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Sábado, 12 de diciembre de 2015

LITERATURA › HOY SE REALIZA UNA NUEVA EDICION DE LA HORA DE CLARICE

Una obra muy abierta a lo contemporáneo

Por tercer año consecutivo vuelve La hora de Clarice, una jornada internacional multidisciplinaria de música, danza, performances, lecturas, instalaciones, teatro y talleres para niños, dedicada a la excepcional escritora brasileña Clarice Lispector.

 Por Silvina Friera

La gran máquina escribiente usaba las palabras como carnadas para pescar aquello que queda detrás del pensamiento. “Veo que nunca te dije cómo escucho música –apoyo suavemente la mano en el aparato y la mano vibra enviando ondas a todo el cuerpo: así oigo la electricidad de la vibración, sustrato último en el dominio de la realidad, y el mundo tiembla en mis manos”, se lee en Agua viva de Clarice Lispector. Por tercer año consecutivo vuelve La hora de Clarice, una jornada internacional multidisciplinaria de música, danza, performances, lecturas, instalaciones, teatro y talleres para niños, entre otras actividades, dedicada a la excepcional escritora brasileña en el Museo del Libro y de la Lengua, que sucede en simultáneo en Nueva York, Río de Janeiro, San Pablo, Fortaleza, Brasilia, Berlín y Oxford, entre otras ciudades del mundo; homenaje que le rinden sus lectores a la manera del Bloomsday dedicado a James Joyce, que se realiza todos los 16 de junio por las calles de Dublín. El comienzo, a las 14.30, no podía ser más auspicioso con el estreno exclusivo de A descoberta do mundo, documental de la cineasta pernambucana Taciana Oliveira que incluye testimonios de la escritora Nélida Piñon, el poeta Ferreira Gullar, Affonso Romano de Sant’Anna y el hijo de la escritora, Paulo Gurgel Valente.

Hay un afecto intenso que contagia la obra de Lispector, escritora que nació en Ucrania el 10 de diciembre de 1920 y murió en Río de Janeiro, el 9 de diciembre de 1977. Lo perciben, año tras año, los organizadores, estudiosos de la literatura brasileña como Gonzalo Aguilar, Constanza Penacini y Carmen Güiraldes, que en esta ocasión contaron con la colaboración de Vanesa Guerra y Lucas Mertehikian. Habrá música de Gaby Comte, Sol Wenceslada, Marisa Lorda y Valeria Cini; las performances Los murmuradores dirigida por Vivi Tellas, Si yo fuera yo, con dirección de Marina Quesada y El amor en sombra por las verseras: Lorena Croceri, Julia Vallejo Puszkin, Kika Simone y Juliana Corbellini; la intervención genérica Se puede borrar con Pablo Castronovo, Alina Marinelli, Lucía García Pullés, Manu Sansot, Julián Dubié, música en vivo de Jorge Haro y dirección de la coreógrafa y bailarina Fabiana Capriotti; instalaciones de Florencia Walfish y Mariela Scafati; lecturas de Vanesa Guerra, Mercedes Araujo, Tálata Rodríguez, Julián López, Inés Menéndez Hopenhayn, Olivia Gallo y otros; y un taller infantil a cargo de Grisel Pires do Barros. No podía faltar una feria de libro con todos los títulos de la escritora brasileña publicados por tres editoriales argentinas: Corregidor, Adriana Hidalgo y El cuenco de plata. “La hora de Clarice está instalada en el mapa cultural de la ciudad; es algo que espera el público, los artistas que nos siguen acompañando y otros que se acercan y nos escriben porque tienen alguna conexión con su obra”, cuenta Constanza Penacini, docente de literatura brasileña en la Universidad de Buenos Aires. Esta es una jornada donde pasa de todo: hay música, hay performances, hay danza, hay instalaciones, hay películas. Este año presentamos exclusivamente un documental sobre la vida y obra de Clarice, que se estrena en simultáneo en varias ciudades del mundo, y después de ese estreno la película empieza la ronda de festivales, todavía no se estrena comercialmente”, aclara Penacini.

“La obra de Clarice está muy presente en la crítica y en el pensamiento contemporáneo. No es una cuestión nada más literaria –plantea Penacini–. Si tuviera que decir qué es un clásico, diría que es una obra que se actualiza cada vez que se la lee. ¿Qué particularidad tiene la obra de Clarice? Lo que uno puede ver es que en su momento no fue tan bien leída. Las primeras lecturas fueron en clave intimista, muy en relación con Virginia Woolf, con James Joyce y la novela psicologista, muy apartada de lo político. Hay algunos críticos como António Cândido que vio en Clarice algo diferente, pero no fue la lectura que prevaleció porque se decía que era una escritora oscura, difícil, rara. En la prensa, con esa especie de crónicas que escribía –hay un trabajo con los géneros que hace que uno nunca pueda decir que las novelas son novelas, que las crónicas son crónicas–, Clarice trabajaba el hibridaje y lo transgenérico; era más experimental en ese nivel formal, sin pensar en una experimentación del tipo vanguardista. Ella tuvo una llegada masiva por sus textos publicados en los diarios y revistas femeninas. A la vez tenía un trabajo con la escritura de pasaje, donde muchas de las cosas que están en las crónicas aparecen en su literatura y muchas de las cosas de su literatura aparecen en sus crónicas. Hay un puente muy fluido de ida y vuelta.”

Penacini recuerda que para la generación brasileña siguiente a Lispector, que es la generación de la contracultura, la obra de Clarice fue muy importante. “Hay algo muy embrionario que está prefigurando cuestiones que van a encajar mejor después, en Caio Fernando Abreu, en Joao Gilberto Noll, en Cazuza, que tiene una canción sobre Clarice; todos ellos fueron muy lectores de Clarice. Las lecturas actuales son híper políticas, ahora se la lee desde la biopolítica, desde la teoría de los afectos, desde la antropología. La actualidad y la potencia de su obra tiene que ver con la centralidad de lo vivo sin jerarquías, que es el hombre, las flores, el animal, lo viviente, muy consonancia con lo contemporáneo, con la idea de la precariedad en lugar de la pobreza. La obra de Clarice es muy abierta y permeable a lo contemporáneo –reflexiona la especialista en literatura brasileña–. Hay grandes obras que permiten múltiples lecturas. El pensamiento que aparece en la obra de Clarice está puesto en práctica. No es una filosofía; o en todo caso es una filosofía hecha cuerpo en el texto.”

Q La hora de Clarice empieza a partir de las 14.30 en el auditorio del Museo del Libro y de la Lengua (Las Heras 2555), con entrada libre y gratuita. Habrá actividades también en la Plaza Boris Spivacow. Aunque no se suspende por lluvia, los organizadores recomiendan chequear las actualizaciones por Facebook.

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Clarice Lispector nació en Ucrania en 1920 y murió en Río de Janeiro el 9 de diciembre de 1977.
 
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