LITERATURA › GUILLERMO MARTINEZ GANO EL PREMIO HISPANOAMERICANO DE CUENTO GABRIEL GARCIA MARQUEZ
El autor de Crímenes imperceptibles se llevó la primera edición del galardón, dotado de cien mil dólares y creado por el Ministerio de Cultura y la Biblioteca Nacional de Colombia, con el apoyo del Instituto Cervantes de España. Fue por su libro Una felicidad repulsiva.
› Por Silvina Friera
La voz de Guillermo Martínez, ganador de la primera edición del Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez con Una felicidad repulsiva (Planeta), rebota como si estuviera en otra galaxia. “Al principio pensé que era un nuevo reality de la televisión colombiana: hacernos cenar juntos a los cinco finalistas y ver quién envenena a quién primero”, bromea el escritor desde Bogotá, feliz después de enterarse en vivo y en directo, en el Teatro Colón de esa ciudad, de que obtuvo los 100 mil dólares de este flamante galardón creado por el Ministerio de Cultura y la Biblioteca Nacional de Colombia, con el apoyo del Instituto Cervantes de España. El presidente Juan Manuel Santos le entregó un objeto elaborado por la joyera colombiana María Claudia Vallejo Cabal, que evoca las mariposas amarillas de Gabo; y una foto del autor de Cien años de soledad tomada por Daniel Mordzinski en Cartagena en 2009. “Como no tuve ninguna señal previa, lo había dado por descartado y por eso fue todo muy extraño. Tuve que recomponer la alegría porque me había resignado a que no era el ganador. Incluso alguien a último momento nos dijo a los finalistas, cuando ya estábamos sentados: ‘¡Atención, que si llegan a ganar, tienen que pasar y decir algo!’. Me sorprendí tanto que apenas pude balbucear algunas palabras”, recuerda el escritor a Página/12.
El jurado integrado por Mempo Giardinelli, Horacio Castellanos Moya (El Salvador), Ignacio Padilla (México), Antonio Caballero (Colombia) y Cristina Fernández Cubas (España) eligió por mayoría el libro de Martínez por “la unidad y solidez, la sutileza y equilibrio, como características de su prosa, así como por el dominio vigoroso del género”. El libro, integrado por once relatos, refleja “una mirada peculiar en la que el absurdo, el horror, lo fantástico y lo extraño que arranca de lo cotidiano son tratados con absoluta maestría”. Una felicidad repulsiva reúne “cuentos tensados por una variante propia y sutil del suspense, que pueden llevar por leves pendientes de una felicidad familiar perfecta al descubrimiento más macabro, o encontrar derivaciones dramáticas insospechadas de la fricción entre ciencia y religión, o debatirse entre el sexo y la muerte”. Giardinelli, que leyó los fundamentos del jurado, agregó que son “once piezas con ráfagas de humor negro y registros variados, que bordean la línea tenue que separa la locura de la cordura, la fatalidad de la coincidencia y el sueño de la pesadilla”.
En esta primera edición del premio, en la que participaron 123 libros de cuentos publicados en 2013, además de Martínez fueron finalistas la argentina Carolina Bruck con Las otras (Adriana Hidalgo), el chileno Alejandro Zambra con Mis documentos (Anagrama), el mexicano Héctor Manjarrez con Anoche dormí en la montaña (Ediciones Era) y el español Oscar Sipán con Quisiera tener la voz de Leonardo Cohen para pedirte que te marcharas (Editorial Base). “Usted será el primero de una lista de los principales autores de cuento de nuestra Hispanoamérica en el siglo XXI –le manifestó el presidente colombiano a Martínez–. Y de eso se trata. ¡Qué mayor homenaje a Gabo, ese gran cuentista, que revivir y dar lustre a este género que nació el mismo día que la literatura!” El jefe de Estado aseguró que no será el único homenaje a García Márquez, que murió el pasado 17 de abril, a los 87 años. “Queremos que leer sea ‘el cuento’ de todos los colombianos”, expresó Santos. El mandatario anunció la creación de una Biblioteca Hispanoamericana de Cuento Gabriel García Márquez, con las obras más destacadas del género y la adquisición de las obras finalistas para distribuirlas en las 1400 bibliotecas públicas del país. “En el nombre de Gabo, motivaremos la lectura en nuestro suelo y promoveremos la escritura de libros de cuentos en toda la patria del idioma castellano, para que más y más escritores sigan creando y recreando la vida desde las páginas de un libro, exaltando la imaginación y generando la reflexión”, auguró el presidente colombiano.
“La idea de este premio es extraordinaria”, subraya el autor del libro de cuentos Infierno grande y las novelas Acerca de Roderer, La mujer del maestro, Crímenes imperceptibles (traducida a 37 idiomas y llevada al cine por el director Alex de la Iglesia), La muerte lenta de Luciana B. y Yo también tuve una novia bisexual. “Crear un premio Gabriel García Márquez y dedicarlo al género cuento es una idea maravillosa porque es a la vez imprevista, inesperada. Pero tiene su justicia, porque García Márquez se inició como cuentista. Como lector, la parte de su obra que más interesa son sus nouvelles. Me acuerdo de cuando en la adolescencia leí El coronel no tiene quien escriba o Crónica de una muerte anunciada, esa parte de su literatura me resulta más afín. Me parece además que puede ser un gran estímulo para los que nos gusta el género, que practicamos cada tanto el cuento o para aquellos que sólo quieren dedicarse a escribir cuentos, que quedan un poco desfavorecidos en la industria editorial. Este premio es una especie de referente y de esperanza para los que practicamos el cuento”, afirma Martínez, que viajó a Bogotá desde Estados Unidos, donde está dando clases de literatura española en la Universidad de Virginia.
–¿Por qué a un escritor le suelen pedir una novela y no un libro de cuentos?
–No estoy seguro. Quizá tenga que ver con que en una novela hay más posibilidades de ver algo así como una imagen de escritor. Que el escritor logra conformar como su concepción de la vida o una mirada; es más fácil diferenciar personalidades a lo largo de una novela. En cambio un libro de cuentos puede tener cuentos muy diferentes entre sí y no terminan de dar esa especie de aura que tienen los escritores más allá de los libros que escriben. Es una explicación que se me acaba de ocurrir, así que no le prestemos mucha atención (risas).
–Es significativo que su primer libro publicado, Infierno grande, haya sido de cuentos, ¿no?
–Sí, totalmente. No sólo empecé, sino que me formé con la lectura de cuentos. Era el género que prefería y durante mucho tiempo escribí solamente cuentos. Recién cuando comencé Acerca de Roderer y se fue extendiendo pensé en la posibilidad de transformarlo, de que se pudiera llamar novela. Todas mis ideas son ideas de cuentos. De las cinco novelas que escribí, cuatro las empecé como cuentos. Una felicidad repulsiva no lo pude terminar antes porque la nouvelle que tenía pensada para cerrar se fue convirtiendo en novela. Mi manera de pensar o de escribir una novela frase por frase, todo eso tiene que ver con mi formación como cuentista. Lamento que mi padre no haya visto esta segunda parte de la historia, creo que se hubiera alegrado mucho. El pensaba que con la literatura no podría ganarme la vida, aunque fue él un lector muy perseverante que me contagió el amor por la lectura y la escritura. Tengo una tía a la que quiero mucho y me escribió antes de que viajara y me decía que es una pena que ni mamá ni papá puedan ver esto...
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