imponer una concepción determinada de la poesía”. En cambio, agrega el poeta, busca entablar un diálogo con todas las tendencias, con el presente y el pasado. “Nuestro compromiso es con la palabra y la calidad de los textos. La poesía no tiene fronteras y por eso nuestro catálogo, que prevé cuatro títulos por año, ha de contener, también, poetas de diferentes países en ediciones bilingües.” Entre los próximos títulos se destacan una Antología de la revista Poetry de Chicago, Los poetas que amaba John Lennon y Poética de Alberto Girri. La idea de publicar la antología de Poetry, precedida de un estudio preliminar, “surge de la valorización que suscita esa revista, que acaba de cumplir cien años y que ha editado a los poetas esenciales de lengua inglesa que han marcado la poesía del siglo XX”, comenta Alvarez Tuñón. “Por sus páginas han pasado (T. S.) Eliot, (Carl) Sandburg, (James) Tate, (Ezra) Pound, (Sylvia) Plath. No existe, en castellano, ninguna edición antológica de la revista. Hemos tomado contacto con la Fundación Poetry y tenemos previsto el lanzamiento en Chicago para marzo del 2014 y en la Universidad de Columbia de Nueva York, donde presentaremos nuestra colección.”

En cuanto a Los poetas que amaba John Lennon, se trata de una antología de sus autores preferidos, con referencias específicas a los lugares donde los mencionó. “Nos pareció una forma de difusión interesante, que nos lleva a conocer cómo y a quién leía un artista de esa envergadura y tan relevante en la modernidad. Continuaremos con Los poetas que amaba Julio Cortázar, que fue un lector apasionado. Jorge Monteleone ha tratado la poética de Girri y su introducción es excepcional para comprender a un poeta originalísimo y fundamental.” El plan editorial de El Aura prevé la publicación de un ensayo inédito de Paul Auster sobre Paul Celan y George Trakl.

“El arte no debe preocuparse por su clientela. Es inflexiblemente para todos, y ese destino no tiene significación empírica alguna.” Lo curioso de esta cita del filósofo Alan Badiou con la que abre El taller de Leo es que se puede leer (mal) poesía donde dice arte. “Yo también leí mal. Leí, si me lo permitís, heideggerianamente”, aclara Sampaolesi. “Adhiero a su pensamiento cuando dice: ‘La poesía es la esencia del arte’, y más, cuando, en De camino al habla, propone que ‘la esencia de la poesía es el lenguaje’. El texto citado en El taller de Leo continúa: Badiou habla de una aristocracia proletaria. Un arte para todos. En el poemario, Leo, el pibe, fascinado por algunas reproducciones de La Gioconda y de La última cena, intenta él también pintar sus obras maestras. La tensión está dada por el choque entre deseo y realidad. Para manifestarlo utilicé distintas intensidades de lenguaje, diversas texturas. Desde un relato plano y testimonial, la problemática del Riachuelo, hasta la escenificación de un texto libre y desestructurado en contrapunto a los poemas conjeturales de Leonardo. Una apuesta contra aquellos que dicen ‘pero esto no es poesía’.”

En La ficción de los días asombra la quietud y el movimiento, como si los poemas estuvieran construidos a partir de esta oscilación. “Melancolía es espera de lo que ya ha venido”, podría ser el verso que condensa esta cuestión. “Siempre he sentido que el paso del tiempo es un tema esencial, tanto de la poesía como de la filosofía. La ficción de los días puede ser leído como un conjunto de poemas referidos al paso del tiempo o tal vez como un único poema. La poesía como forma de recuperar, o recobrar, para usar una expresión de Proust, lo perdido”, explica Alvarez Tuñón. “La alusión a la quietud y al movimiento, al cambio y a lo irrecuperable, están, de Heráclito a nuestros días, en todo intento de describir lo perdido y el vértigo que produce el fluir de los días. Una de las primeras emociones que me produjo la poesía y que me ha marcado fue el verso de Goethe: ‘¡Oh tiempo, detente, eres tan bello!’. Pero el tiempo no sólo transcurre de una manera lineal y por eso el poema mío que define la melancolía es un buen ejemplo acerca de los retornos posibles, de la memoria y el recuerdo.”

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