Miércoles, 4 de noviembre de 2015 | Hoy
LITERATURA › PERLA SUEZ OBTUVO EL PREMIO SOR JUAN INéS DE LA CRUZ
Gracias a El país del diablo, la escritora cordobesa obtuvo una distinción que reconoce el trabajo literario de las mujeres en el mundo hispano. La novela, definida por la autora como un “western patagónico”, ilustra sobre la barbarie del “proceso civilizatorio”.
Por Silvina Friera
La violencia y la barbarie están impresas en el “proyecto civilizatorio”, eufemismo del genocidio perpetrado durante la Campaña del Desierto en la segunda mitad del siglo XIX. Lum, una niña mestiza –hija de mapuche y padre blanco–, toma la cabeza de su madre entre sus manos para intentar unirla al cuerpo. Pero no puede, se le resbala. Esta escena brutal, la de la niña sobreviviente que intenta unir los restos de su madre, queda archivada en la memoria de los lectores de este “western patagónico”, como lo define su autora, protagonizado por una niña mestiza y cinco hombres blancos. Perla Suez obtuvo por unanimidad el Premio Sor Juan Inés de la Cruz por El país del diablo (Edhasa), un reconocimiento al trabajo literario de las mujeres en el mundo hispano, que premia a la autora de una novela publicada en español con diez mil dólares. “El lunes a la tarde regresaba a mi casa, manejando el auto, volando para sentarme a escribir de nuevo, y me llamaron de la Feria. Yo pensé que era la de Buenos Aires, que ya estaban preparando el programa. ¿Necesitan algún papel?, pregunté. “No, ningún papel. Le estamos hablando de la Feria de Guadalajara, ganó el Sor Juana. ¿Me están cargando?, no puede ser –balbuceó Suez con su tonada cordobesa más asombrada que nunca–. Si el año pasado ganó Inés Fernández Moreno, que es una excelente escritora. ‘¡Y qué tiene que ver! Ya le paso con uno de los miembros del jurado’. ¡Qué papelón que hice! No lo podía creer, no me lo esperaba. Gloria Rodrigué insistió en mandar la novela, pero yo le decía que no tenía mucho sentido porque no iban a premiar dos años seguidos a escritoras argentinas”, recuerda la narradora cordobesa en diálogo con Página/12.
El jurado del Premio Sor Juana, integrado por los mexicanos Martha Cerda, Eduardo Antonio Parra y Antonio Ortuño, eligió El país del diablo por considerar que se trata de una novela que presenta un universo poco transitado en la narrativa de Argentina. “Constituye una recuperación de la memoria, que redunda en un acto de justicia ante cuestiones tal vez olvidadas por ciertos grupos de la sociedad latinoamericana”, argumentó el jurado y agregó que Suez consigue “la construcción de un estilo narrativo en el que la sutileza, la alusión y la síntesis despliegan una historia de contenidos en apariencia etéreos, pero brutalmente concretos”. La escritora cordobesa aclara que no cree en los géneros. “La literatura es una sola y la prueba la dio hace mucho tiempo Marguerite Yourcenar con Memorias de Adriano. Nadie creía que una novela con la voz del emperador podía ser escrita por una mujer”, plantea la autora de la Trilogía Entre Ríos, que reúne las novelas Letargo (2000), El arresto (2001) y Complot (2004), y de Humo Rojo (2012), Premio Nacional de Novela. “Todo lo que investigué sobre los pueblos originarios para escribir la novela me llevó a reflexionar sobre el lugar que hubieran tenido si se los hubiera integrado. Argentina hubiera sido un país muchísimo más maravilloso con la multiplicidad de culturas. Tenemos que darles a los pueblos originarios un lugar para que tengan sus tierras; es necesario dejar de castigarlos y marginarlos. Yo vengo de una cultura judía. Mis ancestros, mis tatarabuelos, escaparon del desierto, de las tribus. Y yo me vengo a encontrar acá con un pueblo que escapa de un desierto, que es la Patagonia, y quieren hacer sus vidas, pero los tratan de matar para civilizarlos entre comillas. Entonces, ¿quiénes son los bárbaros? La ficción puede dar un paso más para esclarecer los hechos complejos de la historia.”
–¿En qué sentido la ficción puede dar un paso más? ¿Es más potente que el documento?
–Sí. Me acuerdo de un libro de Bruno Schulz, Las tiendas color canela, en el que él plantea que cuando las palabras se vacían de sentido empieza la estupidez humana. No lo estoy diciendo textual, lo estoy parafraseando. El lenguaje al perder el sentido no es nada. Las palabras mueren. Estamos en una época muy difícil en la que la sociedad de consumo consigue vaciar de sentido las palabras. La ficción y el arte en general pueden salvarnos. Como pueblo argentino, tenemos que empezar a respetar de una vez por todas a los diferentes, a los que no son como uno, para poder creer en un mundo posible. Si no, ¿adónde vamos con este salvajismo? Yo me siento conmovida porque al premiarme con El país del diablo no me están premiando a mí; están premiando a un pueblo que merece tener un lugar en la historia porque esas tierras eran de ellos. No digo que eran unos ángeles. Lum, cuando tiene que matar, mata. Nadie es un ángel; todos tenemos ese lado oscuro. Algunos los podemos contener y otros no. El fondo de la cuestión es cómo generar una educación donde se pueda respetar al diferente. Fijate lo que está pasando en Europa con los inmigrantes y las guerras.
El Sor Juan Inés de la Cruz, premio que recibirá el próximo 2 de diciembre en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la encuentra escribiendo una nueva novela. “Cada vez me cuesta más escribir –confiesa Suez–. Yo vengo de unos padres que desde pequeña me enseñaron a escribir de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, porque a la mañana iba a la escuela pública, como todos los niños, y a la tarde me mandaban a la escuela israelita para que aprendiera hebreo. Después el hebreo lo olvidé, quedé como una neo analfabeta funcional, porque lo sé leer pero no sé hablarlo. En cambio en castellano estoy averiguando cuál es el fondo de cada palabra, cuántos sentidos puede tener. No leo linealmente sino entrelíneas todo el tiempo. Nadie me obliga; es el camino que elegí y el desafío me parece maravilloso.”
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